"Su expresión seria se volvió juguetona, como la de un niño travieso que quería romper un juguete nuevo.
—Oriana, me encanta atormentar a los demás, y si continuamente me das excusas para jugar contigo, me temo que te desmoronarás tarde o temprano. No podemos permitir eso, ¿verdad? Aún no te he convertido en una bruja de verdad.
—Ten más cuidado, ¿de acuerdo? Tu profesora resulta tener mal genio, así que debes ajustarte en consecuencia. Después de todo, suplicaste tener esta oportunidad de aprender de mí. Esto es a lo que te apuntaste.
Su expresión cambió una vez más, una cara aparentemente carente de emoción o humanidad. Un símbolo de crueldad y una promesa de terror.
—Una última oportunidad. Si fallas o te distraes una vez más, me aseguraré de que te arrepientas de haberme pedido que te enseñe. Cada momento contigo estará lleno de nada más que tormento.