Las primeras eliminatorias de las etapas 1, 2 y 3 se hacen junto a las preliminares de 4, 5 y 6. A Fen Huan le toca mañana.
No puedo dejar de sonreír al ver el combate anterior. Qin Zixuan, el que quiso matarme, está siendo arrollado. Me alegro. Que sufra. Sin duda, su rival es demasiado para mí, pero poco importa ahora. No me tocaría con ella hasta la final. A la que quizás ella llegue. Para mí, es prácticamente imposible.
Ha sido muy agresiva desde el principio. Probablemente, esté cerca de la etapa dos. Si es así, tendría poco qi de la etapa uno. Y sería reacia a usar el de la dos. Por lo que preferiría un combate rápido. Su destreza refuerza esa posibilidad. No es algo que se consiga en un día o dos.
Qin Zixuan se acaba rindiendo. Me lo quedo mirando, sonriendo con burla. Él me mira amenazante cuando baja y se da cuenta. No me intimida lo más mínimo. No me importa ofenderlo. Ya ha querido matarme una vez. Ya es mi enemigo.
Aparta la mirada con un soplido. Queriendo mostrarse arrogante. Aunque es un poco ridículo después de la paliza que le han dado. Je. Le está bien merecido. Ha quedado peor que el año pasado.
Poco después de que se alejen, me llaman para el siguiente combate. Mi adversario sube primero. Yo le sigo a unos metros. Se gira y me saluda protocolariamente.
–Puto esclavo. Deberías estar limpiando letrinas– murmura con desdén.
Lo dice suficientemente bajo para que solo lo oiga yo. El resto ven solo el saludo. Hipócrita. Podría pensar que solo es para provocarme si no hubiera leído la carta. Sin duda, es un capullo.
–Empezad– anuncia la árbitra.
Me lo quedo mirando. Esperando. Circulando qi por mi bastón. Por mis piernas. Preparado para bloquear o esquivar. Mientras él prepara algo. Ambas manos rezuman qi.
–Idiota– me insulta con desdén –. No deberías haberme dejado preparar. ¡Es tu derrota!
Tras esas palabras, aparecen dos enormes lobos. Son ilusiones. No pueden hacerme nada directamente. El problema está en que él se puede ocultar tras ellos. El qi de la ilusión encubre el suyo. Es imposible de detectar.
Ambos lobos se separan. Y se abalanzan sobre mí. Cada uno por un lado. Amenazando de cortarme en mil pedazos. Sin duda, son intimidantes.
Añado qi al bastón. Lo cojo de un extremo con las dos manos. Lo giro para golpear a uno de los lobos. Y hago que se extienda a media que lo giro.
Golpeo aire. Menos mal. No iba con mucha velocidad ni qi todavía. Tenían razón. Se esconde tras el de ojos rojos.
Dejo que la ilusión se siga acercando, mientras sigo girando el bastón. Y mi cuerpo. Que también retrocede un paso con la ayuda de mi técnica de movimiento. Acelerando a medida que lo hago. Y añadiendo qi al bastón.
La aceleración hace que pueda llegar a tiempo a la segunda ilusión. Con el bastón suficientemente extendido para cubrir toda su extensión. Además de estar mi arma vibrando gracias a Golpe estremecedor.
Algo intenta escaparse de la ilusión. Pero ya es demasiado tarde. El golpe es contundente. Tengo que agarrar con fuerza mi arma. Con qi en las manos. Como se enseña en la técnica básica de este golpe rotatorio.
Una silueta sale disparada tras el impacto. Ha bloqueado el impacto con su guadaña. Pero no ha salido indemne. Ni ha podido neutralizar la velocidad que le he ido dando al girar el bastón. Sin duda, no se esperaba que diera toda la vuelta. Estaba demasiado confiado. Punto para Sai. ¿O An? ¿O Dandan?
Resulta un tanto aterrador ser engullido por ambas ilusiones. Pero no puedo dejarme impresionar por ellas. Salgo disparado tras él.
Cae al suelo y rueda unos metros, con su arma fuertemente agarrada. Aunque sufra algún corte. Sabe que si la pierde, estará derrotado. Su escudo ha bajado casi la mitad. Ha sido un buen golpe. Debe de estar dolorido.
Cuando se está levantando, lo recibo con un golpe de bastón de arriba a abajo. Saltando sobre él.
Lo bloquea con la parte metálica de la guadaña. Apretando los dientes. Siendo empujado hacia atrás.
Intento ensartarlo con la punta del bastón. Luego golpearlo con el otro extremo. A veces vibrando. A veces sin apenas peso.
Está en desventaja en el suelo. No sé si su control del qi es peor que el mío. Pero no tiene casi tiempo de ejercerlo. Así que consigo aprovechar casi todo el qi que desprenden los golpes para añadirlo al bastón. Para rápidamente ejecutar alguna de mis escasas técnicas. Además de poder enlazar los golpes con facilidad. Mientras que él apenas puede defenderse.
De repente, el metal de la guadaña empieza a brillar. Doy un paso atrás. Me lo quedo mirando. Está casi sin aire. Su rostro desencajado en una mueca de rabia y frustración. Mirándome con odio.
Hubiera querido seguir atacando. Pero esta técnica es peligrosa. Me avisaron en la carta. Su mayor contrapartida es el alto gasto de qi. Sobre todo, al activarla forzadamente en su situación. Su dantian y meridianos sufrirán las consecuencias por unas horas.
–¡Maldito esclavo de mierda!– grita, abalanzándose sobre mí.
Su guadaña se mueve de lado a lado. Yo uso mi técnica de movimiento para evitarla. Si bien podría bloquearlo, sería más peligroso y menos eficiente. Es mejor simplemente evitarlo.
–¡Vuelve aquí! ¡Cobarde!– exclama, corriendo hacia mí.
Está un tanto cegado por la ira. O frustración. Además de la carga que le resulta mantener la técnica. No se da cuenta de que he alargado mi bastón por debajo. Impacta en su estómago. Suma la velocidad de mi ataque con la suya corriendo hacia mí. Además de ser totalmente por sorpresa.
Sus manos y piernas quedan extendidas hacia delante. Mientras su estómago se detiene casi de golpe. Escupe saliva y algo de sangre. No sé si por su técnica o por el golpe. No debería ser tan grave con el escudo.
La guadaña cae al suelo y llega rodando hasta mí. Le doy una patada para enviarla fuera de la tarima. Aunque no era necesario. Cae de cara, contra el suelo, inconsciente. La suma del último impacto y el haber forzado su técnica han acabado con su resistencia.
–Ganador, Kong– anuncia la árbitra –. Lleváoslo a enfermería.
Un par de estudiantes lo cogen y se lo llevan. Está respirando. No creo que sea muy grave. Sai, An y Dandan estarán contentas. Aunque no sé si tanto como ciertas espectadoras.
–¡Kong es el mejor!
–¡Queremos un hijo tuyo!
Las oigo decir. Exageradas. Sé que lo hacen queriendo. Ni siquiera puedo enfadarme con ellas. Sería peor. Mejor ignorarlas. Aunque en nada me las volveré a encontrar. Tengo descanso hasta la tarde. ¿Con quién será mi siguiente combate?
Miro hacia una tarima cercana. Una estudiante con dos hachas ha ganado su combate. Lástima. No he podido verlo. Aunque las gemelas han dicho que lo grabarían. Ese y el mío.
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Mi siguiente eliminatoria es a última hora de la tarde. Hoy son los de la etapa uno y dos. Mañana seguirán, junto a los de la tres. Todas las eliminatorias de la misma etapa y el mismo cuadro son a la vez. Las tarimas restantes son para las preliminares de 4, 5 y 6. Son bastantes menos que nuestras preliminares, así que pueden hacerse a la vez que nuestras eliminatorias.
Tras ser felicitado y estrujado, consigo escaparme a mi cabaña. Para preparar el combate de la tarde. Después de recoger a las gemelas.
–No será fácil. Es igual de buena que Kong– se preocupa Yi.
Ella ha estado grabando el combate de mi rival, así que ha podido verlo. Las demás han visto algunos fragmentos de la grabación.
–Querrás decir, igual de torpe– se burla Song.
–Ah, culpa mía, igual de torpe quería decir. No sé en qué estaría pensando– le sigue el juego Yi.
Es mi castigo por haber perdido contra Song en el anterior entrenamiento. Con las reglas que pusieron. La tendré que aguantar hasta el próximo. Más me vale ganarla.
Las ignoro. Estoy viendo toda la grabación. No lo veo imposible. Pero tampoco fácil. Mi mayor ventaja es que tengo su grabación para prepararme. Aunque no sé si ella tiene alguna de las mías. Puede que también me esté estudiando en estos momentos.
–Yo creo que no hay mucho lugar para tácticas. Enfrentamiento directo, y que gane el mejor. Digo, el menos malo. Je, je. Intenta mantener media distancia. ¿Qué opináis?– propone Shi.
–Ella ataca con rapidez, y a veces lanza las hachas. No ha usado técnicas poderosas que haya que prevenir, o se puedan aprovechar para contratacar. Las que usa fluyen naturalmente con sus movimientos. Creo que tienes razón. Que estudie sus movimientos para que no le pille por sorpresa, pero poco más– coincide Liang.
–Sus armas tienen corto alcance, como nuestras dagas. Bueno, un poco más. En parte, es parecido a luchar contra nosotras. Excepto que lanza las hachas. Quizás, deberíamos hacer algo así también– aporta Yu.
–Buena idea. Eso de atarlas es interesante. Tendremos que probarlo– también su hermana está interesada.
Nuestra rival tiene atadas las hachas. De esa forma, tras lanzarlas, puede recuperarlas. Existen técnicas que permitirían hacer lo mismo, pero son más avanzadas. Además de que, a nuestro nivel, el número de técnicas que hemos podido aprender es más bien bajo. Aunque no es perfecto, es un método interesante.
–Es muy agresiva. Parece que quiere terminar los combates cuanto antes. Puede que no tenga mucha resistencia– sugiere Ma Lang.
Ella misma no la tiene. Quizás por eso se le ha ocurrido esa posibilidad.
–Es posible, no queda claro. Intenta no dejarla respirar– sugiere Song.
–Se refiere al combate. No pienses otra cosa– se burla Hong, metiendo la lengua en mi oreja.
–¡No le deis ideas!– se hace la escandalizada Shun.
Sin haber dicho nada, me acaban acusando de pervertido. Es injusto. Por una vez, soy inocente.
Al final, acabo practicando un poco con las gemelas y Bang Rui. Aunque, en lugar de dagas, han cogido unas hachas de bajo nivel. Tenemos muchas armas en el Almacén, de la exploración. Lástima que sean todas de Génesis.
Sin bien no son muy diestras en las armas, me sirve como toma de contacto. También estamos limitados al tamaño de la cabaña. No nos da tiempo de ir al bosque. Pero algo es algo. Incluso me han lanzado las hachas. Claro que no hay cuerda para recogerlas. Y Rayitas las ha ignorado cuando le han dicho que las trajera. Está demasiado ocupada siendo cepillada por Liang y Ma Lang. Incluso Lia Qin se ha animado. Ya le va cogiendo confianza.
Cabe decir que está enorme. Aunque también tenemos un problema con ella y Terror. Pronto, no podremos darles comida de mayor nivel al suyo. Guo Xua me ha dicho que no pueden vender del reino del Alma. La propia secta se queda con esa carne. Y necesitaríamos una razón para obtenerla. Si no logramos resolverlo, su progreso quedará estancado.
Podríamos revelar la existencia de Rayitas, pero preferimos no hacerlo. Y la de Terror no sería suficiente. Nos darían muy poca carne para una rata. O plantas.
En cuanto a las salamandras, aún queda para tener ese problema. Pero acabará llegando. Sin duda, tenemos que hacer algo al respecto.
Curiosamente, Terror ha hecho un intento de coger el hacha. Pero el arma es un poco grande para nuestra ratita. Si bien tiene fuerza para empujarla, le es difícil cogerla con la boca. Ha sido gracioso.
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Piernas largas y torneadas. Pecho medio, fuertemente apretado. Pelo verde corto. Ojos verde oscuro. Su rostro no se puede decir que sea espectacular. Aunque tampoco es fea. Más bien mona. Bonito culo. En serio, me tendría que preocupar más de lo peligrosa que es.
Sus hachas no son dobles. Solo tienen un filo. Quizás las hace menos peligrosas. Pero también menos pesadas. Le permite cambiar de dirección o acelerarlas más rápido. Además de poder cogerlas por arriba si es necesario. La he visto hacerlo un par de veces en la grabación
Sus ojos me observan. No hay el desdén de mi adversario anterior. Tampoco curiosidad. Simplemente, parece estar concentrada.
Oigo a mis fans animarme. Son ruidosas, pero resulta extrañamente reconfortante saber que están allí. Incluso a las que no se oyen.
Las gemelas están un poco más allá. Esta vez le toca a Yi grabarme. A Yu grabar el combate entre los que serían mis oponentes. Si es que logro superar esta ronda. Como es normal en ellas, se van turnando.
Nos saludamos. Nos ponemos en posición. Y esperamos la señal.
–Empezad– anuncia el árbitro.