PUNTO DE VISTA DE ARIANNE
Agarré fuertemente la empuñadura de mi espada, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras observaba a los guardias sujetando a Ravenna. No podía quedarme de brazos cruzados mientras le hacían daño.
—¡Malditos bastardos! ¿Cómo pueden pensar en hacerle daño a una mujer embarazada e indefensa? —grité.
Sin dudarlo, lancé mi espada con todas mis fuerzas, la hoja cortando el aire antes de clavarse en el suelo a solo pulgadas de los guardias.
Cuando se dieron vuelta en shock por el ataque inesperado, me abalancé hacia adelante y agarré a Ravenna del brazo, arrastrándola lejos de su alcance. Mis ojos se abrieron de par en par al ver la magnitud de sus heridas, sangre emanando de heridas en sus brazos y piernas. La ira surgió en mí, haciendo que mis fosas nasales se ensancharan mientras miraba a los guardias con pura furia.