—Sosténle la cabeza —dijo Dem a Evelyn, quien estaba sosteniendo a Dion por la primera vez. Ella y su familia habían regresado hoy después de la guerra.
—Literalmente tengo una hija de siete años —Evelyn rodó los ojos a su hermano.
—Se parece tanto a Su Alteza —dijo Merrick, su marido. Él no hablaba mucho, era algo así como el duque.
—Tiene dos ojos, a diferencia del tío que ahora solo tiene uno —dijo Ava, su hija. Ella tenía el pelo castaño de su padre aunque su madre tenía el pelo rojo brillante. Había escuchado que el pelo rojo era cuestión de genes muy fuertes. Quizás, no funcionaba para todos.
—Eso es de mala educación, Ava. No puedes hablar así —dije.
Sobre sus estudios morales, era yo quien la regañaba por esas cosas. A su madre no le importaba y aunque a su padre le importara, era muy poco. Casi siempre solo seguía a su esposa.
—Lo siento, Tía —dijo Ava. Al menos, ella me hacía caso.
—No a mí. Pídele disculpas a tu tío —dije.
—... Lo siento, Tío Dem —dijo ella.