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En el patio de la mansión Walters, todo había sido decorado con flores de rosa blanca para representar la alegre ocasión que tendría lugar pronto, los niños de los invitados vagaban alrededor del lugar mientras los más pequeños daban suaves pasitos, de lo contrario, se caerían al suelo.
—¡Niños! Vuelvan aquí —la Sra. Walters intentó reunir a los niños en un solo lugar y también lo hicieron los sirvientes. Los padres intentaron mantener a raya a sus hijos, pero parecían estar muy emocionados con la boda que tendría lugar.
Después de que los padres finalmente pudieron controlar a sus hijos, la Sra. Walters se dirigió a la puerta principal para dar la bienvenida a los invitados.
Todo el mundo estaba ocupado con sus arreglos y Mónica no era la excepción. Dentro de una de las habitaciones para invitados que se había convertido en el cuarto de maquillaje de la novia, alguien toca suavemente la puerta antes de abrirla.