Los ojos de Abi se abrieron de par en par cuando su rodilla golpeó su ingle. Su acción hizo que él diera un paso atrás, pero más por shock que por dolor. ¿¡Una pequeña e insignificante humana había golpeado en la ingle al gran él entre todas las criaturas de este mundo?!
Mientras Alex no encontraba palabras, el pequeño y audaz corderito corrió hacia la puerta y la dejó, dejando a Alex casi boquiabierto en incredulidad.
Tomó una respiración profunda. Sus manos estaban apoyadas en sus caderas mientras miraba hacia el techo y al momento siguiente, el sonido de la risa resonó dentro del baño.
Apoyada contra la puerta del baño, Abi se estremeció al oír su risa intimidante. ¿Se había pasado? Él no era un ser humano normal. ¿Eso realmente no debió haberle dolido tanto, verdad?! ¿Entonces, por qué retrocedió así? ¿Ahora incluso estaba riendo como un demonio?