En el Patio N.° 2 de la ciudad capital, un par de gemelos jugueteaba en el entorno tranquilo.
Un niño pequeño se sentaba serenamente en el pabellón.
A pesar de su tierna edad, exudaba un comportamiento tranquilo mientras hojeaba un libro sostenido delicadamente en sus pequeñas manos.
Con tan solo dos años, ya estaba absorto en la lectura, mientras que sus compañeros aún dominaban el habla, un testimonio de su notable intelecto.
Mientras tanto, su hermana, desbordante de energía, corría por el patio cubierto de hierba, acunando un gatito blanco prístino, con su risa resonando alegremente.
—¡Trevon, ven a jugar conmigo! —gorjeaba ella, su voz llena de inocencia.
—Judith, no molestes los estudios de tu hermano —intervino una voz femenina suave, mientras Heather Sage emergía de la casa.
—Pero quiero jugar con él —protestó la niña pequeña, su sinceridad evidente.