—Caminando delante de él, Nora sonrió pero habló con enfado—. Espero que no estés pensando en hacer de acompañante en mi cita. Si te atreves a interferir, Gaia...
Al escuchar la expresión esperanzada en su voz, Demetri sintió un apretón en el corazón. En ese momento, simplemente quería atraparla y sostenerla en sus brazos declarando que él era su Demetri y al infierno con el consejo del doctor. En cuanto a ella... por supuesto no podía decirle que no iba a interferir cuando el único propósito de ir con ella era hacer precisamente eso.
Eleanora se detuvo de repente, y aunque él lo notó, se sintió tentado a seguir caminando y aprovechar esta oportunidad para sostenerla. Haría que olvidara todo acerca de este falso Demetri en línea.
—Volviéndose hacia él, ella entrecerró los ojos en dirección a él, advirtiéndole—. Gaia, si te atreves a interferir... prométeme que no lo harás.