—¿Ah, sí? ¿Acaso conoces a Quayle? ¿Por qué no puedo decirte que eres tan capaz? —Las palabras de Paige eran para Louis, pero sus ojos estaban puestos en Nicole como advirtiéndole que no hablara tonterías.
Louis negó con todas sus fuerzas. Luego, se giró y lanzó una mirada furiosa a Nicole. —No hables tonterías. ¿Quién soy yo para conocer a Quayle?
—Pero si tú acabas de decir… —Nicole quería decir algo más, pero fue asustada hasta callar por la mirada de Paige.
Jenna mostró una sonrisa casi imperceptible, y un brillo astuto cruzó sus ojos. —Hace tiempo que veo a través de las fanfarronadas de Louis, pero no lo expuse. Sería más interesante verlo revelar sus verdaderos colores.
—Ja... Debes estar cansado de vivir. ¿Cómo te atreves a hablar de Quayle? —Paige rió de pura ira—. Sujeta la mano con la que este chico firmó. Hoy, le haré saber que hay cosas que no pueden reemplazarse solo porque él quiera.