PERSPECTIVA DE IVÁN
Dejé a la sirvienta Arianne en la cama mientras la miraba horrorizado. Su respiración era débil y estaba perdiendo mucha sangre. ¡No estaba sanando! Sus heridas deberían haber desaparecido ya, aunque no completamente debido a la aconitum y al veneno de kanima dentro de ella, ¡no debería estar desangrándose así!
—¡No está sanando! ¿Por qué no está sanando? —pregunté sin dirigirme a nadie en particular mientras miraba a Arianne, que se había puesto pálida.
—Su majestad —dijo Made detrás de mí.
Me di la vuelta para enfrentarla. —¡Cúrala! —ordené bruscamente ignorando sus saludos.
Made pareció sentir mi desesperación porque inmediatamente se acercó a Arianne. Inspeccionó la herida en sus hombros que estaba rezumando sangre negra. Metió su mano dentro de ella, haciendo que Arianne se retorciera de dolor, entonces gruñí a Made, quien bajó la cabeza hacia mí.
—Perdóname, su alteza, pero necesitaba estar seguro de qué le pasaba —dijo Made con la cabeza inclinada.