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93.75% Mi insólito matrimonio es un disparate del universo como sospechaba / Chapter 15: La esposa. Gaia existe se los aseguro. Se revela la verdad. Vamos por ella a donde fuere.

Capítulo 15: La esposa. Gaia existe se los aseguro. Se revela la verdad. Vamos por ella a donde fuere.

La esposa. Gaia existe se los aseguro. Se revela la verdad. Vamos por ella a donde fuere.

 

 

No me creían hasta que comencé a gritar su nombre para que todos la recuerden.

 

 

Pasaron los días. Estaba en mi casa. Por cuestiones de refacciones y seguridad, el museo recién hoy abría sus puertas. Todos y cada uno de esos días pasaba en cabeza situaciones que desconocía. Era como si mi cerebro quisiera salirse y crear una nueva vida.

Y pasaron los días, y mi mente se aclaraba cada vez más. Pasaron los días. En el trabajo, no se producía ningún indicio de nada sobre mí. El advenedizo de cada lugar quebraba mis sensaciones y aumentaba la ansiedad. La sala Hades estaba en arreglos pues faltaban los últimos pisos, pero ya podíamos regresar.

Y un día todo comenzó a dar vueltas en mi cabeza. Fue un día que desperté de tantos con los mismos sueños de siempre.

Ese día experimentaba un desolador cansancio. Mi cabeza daba boleos de mareos ininterrumpidos. No podía creer que todo los recuerdos que mi cabeza tenía. Una mujer. Si era una mujer con ojos rojos de mediana estatura y un cabello extenso, y su nombre era Gaia. ¿Pero por qué?

Al principio intenté restarle atención, pero eran más y más agudos aquellos pensamientos que se insumían en mi mente. Relacioné aquel onírico suceso, y sin remedio me rendí. Al preparar el desayuno todos los días, discernía que había adquirido una nueva forma de poder realizar tales acrobacias en el cortado del pan y su tostado. Luego la manera en que preparaba el café. Era un

 

tanto diferente. Lo tomaba con dos cucharadas de azúcar siempre, pero tenía también edulcorantes en sobres muy pequeños. El té de todos los sabores. Te marrón inglés, Té Verde, Té de manzanilla, Té de frutas tropicales, té de los arbustos lejanos. Y así podría contar hasta un infinito. En mi refrigerador de congelamiento rápido, pedazos de carne que nunca tuve la suerte de probar. La casa estaba aseada. Tenía algunas pertenencias que no recordaba poseer. Entre ellas un almohadón muy femenino. Bueno supongo que era parte de mi vida. Siempre olvido todo, y me olvidan como un anónimo que soy. Al salir de mi casa, aquel gato rondaba y se me acercó solamente para pasar entre mis piernas y luego huir como todo felino que solo busca alguna caricia. Es un gato que mantiene un aire de espectador de mi hogar. Todas las noches lo he visto venir y posarse entre la ventana como queriendo platicar con alguien. Aunque tengo algunas imágenes, son borrosas. Al abrir mi billetera para asacar mi tarjeta de ómnibus, pude ver que tenía una foto en un parque de diversiones. ¿Qué hacía en un parque de diversiones? Estaba allí solo, y algo en mi mente me manifestaba algún indicio. En aquella imagen disfrutaba del paisaje. Detrás de mí una gran esfera como planeta y dentro de éste lo que parecía la tierra. A los costados una sucesión de pequeñas estrellas. Era como un afiche grande como parte de una pared, en la cual estebábamos apoyados ¡¡Momento!! ¿Cómo estábamos apoyados? Fue solo una mala expresión en plural, obviando un singular. La foto es bastante perfecta, ahora que la observo bien. Todos sus trazos son especiales. Estoy como si fuera acorralado por una persona, mirando hacia arriba. Debe ser una tontería de mi parte el pensar así. Nunca he salido bien en las fotos que me han tomado. Parezco como nervioso, y como si tuviera un chaleco de fuerza natural. Soy un desastre en ese sentido.

Al salir a caminar era como un ir y venir de personas. Muchas de a dos. Me pregunto si eso sería algo normal para mí que estuve siempre solo. Una pareja con sus bolsas de las compras. Otro indicio que generó un dinamito boleo

 

mental. Al llegar a mi trabajo, los mismos empleados y empleadas de siempre. Me preparé para la sala Hades, y fue cuando me desvanecí. Fue de inmediato. Ingrese por todo el salón caminando, y fui al corredor principal y entonces esa efigie. Si esa efigie traumó mi psiquis. Al mirarme fijamente si visión penetró por mis retinas como queriendo devorarme, y salí espantado de allí. Detrás de mí, la figura de una silueta se dibujaba por todo el corredor, y fue que caí al suelo. Algo quería tomar mi pie, y empecé a patearlo sin éxito, hasta que se arrojó encima de mi cuerpo y fue que me desmayé. Lo último que podía ver eran todas las figuras, y el Júpiter desde lejos junto a la mujer mirándome, y una gran figura en silueta se me iba a acercando

- ¿Gaia qué haces aquí?

- ¡Danna! Viene a verte a tu trabajo.

- Eso me alegra mucho.

- Si, pensé que necesitabas ayuda. No podía dejarte solo, pero sabes lo siento mucho.

- ¿Por qué?

- Porqué prometí algo importante y no pude cumplirlo.

- ¡¡Gaia!!

 

Volvía en sí, y estaba en la enfermería.

 

- ¡Ya despertó! – Dijo Origima. -

- ¡Menos mal! ¿Qué te ocurrió? – Preguntó Erwin. -

 

Al incorporarme en la cama, con mi mano me toqué la frente masajeándome. Tenía un moretón por la caída.

- Parece que fue una lipotimia, y te desmayaste Júpiter ¡Debes tener más cuidado si no te siente bien!

- Estabas gritando un nombre: ¡Gaia! ¿Es alguna chica? ¡Je! ¡Je! - Pregunta

Erwin con cierta risa.

 

- ¿¿Eh??

- ¿Por qué no te vas a tu casa y descansas?. Tomate dos días – Fue lo que me dijo mi jefe ante el parte médico.

Mi jefe vino de inmediato, por ser un día de semana. Estaba todo el sector tranquilo. Las actividades intensas comenzarían luego de dos semanas. Rigel no se opuso.

- ¡Come bien la próxima! – Dijo Rigel con un poco de seriedad. – Para ser un viejo vecino de uno de los edificios aledaños soltero deberías cuidarte más-

- ¿Yo estaba soltero?

- ¿Puedes irte solo Júpiter?

 

Al regreso por mi casa, pasé por el centro comercial. Allí había una dama vestida de un personaje de caricaturas de animé, me pareció conocida aquella dama. Ella me miró y no dijo nada al respecto. Sin darme cuenta pasé justo delante de ella. Y en voz baja me expresó.

"El tiempo con ella, lo valió todo. Sigue buscando. Nada es mentira"

 

A darme la vuelta la dama no estaba más. Era como si la hubiera imaginado. Luego al llegar por el camino a mi hogar, crucé la plaza. La bendita plaza. El cielo comenzó a nublarse, y temiendo una lluvia aceleré mi paso. Empecé a sentir el viento en un soplido, y las primeras gotas cayeron rosando mis ojos, que en un abrir y cerrar estaban de frente a una mujer de cabello colorados salvaje y ojos rojos y un estatua. Luego los volví a cerrar y al abrirlo solo la estatua estaba allí. Me fui poco a poco aproximando, y ese busto no quitaba su mirada de lo que soy. Era como si quisiera decirme algo. Algo muy importante.

 

 

- ¡No llores Gaia!

 

- Yo estoy aquí contigo.

 

…..No debes olvidarla…si la recuerdas… todos la recordarán.. No debes olvidarla…..

 

- ¡¡Entonces ella existe!!

 

La lluvia aclara todos los sentidos, y todos los sentimientos.

 

- Deja que destroce tu vida con alegría. Que la interrumpa con amor. Soy esto que soy – Soy Júpiter anónimo Ruppert y tu Gaia eres mi esposa. La mujer que amo.

 

- ¡¡¡Es verdad!!! ¡¡¡Gaia es verdad!!! ¡¡¡¡Ella es real!!!! ---- ¡¡¡¿¿¿Qué está ocurriendo Jupiter???!!! – ME dije a los gritos tomándome la cabeza con las manos arrodillado al suelo ante la estatua. -

 

 

Fui corriendo a mi casa. Todo me estaba convulsionando hasta que llegue a ella. La lluvia comenzó y me encerré con llave, y me coloqué de cuclillas y de espalda a la puerta agachando la mirada hacia mis rodillas juntas. Algunas lagrimas se me escaparon y no sabía el por qué. Y lentamente me fui quedando dormido.

- ¡Danna! ¡Soy yo Gaia! Estoy bien. Perdona por no cumplir mi promesa

¡¡Perdona cariño!!

- ¡¡¡Gaia!!! ¡¡Vuelve!!.. – Desperté extendiendo mi brazo y mano como deseando alcanzar algo – Fue otra pesadilla. ¿Gaia, dónde estás?

Al otro día desperté, y desayuné rápido. ¿Debo averiguar que está sucediendo?

¿Dónde está Gaia? El nombre de Luna apareció entonces en mi mente, y la de todos mis vecinos.

- ¡¡Es es cierto!! ¡¡Tal vez Luna puede ser la clave!!

 

Fui a toda prisa al departamento de mi vecina. Una tal Luna, y solo había un departamento vacio ¿Pero aquí vivía alguien? Observé por cada rincón

 

queriendo espiar. Luego regresé a mi casa. Todo estaba normal, pero el ambiente se sentía como con un aroma muy particular a una mujer. Eso era inconfundible. Inquiría cada vez más aquella fragancia tal particular, tan reluciente. -

Comenté ello a Gregory.

 

- ¡Gregory debes creerme!

- Júpiter, ¡no comprendo de que me hablas! No existe esa tal Luna, ni tampoco Gaia.

- No, no puede ser. Te juro que es mi esposa.

- Amigo debes ver a un psiquiatra urgente.

- ¡Olvídalo!

 

Al llegar a mi casa siempre encontraba cerca de la ventana al gato del vecino. No era la primera vez que ocurría. Le hablaba como si pudiera contestarme, aunque no me dijera nada.

Había un receso en la universidad, y tenía el día libre en mi casa. Comencé a limpiar todo haciendo los quehaceres. De forma particular, situaciones se fueron gestando a cada instante, y la sombra de aquella mujer me perseguía como queriendo decirme algo. Tenía una impotencia hasta el punto de no saber que responder ante mí. Me estaba volviendo loco por la situación que se estaba produciendo a tal efecto. y encontré un pequeño aparato debajo de uno de los muebles. No sabía que era al tocarlo, tuve un flash de aquella mujer.

- ¡¡Gaia!! -. Grite y salí de inmediato de la casa. Pronto miré mi mano y me di cuenta que tenía un anillo. ¿Y esto?

El artista estaba con su lienzo en mano de camino, y un retrato particular.

 

- ¡Ey! ¡Júpiter! Ya he terminado mi obra que te parece. – Dice él con cierta felicidad.

 

El retrato tenia pintado a todo el edificio, con varias personas, y servía a todos nosotros. Entonces allí, si allí, dos mujeres conversando. Una desde la ventana y otra afuera palpando cada hoja.

- ¡Es!..!Es ella! - Mi mente se estaba aclarando. -

- ¿Te ocurre algo?

- ¡Disculpe! ¿Quiénes son estas dos personas aquí?

- ¡Eh! ..!mmmm! - Se rascó la cabeza – No puedo recordarlo bien.

 

La pareja salió de la mano, y nos vieron.

 

- ¡Wow! – Dijo la mujer

- ¡Disculpe! ¿Sabes quienes son estas dos mujeres?

- ¡mm!..¿Tú sabes?

- No para nada. Apenas me acuerdo de la casa – Aclaró. -

 

Fui corriendo por las escaleras a la casa de Gregory. Apreté con mi dedo el timbre varias veces en un ir y venir por lo nervios, y él se asomó.

- ¿Sí?

- Gregory. Soy yo Júpiter ¿Puedes salir?

- ¿Qué ocurre?

- ¡Trae tu anotador! ¡Es algo urgente! ¡Hazlo ahora!

 

Gregory no comprendió bien, no obstante lo hizo. Al salir le mostré el lienzo, y admitió no recordar, y le dije que abriera su cuaderno.

- ¿Dime Gregory para quien escribiste estas palabras?

 

Todos me miraban de forma extraña.

 

- ¿Eh? – Gregory las observó con detenimiento, una por una. Oración por oración – ¡¡No!!, ¡No puedo recordar bien!

 

Yo sabía que era todo real. Todos los sueños eran reales. Y tuve idea. El cielo. Si allí donde Gaia una vez estuvo, y fui corriendo a la terraza, hasta el sitio en el cual se encuentra ubicada la antena.

- ¿Qué hace este loco? – Preguntó el marido a su mujer.

 

Ella encogió los hombros como el artista, y Gregory continuaba mirando su anotador.

- ¡Esto!..¡¡Esto!! ¡¡¡No puede ser!!! … - Y pensaba en la locura de mi cabeza. Tarde o temprano debería explotar y lo hizo, cuando muchos flashes de Gaia y de mí se produjeron en muchos emplazamientos que eran validas. Efectivas ¡¡¡Reales!!!

- Haz que todos la recuerden ¡¡¡Hazlo!!!

- Debo hacer que todos la conozcan. Que vuelvan a saber de ella. Debo hacerlo.

Al llegar a donde la antena, mire al cielo y grite.

 

- ¡¡¡AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!

 

El sonido resonó por todos lados por casa. Cada parte de la ciudad.

 

- ¡¡¡ TEEE AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!

- ¡¡¡ TEEE AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!

…............... EL FERVOR DE AQUEL GRITO SE ESCUCHÓ POR TODO EL UNIVERSO, POR TODOS LOS

TIEMPOS............

.....

 

- Si, las palabras – Dijo Gregory – Esas palabras para Luna. Entonces...

 

Todos los vecinos se mantuvieron mirándome. Todo estaba en su divino orden cósmico.

- Oiga como que algo volvió a mi – Dijo el artista.

- Si, también nos ocurre lo mismo. -

- ¿Luna? ¡¡Júpiter!! – Grito Gregory. - De inmediato descendí.

- ¿Qué está ocurriendo? –Preguntó

- ¡Eso quisiera saber! Es lo que he querido averiguar Gregory. -

 

Nos mantuvimos verificando todo lo ocurrido. Mis vecinos se fueron y solo quedé con Gregory que vino a mi casa.

- Júpiter si realmente es verdad, ¿Dónde están?

- No podría decirlo, ni saberlo. Todo es muy confuso Gregory.

 

Analizamos todas las situaciones. Temíamos que hayan desaparecido por completo, y lo más extraño es que perdimos todo sentido cognitivo de ellas en un principio, como si solo fuera una ilusión, o una hipnosis total del recuerdo.

- Debo irme. Si se de algo te diré.

- Gracias, también te tendré al tanto. –

 

Al permanecer meditabundo, fui por una de tantas tazas de café que ya me ingerido. Debo encontrar a Gaia. Sí soy yo, yo que declaré mi amor a ella. Una noche antes de que desaparezca. Yo he pasado mucho tiempo con ella, he vivido todo tipo de situaciones. Hemos sido una pareja. Un matrimonio tan real, que no había farsa por palabras. Pero las reminiscencias en mi mente se habían esfumado. Era como si solo fueran habitantes que emigran dejando que esas remembranzas solo formen parte de situaciones invisibles, fuera de toda realidad.

- ¿Si te has ido Gaia, que pista puedo obtener para encontrarte?

 

Al llegar la noche esa soledad de la costumbre de estar junto a ella, me estaba invadiendo. Caminase por donde fuere, era como que sus pasos aún seguían allí, firmes en su andar. Ese aroma de un perfume tan particular. Y el gato que nuevamente se posaba en la ventana a maullar. Al concluir la cena, mi celular sonó. Era un mensaje de los grupos de estudio. Por email, no habían dado las notas. Todos con una aprobación. Eso era bueno, suponía.

Encendí mi ordenador, y coloque la clave para mi correo electrónico. Al ingresar encontraba infinidad de mensajes. El primero es la nota de mi profesor con algunas aclaraciones.

…Alumno Ruppert:

 

Su nota es un siete. Pero me parecieron un tanto inusuales algunas descripciones que ya habían sido detalladas en su trabajo sobre sumeria

¿Civilizaciones anteriores a la época glacial? ¿Otras razas? ¿Los saurios? Algo muy conceptualizado en la criptozologia o en ciencias que se han perdido. Le di una buena calificación dejando de lado los comentarios finales de cada respuesta, pues se ha entendido a la perfección sobre aquellos asuntos. No obstante, debo aclararle algo más como historiador, que me gustaría que fuera en persona. Pues sus teorías no son tan descabelladas después de todo. Si, le parecerá increíble que un profesor de la vieja estirpe le confiese ello. Pero la historia siempre esconderá secretos, y misterios.

Atte… Dr. Elmer Umbriel

 

No podía creer que mi profesor, me diera una buena nota ¿Pero cuando me referí a las civilizaciones antiguas? ¿A otras razas? Él se refirió al trabajo de sumeria.

De inmediato me dirigí a él email que nunca revisé y fue enviado hace unos meses. Rayos fueron largos meses. Aquí lo encontré.

…Alumno Ruppert:

 

Tiene un aprobado en su trabajo correspondiente a la civilización Sumeria. Nunca encontré un análisis tan desarrollado sobre la vida de aquella urbe. Desde su cultura, su forma de alimentarse, su mitología, y astronomía. Su trabajo detallo una familia de un padre, una madre, y dos hijas que viven en el centro de la ciudad. Su padre sale como mercader a vender sus especias, y su mujer se dedica al cuidado, y alfarería domestica. Luego como en el templo el llamado orador narraba ante dos hombres posicionados a su lado las historias, y un grupo determinado detallaba con cincel las palabras de aquellas historias. Era tan real que sorprendía con claridad. Debo admitir que fue interesante leer su trabajo, aunque un poco fuera de contexto, de todas maneras se explica el objeto del trabajo el cual es detallar su sociedad. Lo que le faltó y por ello no le he dado una buena nota. Es no citar fuentes determinadas. Las fuentes de otros libros y trabajados comprueban la veracidad de cada proyecto. Sin más que decir. Saluda a Atte…

Dr. Elmer Umbriel.

 

¿No ha citado fuentes? Ahora que lo analizo, el trabajo lo hizo por completo Gaia. Ella no es historiadora, y sin embargo el trabajo fue excepcional. Y sin más no recuerdo, ella tenía equipos, y sabe de electrónica, y de cocina, de nutrición, y ciencia.

…¡¡Mmmm!!…Debo chequear con mis propios ojos aquel trabajo. Podría ser útil. No me percate nunca de poder ver éste email, como también el proyecto solicitado en la universidad.

- Vemos debe estar por aquí el correo enviado. Si aquí se encuentra en un archivo. – Dije. Al abrirlo se correspondía de varias carillas, con algunos dibujos.

..Día primero…con mi tutor Uruk fuimos a la aldea a visitar a unos mercaderes. Urban shack, líder del mercado, nos dio la bienvenida, tenía que comprar unas especias. Mientras él conversaba, había unos jarrones con aceite. Allí a su lado una

 

niña de ojos claros jugaba haciendo unos dibujos, y me senté junto a ella. Eran las nubes, y el dios descendiendo con sus súbditos.

- ¿Así recibimos a todos no?

- Así es. Fueron recibidos para dar plenitud y crecimiento.

 

Fue una amiga que hice. En el mercado. Mi tutor continuaba con el abastecimiento y las ventas. Una tormenta se avecinaba con un gran viento que recorría los alrededores. El alado bajó hacia mí, mientras todos se iban a refugiar. "Era bella como cuando nos vimos por primera vez, luego de la batalla que rompió los esquemas del mundo. Ello es otra historia."

La sociedad se iba manifestando con una agricultura muy allegada desde años

atrás.

 

…..

 

A medida que iba leyendo nuevo fragmentos se iban detallando, pero que quería decir:

Era bella como cuando nos vimos por primera vez, luego de la batalla que rompió los esquemas del mundo. Ello es otra historia

¿A qué se refería? Los saurios.. ¿Por qué dije algo tan descabellado? Las eras se dividieron hasta la llegada de un meteorito que acabó con toda la vida, y dio paso a la era glacial. Eso por lo menos es lo que se encuentra documentado, pero antes de ello, los únicos seres vivos existentes eran los dinosaurios. Reptiles gigantes, anfibios, insectos, peces, arácnidos. No había sitio para mamíferos. Y la primera manifestación del hombre mono, fue millones de años después. Es todo una locura. ¿Y qué tiene que ver con Gaia? Pues nada. Ella colocó toda esta información. Es tan posible de que sea un invento de sus locuras. Aunque alguien tan inteligente no haría algo tan atrevido. Y ella desapareció. A veces aparecía y se desvanecía como si fuera un fantasma. A

 

veces cometía tonterías como colgarse de la antena de la terraza como un pájaro. ¡¡¿No sé qué determinar?!! ¡¡Dios!! ¡¡¡¿A dónde te has ido Gaia?!!!

La información tan inverosímil, y los indicios de ella, eran escasas pistas. Desapareció con todas sus cosas como por arte de magia. Luna quien era una de sus amigas, también se esfumó.

El número de teléfono de Gaia, estaba bloqueado e intentar llamarla por otro teléfono, solo atiende, un contestador. Número equivocado. Sus redes sociales desvanecidas. No existía contacto alguno. Nunca conocí a su familia, ni amigos, salvo Luna que fue su amiga en el vecindario. ¿Podría ser Carol? Pero ella era otra amiga de aquí, el edificio. Y claro ese gato que viene por las noches al cual ella conversaba y daba platica enteras en tiempo. Solo sabía, pues ella muchas veces me lo dijo que vino de una isla. Esa isla se encontraba en la polinesia, que por cierto. Gaia no se asemejaba para nada a una nativa de aquellas islas. Posiblemente fuese una raza diferente. O se hayan asentado otras étnicas de tez blanca.

Es tarde, y debo ir a descansar.

 

Al acostarme en mi cama, me mantuve observando el techo con mi cabeza apoyada con mis manos detrás como sosteniéndola. Era la típica posición de la persona que no puede dormir. Y mis desquiciadas ideas no dejaban de examinar todo lo vivido hasta ahora. Contiguo a ello fui cerrando mis ojos, y al abrirlo, podía guardar en que algo me miraba fijamente. Era yo, allí en la sala Hades, y un hombre me guiaba.

- Se supone que soy el guía – Expliqué para mí serenidad. -

- ¡Tú no eres el guía! Yo soy el guía – Confesó aquel fantasmagórico sujeto.

- ¿Por qué me trajiste aquí?

- ¡Porqué quiere verte!

 

Mi corazón como las veces que vi a Gaia, comenzó a latir fuertemente. -

 

Fuimos por el corredor y sus ojos morados se hicieron penetrantes. Era la Efigie sosteniendo una lámina con unas inscripciones. Una luz cegó mi mirada y algo me golpeó con fuerza. Al despertar, era de mañana, y encima de pecho, el gato del vecino lamia mi rostro, y luego comenzó a maullar.

- ¡¡Qué pesadilla!!, Si se puede decir que es eso – Pensé incorporándome rápidamente y pasando mi mano izquierda por mi frente sudada. El gato salto de la cama, y moviendo la cola se dirigió al living como si estuviera enojado por algo.

Hoy no tendré que ir a trabajar, pero iré a la universidad. Debo hablar con mi profesor sobre el examen. Es imperativo, pues, el hombre saber bastante sobre el asunto. Quizás pueda recopilar algún rastro que pueda servirme. Todo era de suma importancia.

 

 

Ante la falta de su paradero. No podíamos determinar su desaparición. No conocíamos familiares, amigos ¿Nadie a quién preguntar? No podíamos siquiera realizar una denuncia. Corría la posibilidad que se hayan ido por si solas. ¿Pero en una noche todo desapareció? Era muy extraño. Y todos las recordábamos con una mayor profundidad. Como si el tiempo se hubiera restablecido y recuperara todo. Un año entero con Gaia. Sí. Un año con ella.

El día posterior a los eventos fui a cursar las aulas que me tocarían. Aún tenía el día libre en mi trabajo. Al llegar a la universidad, la clase estaba suspendida por huelgas estudiantiles de comisiones de izquierda. En la salida me crucé a mi profesor el Dr. Elmer Umbriel.

- Alumno Júpiter. Buenas tardes. Qué pena que hayas venido.

- Profesor, Buenas tardes. – Al saludarlo, aproveché la ocasión como para aclarar los puntos de mi trabajo y el examen. No me interesaban las notas

 

solo el contenido de lo que se había escrito. Eso me daría algún dato importante sobre Gaia. – Estem!! ¡¡Profesor!!

- Si ya sé lo que me dirás. Ven te explicaré, aquí cerca hay un café – El Dr. Umbriel sabía a lo que me referiría.

- Deje que le invite.

- Es lo de menos.

 

Fuimos a un mini café dentro de la universidad. Una sala especial. Al sentarnos. Hicimos los pedidos y el mozo los trajo de inmediato.

Al beber el primer sorbo el profesor se manifestó en un rol de sabio.

 

- Júpiter la información que colocaste es muy importante hasta el punto que también es desconocida. Hay unos libros un tanto desconocidos para el ser humano que se guardan en bibliotecas especiales a las cuales es muy difícil acceder. Allí cada ejemplar esconde datos sobre conocimiento que para cualquier historiador serían solo locuras de alguien con una imaginación de ciencia ficción. – Al explicarme cada vez fruncía el ceño con una extrañez – No me mires así

- Pero..

- Déjame continuar. Esos libros hablan de razas perdidas. De civilizaciones avanzadas. De transformaciones del tiempo y espacio. Teorías de agujeros y transposiciones dimensionales. Muertos vivientes. Apocalipsis venideros. Monstros, mitología. Conocimiento astronómico. Alquimia. Magia si te gusta más.

- Es todo muy extraño

- ¿Extraño? Tú hablaste de esos datos. ¿La raza sauron? – Dijo de esa forma, y me impresioné– ¡No importa! Lo que interesa es que esos libros malditos están desterrados de la tierra. Se esconden en bibliotecas que son inexistentes. No hablamos de Alejandría – Hasta ahí escuchaba atentamente lo que exponía. Son lugares secretos y sectarios. – al decirlo

 

de esa forma. ¿Podía ser que la sala Hades tuviese alguno de esos libros. Ahora entiendo porque muchos objetos desaparecieron

- ¿Profesor? ¿Podría ser que hubiera objetos?

- ¡Claro! No solo son libros, puede haber objetos, incluso y es muy descabellado que diga esto. Podrían haber habitantes – Expresó con siniestralidad. Esas palabras me dejaron anonadado.

- ¿Y cómo sabe tanto sobre aquel asunto?

- ¡Je! ¡Je! Sabía que lo preguntaría. Sé que su padre es arqueólogo. Como él también lo fui. He estado es mucho lugares en éste tiempo de vida. El Tíbet. El llamado techo del mundo es uno de ellos. Claro que no he podido llegar a la cima de él. Allí se hablan leyendas de ciudades perdidas como Shambala.

- Es la ciudad imaginaria. Como el dorado.

- Bien dicho. Así como esas ciudades mágicas existen las bibliotecas. Allí accedí a ciertos sitios en una expedición. Una cueva no muy lejana. En su interior había unos libros. Pude tomar uno de ellos. Al abrirlo su escritura era bastante primigenia. Sus hojas de un material tangible podían desmembrarse. Tomé unas fotos de todas las páginas que pude. Parecía una broma de quien lo hubiera escrito. Había dibujos de hombres, de animales, de flora y fauna desconocidas, de semi humanos, mitad animal, mitad hombre. De esa raza sauron. Mapas de todo tipo, y dibujos sobre movimientos estelares y por último un mapa de una isla cuya ubicación era desconocida – Al decir ello me estremecí. Una isla. U ligar donde provenía Gaia. Podría ser. - Luego que vinieron mis colegas y las autoridades locales; tuvimos que ir al distrito policial. –

- Profesor se que sería mucho pedir. ¿Podría facilitarme ese material?

- Lo siento. – dijo con sinceridad – el distrito local decomisó todo lo nuestro. Los monjes de la región argumentaron que fue una violación de

 

un lugar sagrado. Por eso cuando leí tu trabajo y examen quedé sorprendido.

- ¿Entonces no hay manera de encontrar esa información?

- ¿Y tu como sabías? – Preguntó, aunque no podía contarle

- Se de alguien que sabe.

- ¿En serio? ¡Mmm! ¿Ese alguien debe ser especial no?

- Desapareció hace poco tiempo. Necesito con urgencia encontrarla – me lamentaba.

- Ya veo. Esas complicado de lo que parece. – saco de su cartera unas hojas y un lápiz marcador de tinta muy fuerte y comenzó a dibujar. Cada trazo iba marcando todo el interior. Y luego de ello dibujó unos objetos. – Esta es la isla y allí había otros dibujos. Una estatuilla, tótems, efigies. Dibujo lo que serían las personas. Al verlo quedé maravillado. Sus dibujos eran muy arcaicos, aunque entendibles. Al concluir me los dio – Toma. Tal vez te sirva para encontrar a esa persona.

- ¡Gracias!

- Bueno es hora que me retire. Si puedo ser ayuda solo dime ¿Si?

- ¡¡Sí!!

- ¡Adiós! – Se levantó de su silla. Tomó su bolso, y se retiró.

- ¡Adiós! – Recogí los dibujos y me fui de aquel lugar.

 

Detrás nuestro sin que nos percatáramos alguien no escuchaba desde otra mesa. Esa figura de damisela llevaba un gorro y unos lentes. A su lado estaba otra mujer un tanto atractiva de gafas oscuras y coletas con varias hebillas en su cabello. Entre el trajín de la conversación, solo pude recopilar esa información para elaborar la facción física, pero mi distracción fue total a ellas ¿Cómo es que noté su presencia? Una voz conocida. Solamente con esos datos y un sexto sentido que afloraba se agudizaba entre charlas misteriosas con el Doctor Elmer Umbriel.

 

En cuanto llegué a mi casa Gregory me estaba esperando sentado en las escaleras. Previamente me había enviado un mensaje de texto:

- Tengo información importante.

- Ok – Le dije. Puede que tenga algo también que nos puede ser de ayuda.

 

Al encontrarlo allí sentado fumaba un último cigarrillo. El humo se expandió por el escenario del vecindario.

- ¡Tuviste un día complicado viejo!

- No tanto. – Fuimos a mi casa a discutir las pistas. De mi bolso saqué los dibujos.

- Viejo ¿Como dibujante no eres muy bueno no?

- No seas idiota. Estos dibujos no los hice yo, pero podrían ser de suma importancia. Sobre todo éste mismo – El diseño de la isla. -

- Ahora que lo recuerdo Luna me habló sobre su paradero.

- ¿La isla? – Pregunté intrigado.

- ¡No!, Sobre ella y de su procedencia. Una isla. Ambas con Gaia, venían de allí.

- ¡Bien!, de la isla. – Aclaré, queriendo explicar que se refería a ello. Era una palabrería de don individuos con errores de cacofonía. -

- ¡Te he dicho que de ella! Bueno para entrar en detalles. Una isla que se ubica cerca de las costas de Portugal.

- Cómo Hi Brasil. La isla que desaparece. Una isla inexistente al ojo humano. -

- No precisamente. Conozco la leyenda. Y no me explicó que era una isla que desaparece. Sería una total estupidez. Pero que era una isla en la cual se había conformado como una monarquía ¿Increíble no? ¡Que exista!

- Es fehaciente en sus leyendas, solo eso. Lástima que no tiene credibilidad de hallarse. Gaia me había dicho que provenía de una isla de la polinesia.

 

- Ahora realmente es que estamos fritos ¿Te das cuenta la diferencia de distancias?

- ¡Eso es verdad! – Y sacó otro dibujo de la isla. – No se me ocurre pensar que una de ellas dos miente, o ambas.

- Hay muchas islas en el planeta.

 

Al decir ello, no supimos que mencionar. El gato se posó en la ventana y saltó a la mesa. Más específicamente golpeando un vaso de agua que se volcaba en el dibujo de la isla. El agua traspasaba el trazo desdibujándolo. ¡¡Oyee!! – Dije con enojo ante el desastre.

- Es inútil – Confesó Gregory – Encontrarlas es casi imposible.

- Debemos seguir intentando otras ideas. -

 

El dibujo de la isla se desteñía de la tinta del lápiz. Conformando un rostro muy particular. Al verlo sentí su familiaridad. Aunque mis recuerdos no se aclaraban del todo. Gregory verificaba los otros dibujos y luego interrumpió mi meditación con algún comentario.

- ¿Qué se sepa que existen monarquías hoy en día?

- No digo que no existan. Hay islas tribales.

- ¿Y si fuera una isla de esas que desaparecen y aparecen en otros sitios? He escrito un cuento sobre ello. La isla entre nieblas aparecía en un lugar u otro del mundo. Y guardaba una raza desconocida.

Al oírlo no sabía si decirle que se trate en un hospicio, o aplaudirlo, pues su hipótesis era muy dinámica y valida en muchos términos. Después de hablar con el profesor, no podía no imaginarme que hay muchos misterios en el mundo o el universo. Podría ser verdad. Pero ese dibujo borroso ¿Ese rostro a que me recuerda?

- Júpiter, de alguna manera las encontraremos...…. - Y volvió a repetir mi nombre, pues estaba exhorto en pensamientos - ¡Júpiter!

 

- ¡Oh! Lo siento. Estaba perdido en este dibujo.

- ¿El que arruinó el gato?

- Parece un rostro de unos de esos dioses tallados como figuras emblemáticas. Alargados que adornan altares y bailan a su alrededor para ceremoniarlo. Piezas de museo ¡Je! ¡Je!

- Si, supongo que debe ser ello. Ya me da vueltas la cabeza. Continuemos el día de mañana.

- Opino lo mismo. Debo realizar unos artículos para una revista.

- Suerte – Le dije. Y se retiró Gregory.

 

Me fui a preparar algo de cenar. Todos los dibujos estaban en la mesa y el gato continuaba su ronda.

- ¿Seguro las extrañas no? ¡Mmm! Yo también. Somos dos seres enamorados que no sabemos cómo quebrar las leyes. ¿Quebrar las leyes?

¡¡Qué cosas digo!! Y eme aquí platicando con un gato. No lo tomes a mal. Hombre, eres lo más cercano a Gaia. Y el hecho de que te encuentres aquí por lo menos me regala una sensación de su presencia. Por cierto. Tú tienes tu dueño. Es extraño que siempre vengas aquí.

Dejé de conversar con el gato de forma unísona y fui a la ventana. De donde provenía siempre tenía las luces apagadas. E incluso no hay nadie allí.

¡Extraño!– me dije analizando. Es un gato callejero. Pero siempre de allí. Por algún lugar ingresa. El gato parecía mirarme fijamente y ronroneaba. Fui a la cocina por servirme la cena y le traje un plato para servirle un poco de carne que agradeció con un maullido. Mientras cenábamos, analizaba los dibujos. Ese rostro tan especifico. Pronto el gato colocó su pata sobre el jugo del aceite.

- ¡¡¿Qué haces?!! – grité de manera forzada. – ¡¡Vas ensuciar el piso de cerámica!! No me prestó atención y caminaba a gusto. – ¡Bueno luego lo limpiaré!

 

Nuevamente me centré en terminar mi cena y los dibujos y el maullido del gato no cesaba hasta que se posó en la ventaba por sí mismo para recostarse.

- ¡Ahh! Solo se fue y listo. Ella siempre fue muy extraña y si viene de la realeza lo más probable es que se haya tenido que ir por urgencia. Tal vez deba casarse con ese matrimonio forzado por acuerdo. En la isla donde habita Eso es lo más lógico. Pero si no existe tal. Cada isla de la polinesia forma parte de un país. No hay registros. Ni siquiera de su nombre – Recuerdo de Gaia. En el mueble de la pared izquierda escuchaba unos ruidos. En un frasco con un escarabajo entre hojas. Se estaba alimentando ¿Supongo que debo ponerle más? Lleva días desde que Gaia lo había traído a la casa.

 

*****//**** Impase de tiempo.

- ¡¡Gaia!! ¿Qué demonios es eso?

- ¡¡Danna!! No seas tan escandaloso.

- Oye no quiero que mi casa sea un terrario, para eso está el parque.

- ¡Ey! ¡Es una pobre criatura! ¿O No?

¡¡Pequeñin!! – Le dice al insecto

- ¿Tampoco será parte de la cena no?

- ¡¡No seas salvaje!!

- Para tu información comemos carne todos los días.

- ¡¡No de la que tú, conoces!!

- ¿¿?? ¿A qué te refieres?

- No he dicho nada.

- Bueno. Supongo que tiene tendencia vegana – Dije por mis adentros.

 

El escarabajo media lo que un dedo mayor y tenía dos pinzas terribles, sin embargo con Gaia, mantenía un estado se sumisión. Su docilidad se debía a la sonrisa de ella y sus palabras. Al verla feliz y la forma en que lo trataba sabia

 

que ella era muy especial. Su rostro observando con sus ojos rojizos a ese insecto en un gran frasco, en cuanto colocaba cada tallo de hoja. Conformó un hogar ideal.

- ¡Danna! Estos detalles ajenos ayudan a vivir ¿No crees?

 

Al verla en ese estado, sonreí sin decirle nada. Tenía razón en todo.

 

****//****

 

Es hora de lavar los platos. Al concluir el gato se había ido. Traje un trapo para limpiar el suelo.

Al verlo el desastre que hizo el gato, levanté su plato. Había caminado por todos los sitios formando caminos. Y al incorporarme del suelo me sorprendí, y fui a la mesa a tomar el dibujo del mapa. Lo miré y miré el suelo. La imagen estaba muy clara. La isla y un camino desde un rostro. ¿Unas letras? Me coloqué en posición de cuclillas y con el dedo iba siguiendo el trazo. Luego fui por móvil y tomé una foto. No entendía esas letras, pero la imagen era de la isla, y un camino hasta un rostro. Pensé en alguien que supiera del asunto. Mi padre siendo arqueólogo. Tenía conocimientos de infinidad de lugares

La foto se la envié a mi padre.

 

- Hola, ¡¡Papa!! ¿Podrías ver esto?

- ¡¡Hijo!! Es bueno saber de ti. ¿Y Gaia? Tu madre preguntó por ella, Sistine también. Y tus hermanos quieren conocerla. – Dijo – ¡Ah! ¿Y tu cómo te encuentras con todo?

- Bueno menos mal que preguntó por mí. Gaia…bien. P

- ¿Puedes ver la foto que te envié?

- Si, parece que lo limpias la casa. Raro por Gaia. Tu, no ya sé que eres un desastre.

 

- ¡¡Oyee!! ¡Gracias por el bello, y sincero cumplido!!.. ¿Esa foto? No vez algo particular ¿No te parece a una isla?

- ¡Hijo! ¡Eres muy tonto! Eso parece una imagen dibujada de un cuadrado irregular.

- Estoy buscando una isla en polinesia o el atlántico que tenga esta forma.

- ¿Polinesia o Atlántico? ¿Te das cuenta que estas en dos polos opuestos?

- ¿Ya se vas a llevar a Gaia de vacaciones?

- ¿Quién habla? ¿mama?

- Si, ¡Soy yo! ¡Tu madre! Júpiter, y mi adorable y bella Gaia? ¿No me digas que ya te separaste? Te partiré un palo por la cabeza si es así? ¡¡Gr!! – Gruñía mi madre. Siempre tan delicada con su hijo. -

- Ella no se encuentra. Y yo estoy bien – exprese con ironía.

- ¡Tú no me interesas! ¡Me interesa Gaia!

- Madre hay una sola – Me dije – ¿Papa tu pusiste alta voz?.

- Si, tu madre quería comunicarse también.

- Bien. ¿Y qué piensas de ese dibujo de la isla?

- Hijo no se parece en nada. Incluso las islas que hay en el pacifico no tienen esa forma tan irregular y perfecta. Parecería que hubiera sido tallada. ¿Ahora sabes eso me recuerda? Cuando me enviaste las fotos de los utensilios del museo. Ese dibujo estaba en una estatua. Una efigie. Arriba de su rostro. Y también. En un papiro muy añejo, del cual tenía una letra gastada de tiempo.

Al oírlo, cerré mis ojos y pensé en la efigie. Claro y ese papiro, que estaba al lado. Debía ser ello algún indicio.

- ¡Hola! ¿Júpiter?

- ¡Sí! ¿Es la efigie tal vez? – me dije - ¡Oh! Perdón papa. Esa información me será muy útil

- ¿Para que la quieres?

 

- ¡Ehh!…Es para el museo.

- Bueno espero poder ir a visitar con tu madre.

- ¡¡Quiero ver a Gaia!! ¡Gaiaaa!

- Eres tu Sistine ¡¡Gr!! ¡¡Gr!! ¡¡Mocosa!! Deja de entrometerte en conversaciones ajenas

- ¡También quiero ver a Gaia! – Mi madre.

- Gaia no estaaa!! – Grite y luego me calme.

- Bueno la veré la próxima mándale saludos – Dijo mi madre

- Sale mis saludos también – Sistine – ¡Y a ti por supuesto que no!

- ¡¡Lárgate mocosa!!

- Bueno hijo voy a colgar. ¡Cuídense! – Cumplimentó mi padre.

 

Tenía unos datos esenciales. Mañana en mi trabajo por la tarde, podría analizar bien la efigie. Aunque no era del todo sencillo. Eran conjeturas muy extrañas. Pero había quemado todos los cartuchos disponibles ¿Y qué ocurría si Gaia en verdad seguía en la ciudad?

La isla-el mapa-la efigie. Todas las hipótesis en mi cabeza procesándose.

 

No existe tal isla en el mundo y si es existe es una isla fantasma. Los objetos de la sala Hades. Muchos de ellos sin respuesta en los estudios. Leyendas de lugares de lugares fantásticos y civilizaciones nunca descubiertas y mi esposa, una supuesta princesa que se casó conmigo por un acuerdo desapareció junto a mi vecina, quien sería su amiga.

Éste al momento es mi resumen.

 

No concluí otra razón que ir a descansar.

 

La niebla estaba obstaculizando todo un sector. Caminaba sin pausas, y sin saber dónde dirigirme. Allí me esperaban.

- Si vas a ir, hazlo pronto.

 

- ¿Y tú quien eres?

- Ya me conoces. Los he estado acompañando todas las noches. Por cierto asea tu casa de vez en cuando.

- Te pareces al gato del vecino.

- Sí, claro que me parezco. Soy el gato del vecino ¿Oye que vecino? No hay nadie allí.

- ¡¡Espera!! ¿Tú puedes hablar?

- Gaia tiene razón tu eres bastante ingenuo.

- Esto es una locura.

- En efecto y estamos todos invitados.

- ¿Dónde está Gaia?

- En la isla.

- Bien gracias por el informe.- Expresé de forma irónica. – ¿Esa isla como llego?

- ¡Ahh!. Esa es la mejor parte. El señor de la bruma es quien transporta a la isla. Es como un barquero. ¿Conoces a Caronte?

Al escuchar esas palabras ingresó un escalofrió en toda mi espina.

 

- El infierno de los griegos.

- ¡¡Bien por ti!! Creí que eras un anónimo inexistente.

- Gracias por los cumplidos. – confesé con recelo.

- ¡Bueno más no puedo decir! Ya sabes, no es que me guste perpetuar la curiosidad, ni lo oculto. Te dejo la investigación a ti. A parte voy a tener problemas con los superiores.

- Gracias por tu ayuda –

- Nada es agradecido. También quiero que Gaia regrese. Nunca fue tan feliz como aquí. En algo eres bueno Júpiter. Por alguna razón tienes ese nombre. Ve a rescatarla.

Continuamos caminos separados. Y al final la niebla se disipó.

 

Fue cuando desperté a la mañana siguiente. Alguien estaba tocando el timbre de mi departamento. Al abrir los ojos mi móvil sonaba sin cesar. Me fui incorporando poco a poco por la pereza.

En mi entrada se escuchaban voces

 

- ¿Eres amiga de Júpiter? Buenos días – Dijo Gregory a la mujer que tocaba el timbre.

- Si, debo conversar con él de inmediato.

- También estoy en la misma situación

 

La chica parecía un tanto intranquila como si hubiera sucedido algo anormal.

 

- Perdón no me presenté. Soy Gregory. Amigo y vecino de Júpiter

- Josefina compañera de clase de él.

- Éste tipo debe estar durmiendo aún. Es un poco complicado.

- Lo sé. Pero me urge conversar con él.

 

Al abrirse la puerta dos fieras se lanzaron encima de mi persona.

 

- ¡¡¡¡¡¡TE..TENEMOS QUE HABLAR CONTIGO JUPITER!!!!!!...

- …..¿?¿?¿?...¡¡Eh!.. bueno – me encogí de hombros con una mirada sumisa de ser sorprendido por el alba.

Los invité a pasar. Allí ambos se sentaron alrededor de la mesa, mientras preparaba té. Al servirles, cada uno tomo su tasa. Yo como siempre me preparé un café. Gregory saco de su bolso unos papeles. Había encontrado entre sus cosas un escrito. Un cuento hecho por el con el dibujo de una isla. Era como un cuento sin concluir en el cual el personaje en primera persona se enamora y se casa y con su mujer viven infinidad de situaciones extrañas y ella desaparece y al final se dibuja una isla.

- ¡¡Te juro Júpiter!! ¿Que no sé de dónde salió esto? ¡¡¡No recuerdo haberlo escrito!!! Y algo más. En un trazo de letra diferente hay una cita: búscame

 

aquí. – ¡Ésta letra es de Luna! ¡Estoy seguro! En una de nuestras salidas escribió en un papel una frase que le dicté. Su letra es muy particular.

Miraba la obra sin concluir. Josefina no comprendía nada.

 

- ¿Entonces es cierto? – Dije con la taza en mano de forma asombrada.

- Disculpen si me entrometo. ¿Tiene que ver con una isla? ¿Gaia?

- ¡Ehh! ¿Nunca te he hablado de ella?

- Ella estuvo con nosotros cuando estudiamos. No sé cómo explicarlo. Hasta ayer era como si fuéramos los dos y ahora ella y su imagen esta allí. ¡¡Ella pide auxilio!! Mientras leías sin prestarnos atención como sino existieras. Ella me dijo cuídalo bien. Júpiter no entiendo nada de todo esto, pero ayer estaba en una mesa cerca de ti y el profesor, y sé que estaban conversando sobre una isla. Sobre una civilización. Se de los dibujos. Y hay algo más desde esa vez, mi cabeza explotó con muchos recuerdos. Muchos. Y hay alguien en mi vida que creí que no existía, y existe. Necesito saber que fue ello. Yo te lo he dicho.

- Me ha pasado lo mismo - Dijo Gregory Nervioso.

- Claro – Pensé – Al hacer memoria. ellos me habían narrado sus situaciones, y luego todo quedó en la nada, cuando Gaia desapareció, y ahora deben haber vuelto a recordar al gritar su nombre en el cielo. Si Josefina me narró sobre sus sueños, sobre ese hombre Neso, el viajero, y Gregory sobre Luna y su beso. – Lo sé amigos, por eso debemos encontrar a Gaia, Luna, y ese tal Neso. Puede que tengan vínculos. -

Todo lo que me confesaba Josefina era verdad. Todo lo de Gregory era verdad, y todas mis historias eran verdad.

- Una isla escondida. Yo la vi. -

- ¿Cómo que la viste?

 

- ¡¡¡En un sueño!!! Desde el cielo. Un cielo rojizo y no celeste como el que conocemos. – decirlo tragó un sorbo de té y luego tosió

- ¿Entonces sabes dónde se ubica? – preguntó Gregory – ¡¡¡Podemos encontrarlas!!!

- No, ¡Lamentablemente no lo sé!

 

Definitivamente todo estaba llegando a su resultado.

 

- Ya sé a qué lugar dirigirnos. – Confesé con toda la seguridad. El señor de la bruma, el Caronte, y la efigie. La sala Hades. luego pensé en ellos –Iré a mi trabajo quizás descubra todo este enigma.

- ¿Te puedo acompañar? – Preguntó Gregory.

- Yo quiero ir también

- ¡No creo que sea necesario!

- Si lo es – dijo alguien

- ¿¿??

- ¿¿??

- ¿¿??

- ¿Esto es real?

- Iré con ustedes también.

- ¡Esh!...¡¡Eh!!..¿Júpiter? ¿Esto es real?

 

Gregory se sorprendió y Josefina se congeló del asombro. Delante nuestro movía la cola y ronroneaba atizando sus bigotes.

- Bueno tampoco es para sorprenderse – Confesó con su rostro irónico. – la vida una caja de aventuras y sorpresas.

- Eh..¿Júpiter? ¡¡El gato habló!!

- Si señorita. Disculpe no me presenté. Mikonos Noir a su servicio.

- ¿Esto está bien? – Me pregunté

 

- Claro. De eso se trata. Ahora pasemos a lo importante. Vayan al museo. Los tres están implicados. Yo los seguiré.

- Pero ¿cómo posible?

- Sus mentes se han aclarado. Aclarar quiere decir que pueden entender un lenguaje global. Todos los seres vivos lo pueden hacer. Incluso si leyeras una partitura musical o sonido, o algoritmo podrían hacerlo también.

- ¡No lo puedo creer!

- Si ella no hubiera venido – señalo a Josefina – Sus mentes no se habrían abierto – Eres un portal

Josefina al oírlo se asustó.

 

- ¡Vamos! Tampoco es tan irreal. Digamos que la evolución llegó antes de lo previsto.

- ¿Puedo preguntar algo?

- Poder todos pueden ¿Vas a querer saber cómo puedo hablar? Bueno será respondido. Deben ir los tres. Los tres están implicados en éste asunto.

Asentí con la sola mirada.

 

- Bueno eso es de esperar, pero primero quisiera un tazón de leche por favor. Y que no esté muy fría.

- ¿Algo más?

- Si que la señorita deje de mirarme con esos ojos perdidos y el señor escritor dejé de mover sus dedos como teclas de piano. La ansiedad los puede torturar.

Fui a cumplir sus designios al dar unos pasos y cruzar al otro lado de la cocina se guardó un silencio en la sala de living, y cuando llegué había desaparecido el gato. Josefina y Gregory no se encontraban tampoco.

- ¿Y el gato? ¿Y Gregory y Josefina?

 

Sentí el toque de la puerta al abrir eran ellos dos. Deje el tazón en la mesa.

 

- ¿Dónde de se habían metido? ¿Y el gato?

- ¿De qué hablas? Preguntó asombrado Gregory. -

- ¡¡Debo hablarte de algo urgente!! - Expresó Josefina.

 

Entonces en mi interior sentí que se volvía a repetir las mismas situaciones que se desarrollaron hace unas horas.

- ¿Esto no puede ser?- dije en voz alta

- ¿Qué ocurre?

- No es nada – Me agarraba la cabeza.

 

Mismos fueron los eventos que se desarrollaron y apareció el gato.

 

- ¡¡Ahí estas!! – Dije señalándolo – ¿Por qué te fuiste? ¡¡¿Contesta?!!

- ¡¡Miauu!!

- ¿Eh? ¡¡¿Habla?!!

- ¿Júpiter? ¿Qué rayos? –replicó Gregory

- Yo diría que la presión de su esposa lo acabó. – Confesó Josefina.

- Éste maldito puede hablar ¡Vamos!

 

Ambos me miraban.

 

- ¿Júpiter? ¿Quieres volvamos más tarde?

- ¡¡¡Clarooo que no!!!

 

El gato fue directo a la mesa, y allí al tazón de leche. Mientras refunfuñaba por el hecho sin entender lo sucedido el maullido y un guiño fueron suficientes.

- ¡Vamos al museo!–Por alguna razón sabía que allí estaba la respuesta o por lo menos la guía suficiente para hallar a Gaia.

De inmediato salimos a tomar el primer ómnibus. El reloj había pasado las horas a una velocidad muy extraña ¿pero si cuando vinieron era de mañana?

 

¿Ahora es de tarde? Claro la segunda vez que se repiten los hechos no fue a la mañana, fue a la tarde. Ahora que lo pienso lo mismo me ha ido ocurriendo en reiteradas ocasiones con Gaia. El tiempo se repetía y lo anterior vivido era un pasado que desaparecía y aparecía en mis sueños. ¿Pero cómo demonios ocurrió?

¡¡¡Y luego todos los hechos!!!¡¡¡Y luego el gato que habla!!!

 

¡Ahh! ¡¡Primero vé por ella, vé por Gaia!!... Éste matrimonio es un disparate del universo como yo pensaba.

¿Quién eres Gaia? ¿Por qué sucede todo esto?

 

Ya no importa, luego tendré tiempo para preguntar.

 

Veamos hoy tenía también día libre. Entonces solo esperaba no cruzarme a nadie. Era el horario de salida de muchos. Mientras viajábamos en el bus, envié un mensaje a Origima para que me guardara las llaves en mi casillero. Ya era un poco tarde. Eso podría, pero aún permanecería Wilson el oficial de guardia nocturno.

En el viaje tanto Josefina como Gregory permanecían en silencio. Cada cual exhortado observando alguna característica de la nada. La verdadera razón era que todo éste periplo resultaba un harto de historias fantásticas. Nadie en su sano juicio creería lo que está sucediendo. Solo éramos los tres. Un historiador, su compañera historiadora, y un escritor. Los tres jugando a ser detectives de un misterio inverosímil y foráneo.

Al llegar fuimos por la puerta trasera. La mayoría por suerte se había retirado. Fuimos cuidadosamente por una puerta trasera. Tenía un juego de llaves de una vez que mi jefe me las prestó para ir en caso de urgencias. Al abrir la misma, nos encontrábamos en un sitio vacío y lúgubre. Era un espanto como

 

cuando se ingresa a la casita del terror. Totalmente oscuro, lleno de bolsas y cajas. Algo muy similar al salón Hades.

- Júpiter tu trabajo es terrible. No pensé que fuera tan espantoso trabajar en un museo.

- No es así. Éste lugar es como un deposito.

- Eso es cierto. Incluso debe haber documentación original – Manifestó Gregory – Los museos guardan bastantes objetos sin exhibir. De todas maneras ustedes son los expertos.

- ¡Gracias!– Dijo Josefina con cierta calma- ¿tú eres escritor?

- Es mi trabajo, y lo disfruto. Ésta historia sería interesante cono una aventura épica. ¿no lo creen?

- Yo solo quiero encontrar a mi esposa – Dije.

- Deben estar bien Júpiter. ¡No te preocupes – Tranquiliza Gregory.

- Podría ser interesante. Claro que quiero estar en ella – Expresó Josefina.

- Estarás eso te lo aseguro – esbozó una risa

- ¡mmm! ¡¡Oye escritor!!...¡¡mmm!!.. ¡Ahh! ¿Seguro estas coqueteándome?..

¡No..¡Nooo!..lo siento pero no puede ser yo soy una mujer dedicada. Somos de diferentes carreras. Aparte, tú estás buscando a una chica. Yo no soy segunda de nadie. No, lo siento mucho. – colocó rostro de indiferencia.

- ¿¿?? – Gregory fruncía el ceño sin entender

- No te preocupes. Le encanta rechazar candidatos a novio que se inventa ella.

- Pero..yo solo dije..

- ¡¡¡¡¡Olvídate de ello!!!!!– Me enfadé con franqueza. Gregory se rió.

 

Al cruzar un pabellón nos escondimos detrás de una pared en la sala de planta baja. Se oía un fuerte sonido humano. Eran ruidos catatónicos para la mente.

- ¡¡Díos!! ¿Qué ruido es ese? – preguntó Josefina.

 

- ¡Parece un oso! – Expresó Gregory.

- ¡Creo saber! – Argumenté anticipando una respuesta. -

 

Al voltearnos a ver. Allí estaba la razón. Wilson estaba en una silla sentado durmiendo. Sus ronquidos eran peores que los de Gaia.

Una imagen de ella una noche descansando se veía boca arriba con un globito de mucosidad creado por el aire en sus fosas nasales y abriendo ella su boca como tenor. Y yo en mi cama observando el techo con ojos irritados y una posible situación de insomnio.

- Es Wilson. Duerme como un tronco fosilizado. Descuiden podemos avanzar.

Fuimos hasta los ascensores hasta la sala del antepenúltimo piso. Allí estaba más oscuro que de costumbre. Josefina con un poco de pánico se aferró a Gregory.

- ¿Estás bien? – Preguntó.

- Si, solo es un poco tenebroso. ¡Puede haber fantasmas!

- ¡Acostúmbrate! – Dije – Si quieres un día trabajar en un museo.

- Gracias por el apoyo moral Júpiter. Lo tendré presente el día que veas uno.

Lo que ella no sabía es que ya había visto uno. Y ya me había aterrado con ello.

 

Fuimos por el pasillo y llegamos a las escaleras. Josefina temblaba y ese miedo se expandió por Gregory.

- ¡Calma! – Dije.

 

Al ascender estábamos en el piso último. Allí recorrimos unos metros. Desde las ventanas se reflejaba la luz de la Luna. Y una silueta se movía con velocidad.

 

- ¿Eh? – Me pregunté. La silueta se desvaneció entre las puertas de la sala Hades. Saqué mis llaves y giré la perilla. Al abrir ambas. La luz hizo un reflejo. Una forma se acercó a nosotros y luego desapareció.

- ¿Júpiter? ¿Qué fue eso? –preguntó Gregory asustado. Josefina apenas podía hablar.

Fui hasta el interruptor. Parecía que no funcionaba la electricidad, así que fuimos avanzando con la luz de los celulares. Cruzamos la estatua de Hades en el medio. Todas las figuras tenían una tez tenebrosa.

- ¡Júpiter! ¡mejor vámonos! – Gregory temeroso me daba el aviso. - El miedo me invadió como a él.

- ¿Y Josefina?– Preguntó Gregory. ¡No está conmigo!

- ¿Quéee? – Dije. Una bruma se formo como niebla.

- ¡¡¡¡¡AHHH!!!!...- El grito de Josefina nos hizo avanzar.

- ¡¡Josefinaaa!!

 

Fuimos corriendo y tropecé en el suelo dándome un golpe. Encima de mí, cayó Gregory. La forma humanoide se hizo presente.

Mis ojos lo veían con claridad. Se fue acercando lentamente. Y extendió la mano. Cerré los ojos por miedo. Ese que Gaia guardaba para que no me torturara. Las luces se encendieron.

A mi lado el gato del vecino ronroneado. Júpiter estaba boca arriba a un costado. Josefina apareció. Había dejado de gritar.

El humanoide era tan humano como nosotros. Un hombre de cabello blanco joven. Una estatura de un metro setenta.

- ¡¡Por favor!! – Explayó con cierta parsimonia.

- ¿Tu?

- Ya les diré. -

 

Gato parecía reírse y fue hacia Josefina. Su andar tranquilizaba en ambiente. Los tres nos reunimos y aquel hombre se presentó. El guardián de la bruma.

- Pensé que nunca iban a venir

 

No entendíamos nada en absoluto. Ordené mis ideas un minutos en cuanto aquel hombre caminaba marcando con su brazo extendido abriendo la palma de la mano. Era como si quisiera invocar magia.

- Primero, lo primero ¿Quién eres?

- Mi nombre es Tristán N. Cerbero. Caballero de la orden del bajo mundo.

- ¡Podrías! ¡Por favor! ¿Ser un poco más claro? – Preguntó Gregory exaltado.

El gato maullaba y Tristán con cierta seriedad asentía.

 

- Soy de una orden antigua que ya no existe. Algo como los templarios o la rosa cruz.

- ¡¡Bien!! ¡¡Bien!! ¿Y seguro me vas a decir que vives aquí?

 

Asintió aquel. Al observar detenidamente su aura. Su forma y porte pude determinar que era el fantasma de la leyenda de la sala Hades.

- Esto no puede estar pasando. Esto es una locura.

- ¡Tranquilo! – Soltó un respiro Gregory.

 

Josefina se mantuvo en silencio, y no le quitaba la vista. Lo estudiaba tan bien como en todo su aspecto detallado. Su rostro era tan particular.

- ¡Vengan conmigo! Debemos irnos.

 

El gato fue el primero en avanzar hacia la dirección de la efigie. Al entrar en la sala el Júpiter nos daba la bendición. Josefina caminó al lado del señor de la bruma. El misterioso Tristán.

- Yo te conozco de algún lado.

 

Tristán no le dirigía la mirada y permanecía firme al frente. Con Gregory analizábamos todo. Josefina lo volvió a ver detenidamente. Sintió como unas lágrimas se escaba huían de sus ojos.

- ¡¡Sí!! ¡¡Sabias que eras!! Si eres tú. El Hombre de la capa. Tú, el hombre que en mis sueños me salvó. ¡¡Si, se que eres tú!!

El señor de la bruma no dijo nada. De hecho se mantuvo en silencio. Recordé que Josefina me había narrado en un momento de su tiempo sobre un sueño. Así como lo que Gaia aparecía en mí.

- Tú apareciste. Y estuviste en mis sueños. ¿Dime? ¿Si es real? ¿Realmente lo fue?

Él no contestaba.

 

- ¡¡Escúchame!! – Y lo tomó del brazo con fuerza. Estaba enojada. Su mirada era de tristeza y enfado. – tú, me llamaste por el nombre real.

¡¡Por quién soy!! ¡¡Dime si es verdad!! ¿Si lo vivido es realmente verdad?

- ¡¡Josefina!!–Dije – ¡¡Josefina!! – grite. Ella se dio la vuelta – ¡¡Ven aquí!! –

 

Ella lo observó con detenimiento y ladeó la cabeza con un ademan negativo y sin remedio. Ella se enfadaba más.

- Estamos en la sala central. Allí se inicializaba todo el preparativo.

 

Tristán fue claro. Para encontrar a Gaia y Luna, Debíamos ir por allí. Por donde la efigie se abre a la isla. Tristán iría con nosotros. Josefina fue por el gato. No quería verle el rostro a Neso, o Tristán. Gregory se acercó a la estatua. Y yo me mantuve pensativo.

- Entiendo su enojo. Pero no puede ser. Ella se dio cuenta, como tú con Gaia, o ese individuo con Luna. Les pido disculpas – hizo una suerte de referencia a mí. Manipulamos su tiempo y lo escondimos y lo volvimos una y otra vez hacer. Lo guardamos en su mente, y sus sueños los

 

proyectaron como película. Era como si el tiempo volviera al mismo lugar haciendo desaparecer las experiencias vividas.

- ¿Una amnesia?

- Algo. Pero al recrearse volvió todo a la normalidad. No los culpo. No la culpo por sentirse confundida y lastimada. Gaía diría lo mismo

- ¿Por qué hicieron esto?

- Para ser felices. Todos los seres sea en donde sea somos imperfectos. Y a veces en alguna parte del universo, del tiempo, o dimensión encontramos a alguien que nos comprende y completa lo que somos.

Recordé todo lo vivido con Gaia.

 

- Pero el sacrificio es que no podemos continuar. Jugamos con el tiempo para que podamos ser felices. Ustedes no debían recordar nada y nosotros nos guardaríamos un poco de ese recuerdo para vivir. Pero sus sueños son tan fuertes que rompieron los esquemas. No la culpo a Náyade por enojarse conmigo, o Josefina como la conocen ustedes.

- Su nombre, era muy particular. –Me dije, sin expresar nada. Eso otro enigma más para sumar. Pero aún seguía en mi mente dibujando a Gaia.

- ¡Ya veo! – Expresé resignado. – Ella jamás se quedaría conmigo. – Tristán no dijo nada. - ¿Y ahora?

- Es la pura verdad. Ese es el ahora. Ya no hay más confusiones de tiempo y espacio. Todo lo que han vivido y vivan es real. Es la pura realidad. -

- ¿Qué eres?

- Soy lo que las escrituras bíblicas conocen como nefasto.

- Entiendo y Gaia, Luna.

 

No dijo nada al respecto, cambiando el tema

 

- Debemos salvarlas. El reino rival quiere que ella se case. –

- ¿Reino rival? – Ahora la confusión era peor. -

 

 

 

 

"Era todo cierto. Tristán N(Neso) Cerbero.

 

Cuando fuimos al museo todo se estaba aclarando. Que esos hechos fueron la pura verdad, y no solos sueños medidos entre lo onírico y la ficción. El hombre de la capa existía. El beso de Luna existía. Mi esposa Gaia y ese te amo hacia ella. Luego por razones extrañas, todo desapareció se volvió confuso. Sus mentes se manifestaron en blanco, hasta que grité por ella por Gaia. Y todos recordaron nuevamente Ella luego recordó como Gregory. Alguien estaba jugando con su memoria para olvidar. Era Tristán, y Luna, y lo más importante Gaia. Eran como aquel demonio de la teoría de Laplace." -

¿Y están en peligro? Un reino rival. -


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