—Señor, tú... —Enrique miró a Xenon con incredulidad.
—Sharon, pídeles que suelten de inmediato al señor Sol y al señor Gabriel —Xenon tomó una profunda respiración y reprimió su ira—. No creo que haya nada que valga la pena participar en una reunión tan aburrida. Como no nos creen, ¡nos marcharemos!
No esperaba que este Xenon fuera realmente un idiota. —Gabriel le echó un vistazo a Sharon—. Si no fuera por esta mujer, habríamos ganado mucho hoy.
Gabriel movió su mano con odio y se marchó con el falso Viejo Maestro Sol.
En ese momento, cuatro personas con uniformes de policía entraron desde la puerta y detuvieron a los dos.
—Esta es mi tarjeta de identificación. Tiene el sello de la Asociación Nacional de Tasadores. No sé a qué te refieres, pero estos son suficientes para probar mi identidad, ¿verdad? —Enrique miró a Xenon con una expresión poco amigable—. ¿Por qué alguien preferiría creer en un mentiroso que en él, que había presentado las pruebas?