(Desde la perspectiva de Demetrio)
—Pareces feliz —dije al entrar en la habitación que el duque había preparado para mi y mi esposa.
—De hecho, lo soy —dijo ella, dándose la vuelta y sonriendo—, pero su cara se volvió sombría de nuevo en un momento. —Sangre...
—No es mía. Como anticipé, necesité encargarme de la basura —dije y me froté la frente.—
—... Pero tu ropa está un poco rasgada en el frente...
—Había un loco bastardo —resoplé—. No te preocupes, no estoy herido.
Simplemente sacudió la cabeza un poco y luego bajó del marco de la ventana donde estaba sentada. Con pasos firmes y rápidos, se acercó frente a mí y tocó el frente de mi ropa donde estaba rasgada. Como si supiera, tocó sobre el pequeño corte que tengo y me miró de mala manera.
¿Olvidó que yo podría sanar? ¿O estaba preocupada de que me hubiera dolido cuando ese bastardo me atacó?