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Por la noche, Adrian llegó a la mansión y fue directamente a buscar a Erika. Por culpa de ella, tuvo que pasar la noche en prisión. La evidencia que Félix había presentado era solo la grabación de la llamada entre Erika y el oficial de policía.
Afirmaron que no era suficiente prueba para meter a Adrian en prisión pero sí suficiente para tenerlo vigilado. Ahora era sospechoso en el secuestro cuando en realidad él era el que lo había hecho.
Cuando llegó a la habitación de Erika, ella no estaba allí. Volvió afuera para revisar el jardín y la biblioteca pero no la encontró por ningún lado.
Con ira, Adrian llamó a los guardaespaldas y exigió —¿Dónde está Erika?
Uno de los hombres pesadamente vestidos respondió —La vimos por última vez en el jardín antes de que se fuera.
—¿Y a dónde fue?
Los guardaespaldas se miraron entre sí pero el mismo respondió —Creemos que volvió a su dormitorio ya que no la vimos salir más.