(Desde la perspectiva de Azul)
—Pido disculpas de manera profunda por comportarme de esa manera, Reina de Lacuna. Fue vergonzoso —me disculpé en la mesa del desayuno.
—¡Jajaja, no es nada! —se rió de ello—. Puede pasar si alguien está borracho. Parece que la Reina de Querencia no se lleva bien con el alcohol en absoluto.
—Es muy vergonzoso —murmuré—. No sabía que el vino fuera tan fuerte.
—El vino aquí se hace muy fuerte. La gente de Lacuna tiene una gran tolerancia al alcohol después de todo. Los vinos normales son como agua con sabor para nosotros.
—La Reina de Lacuna debería asegurarse de cumplir con nuestra parte del trato —dijo Dem.
—¿Qué trato? —pregunté.
—Sí, sí, por supuesto —respondió, asintiendo.
—Pedí que se entregara vino a nuestro palacio en Querencia —respondió despreocupadamente, cortando su salchicha.