Noah permanecía dentro de su nube negra. Su mirada no se dirigía a los recién formados escudos dorados. En cambio, permanecía fija en el lugar donde el humo había consumido al Segundo Príncipe.
—¿Era eso una marioneta? —Noah no pudo evitar pensar después de revisar la última batalla.
Sus golpes en el cuerpo del Segundo Príncipe y sus intercambios parecían reales. No diferían de las batallas con otras potencias. Incluso Noche no sintió nada inusual al cortarlo.
Sin embargo, el Segundo Príncipe no había mostrado miedo a la muerte. La peculiar forma en la que había muerto también insinuaba que su cuerpo era una simple marioneta en lugar de sus huesos y carne.
—Fue capaz de expresar tanto poder con un cuerpo falso —la mente de Noah se sentía pesada al considerar eso. Inicialmente había pensado que el Rey Elbas era el último oponente digno en la Tierra Mortal, pero parecía que su heredero también pertenecía a los reinos de los monstruos.