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Lin Yuan sintió que una ráfaga de poder había viajado desde lejos y aterrizado en la planta extraña.
Este poder parecía una orden, y revitalizó a la planta extraña, que casi había sido derrotada.
Lin Yuan de repente sintió presión proveniente de este nuevo poder.
Sin embargo, esta presión también le parecía vagamente familiar.
De repente, Lin Yuan se dio cuenta de que era la misma presión que había sentido de Luna Mística.
No obstante, la presión de la planta extraña era más débil que la de Luna Mística.
La planta extraña empezó a luchar contra el poder de la fe de Lin Yuan, y las espinas se movieron para cubrir su cuerpo entero de nuevo. Esta vez, las cicatrices incluso empezaron a avanzar pasando su cuello y hacia su cabeza.
Ahora, incluso el poder de la fe era inútil contra la planta extraña.
Lin Yuan podía sentir el dolor agónico que lo estaba descomponiendo.
Además del dolor, también había una voluntad que intentaba tomar por la fuerza el control de su alma.