Baixar aplicativo
17.96% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 46: Puente

Capítulo 46: Puente

El Puente de piedra es un paso sobre el barranco, de piedra natural. No es liso, y es probable que haya que escalar un poco. El mayor problema está en la posible presencia de alguna de aquellas aves. Y que parece ser que estamos dentro del territorio de los simios. Al menos hay sesenta de ellos.

Estamos observándolos desde nuestro escondite cuando oímos un grito. Es un simio. Nos ha visto. Me temo que está llamando al resto. Otro grito, por detrás. Otro más. Mierda, nos están rodeando.

Corremos hacia el frente. Hacia su poblado. Hacia las crías. Lanzamos unas piedras explosivas. No intentamos matarlos, solo amenazarlos. Saltan esquirlas y polvo. Algunas de las crías chillan. Muchos adultos se apresuran a protegerlas. Eso nos da espacio para huir. Hacia el puente.

Entre todos, nos abrimos camino. Los simios intentan alcanzarnos. Nos lanzan piedras. A Yi la hieren en la pierna. Cae. No puede continuar. La devuelvo. Se duele. Se sienta a meditar. Parece que no es grave. Y que está preocupada.

  No están muy lejos. Pero dudan cuando los árboles dejan de cubrirnos. Aproximadamente la mitad decide seguirnos. Trepo por la roca mientras Shi y Yu protegen la retirada. Se abalanzan cinco sobre ellas. Se encuentran con la roca. Las he devuelto. Podría llamarlas y devolverlas continuamente, pero se marean si lo hago muy seguido. Su qi se desestabiliza y necesitan tiempo para recuperarse.

Llamo a Ning y Rui. Ning haciendo una pared de qi. Rui reteniéndolos conmigo. Consigo empujar a uno de ellos. Estaba herido. Cae desde el puente. Sus gritos son estremecedores.

Rui está sangrando, pero no se queja. Tiene la marca de unas zarpas en su brazo. Ning consigue acabar el medio escudo, lo que los confunde. Y deja uno en el interior. Sin sus compañeros y distraído por un momento, lo atravieso con la lanza. Rui le clava sus dagas. Y golpea su cuello. Ha estado estudiando uno de los cadáveres. Buscando puntos débiles. Parece que ha encontrado algo.

Guardo el cadáver y las envío de vuelta. Rui está herida y Ning no me será de mucha más utilidad. El escudo me da un poco de tiempo para alejarme. Aunque no sé si será suficiente. Son muy ágiles trepando.

Le saco unos diez metros cuando lo rompen. Salen en mi persecución. Están recuperando el terreno perdido deprisa. Una hendidura en la roca me salva de sus garras. Podría enfrentarme a uno o dos. Pero hay más de diez. No sé exactamente cuántos.

Me refugio allí. No pueden alcanzarme. Pero tampoco puedo escapar. Quizás tendremos que intentar abrirnos camino. Un garra intenta llegar hasta mí. La recibe la lanza. No le hago mucho daño. Por desgracia, es difícil ganar impulso en mi posición, está un poco estrecho aquí. Y no sé imbuirla en qi. Estaría bien aprender. Creo que tenía unos manuales. No creía que me fuera a hacer falta.

No lo vuelve a intentar. Me lanzan alguna pequeña roca. No resulta peligrosa. Golpean las paredes inútilmente. Me pregunto si se irán. Quizás lo mejor sea esperar.

No tengo mucho que hacer, así que adelanto trabajo. Es estrecho, pero cabe una más. Rong parece confundida al aparecer entre las paredes. Sobre mí. No le doy explicaciones. Simplemente la bajo a la altura de mi cintura. Mientras mi mano llega bruscamente a su vagina. Mi cuerpo apretado al suyo. No hay mucho espacio.

–No hagas ruido. 

Cuando se humedece, la penetro. Fuerzo su contenedor. Luego aprovecho para recuperar parte del qi gastado. Resulta un tanto excitante follarla ignorando los peligros. Y libero la tensión. Penetrándola. Empujándola contra la pared. Con sus pechos apretándose contra mí. Aunque no quiera. Sus manos las tiene contra la pared.

La devuelvo llena de mí y llamo a Ning.

–No hagas ruido. Te has portado mejor. Mañana te daré tu recompensa. Ahora solo estate quieta y deja que te folle. Primero haz un pequeño escudo justo encima

Apenas tarda unos instantes en mojarse. Creo que está excitada de este sexo imprevisto, más pronto de lo habitual. Con ella, acabo de recuperar el qi gastado. Bombeo en ella. En su apretada vagina. Se frota contra mí cada vez que puede. Sus manos acarician mi piel. Su boca me busca, aunque no hay mucho espacio. Su cuerpo tiembla contra la pared de piedra cuando la lleno.

Se queda un rato en el suelo cuando la devuelvo, recuperando la respiración. No llamo a Rui. Aún se está recuperando. Le llevará un buen rato. Voy a llamar a Liang para explicarle la situación. Pero oigo chillidos. Golpes. Luego silencio.

Espero un rato antes de trepar por la pared. Por una zona sobre la que no hay escudo. Me asomo con cuidado. Detección de qi no funciona con tanta roca. Seis metros más allá, hay un ave increíble. Mide unos tres metros de alto. Sus plumas brillan como la plata. Su pico aguileño tiene el color carmesí de la sangre de su víctima.

Salgo del agujero y me alejo poco a poco. Intento no hacer ruido. Una pequeña piedra resbala bajo mi pie. Levanta la cabeza y me mira. Pero no se mueve. Quizás no me considera una presa. O ya tiene suficiente con la que ha cazado. Aunque no deja de observarme.

Despacio, sigo trepando por la piedra. Aumentando la distancia con el peligroso depredador. Cuando me alejo unos veinte metros, se vuelve y sigue devorando al simio. Me apresuro a cruzar. No vaya a ser que cambie de idea. O aparezca otro. Solo cuando llego al otro lado y la capa de árboles me protege, respiro aliviado. No detecto nada peligroso. Llamo a Yu.

–He cruzado. Uno de esos pájaros me ha echado una mano– le cuento con una sensación agridulce. Podría haber muerto si me pilla a mí –. ¿Cómo están Shi y Yi?.

–Yi quejándose, pero enseguida estará bien– se burla Yu, sin querer reconocer que estaba preocupada –. Shi solo tenía unos arañazos.

En realidad lo podía ver, pero quería oírselo decir.

–¿Tú estás bien?

Sonríe. Se pone de puntillas y me besa. La verdad es que la montaría allí mismo. Pero es demasiado peligroso. Ahora mismo la prioridad es encontrar un lugar para pasar la noche. Aún es pronto, pero no nos quedan muchas horas de luz. Y este lado del barranco no me ha parecido muy prometedor al cruzarlo. Así que nos internamos en el bosque.

—————

No sé exactamente describirlo, pero es diferente al anterior. Las plantas, los sonidos, los colores. A pesar de que solo los separa el barranco, son bosques completamente diferentes. No sé qué peligros encontraremos.

No tardamos en descubrir un cueva. Está habitada por un lagarto gigante. Una salamandra negra con dibujos naranjas. Pueden llegar a escupir fuego, pero cuando tienen cientos de años. Y niveles mucho mayores. Esta tiene la piel venenosa. Y solo está en la etapa seis.

La entrada de la cueva no es muy grande, poco más de dos metros de alto. Parece profunda. Y adecuada para nosotros. Animales de gran tamaño no podrán entrar. Los simios, por ejemplo, lo harían muy forzados y vulnerables.

Así que nos deshacemos de la salamandra. Liang y Song están encantadas de poder ayudar. Una la distrae. La otra la ensarta. Yu y yo estamos de apoyo. El veneno no es eficaz contra una lanza.

Guardo el cadáver. Mejor no tocarlo sin las herramientas adecuadas. Entramos los cuatro con cuidado en la cueva. No hay más salamandras. Pero si huevos. Los dejo en la Residencia. En una zona apartada. Si nacen, no sé muy bien qué haremos con ellas. Pero parece que las chicas tienen cierto interés.

Ning pone el escudo. A Rong le hago limpiar la cueva. A Rui me la follo.

–Me… Me lo puedes hacer con suavidad por esta vez– me pide, con una inusual timidez.

Bueno, es su premio. Mientras Rong limpia, la tumbo sobre la cama. Acaricio y chupo sus pechos. Jugueteo con su entrepierna. La llevo poco a poco a un orgasmo.

Le abro las piernas y la penetro. Despacio. También la beso. Como si fuera una amante y no una esclava. Aunque no siento lo mismo que con las chicas. Sigo sin perdonarla. No siento que pueda hacerlo si no lo hacen ellas primero.

Me incorporo y la miro. Ella me devuelve la mirada al principio. Luego la aparta. Está inusualmente tímida. Sigo penetrándola con movimientos lentos. Disfrutando de su interior. De como me acaricia. Como me aprieta.

Ella gime. Aunque más bajo de lo normal. Parece absorta en la sensación de ser follada. Su cuerpo no está mal, aunque no sea espectacular. Su rostro no es el que consideran una belleza. Tampoco es fea.

Mis manos disfrutan del calor y suavidad de sus muslos. Solo acelero cuando se aproxima su orgasmo. Cuando parece pedir más. Se tensa y arquea cuando llega. Cuando la lleno. Se recupera mirando al techo. Luego, finalmente me mira.

–Gracias– dice en casi un susurro.

–Lo has hecho bien hoy. Cuento contigo para más adelante.

Ella asiente. Incluso esboza una ligera sonrisa. Cuando la devuelvo, casi inmediatamente coge un cuaderno. El que describe algunos puntos vitales. Lo está comparando con el cadáver del simio. Sé que es totalmente leal a mí. Si no, no le dejaría hacerlo.

A Rong la tira sobre la cama y me la follo a cuatro patas. No era necesario, ya lo había hecho antes. Pero me apetecía. Y tenía que darle una lección. La penetro bruscamente. La azoto. Inhibo su placer. Solo dolor.

–¿Creías que no me iba a dar cuenta? ¿Que podías hacer mal tu trabajo sin que lo viera? ¿Cuánto tiempo crees que he sido un esclavo? ¿Que he estado en tu posición?

Ella no responde. Le pellizco. Con fuerza. Y qi. Ella grita.

–Te he hecho una pregunta

–Lo… Lo siento. ¡AAAaaaaaggh!

–Responde a la pregunta– le exijo.

–Sí. Ah. Lo creía. Amo.

–Si hay una próxima vez, te arrepentirás. ¿Lo has entendido?

–Sí, Amo.

Hundo entonces su cabeza contra la cama. Me la sigo follando para saciar mi lujuria. Mi superioridad. Mi dominio. Es mi esclava y ha de aprender a pensar como una. Como todos lo hemos hecho. Eyaculo dentro de ella con satisfacción. Simplemente dejándome llevar.

–Para mañana prepara tu culo.

–Sí, Amo.

—————

Con las chicas lo hacemos muy dulce. Con muchos besos. Muchas caricias. Demasiadas emociones hoy. Para todos. Sentados uno al frente del otro. Unas con las piernas arrodilladas. Otras estiradas. Pero siempre mirándonos a los ojos. Restregando nuestros cuerpos. Llenándonos del otro.

Ahora estamos todos en la cama. Abrazados. Acariciándonos. Bromeando. Susurrando. Por ahora, nadie está de guardia. Pero todos estamos listos para reaccionar en cualquier momento.

–¡Para! ¡Ja, ja, ja!– ríe Liang.

Nuestra pequeña tigresa está frotando su cabeza contra su pie. Sus bigotes le deben de hacer cosquillas. Yo también lo he sufrido.

Esconde el pie, incapaz de resistir. Veo como nuestra pequeña mascota la mira y va a perseguir ese pie escurridizo. De repente, se para. Se gira. Salta de la cama. Me la quedo mirando. Y el resto no tardan en seguir mi mirada.

–¿Qué está haciendo?– pregunta Yu.

Nos miran a Liang y a mí. Nos encogemos de hombros. La vemos caminar contra la pared. No se detiene. ¿Se va a golpear contra ella? Desaparece. Nos quedamos mirando incrédulos.

Liang es la primera en levantarse y correr hacia el lugar. Sus pequeños pechos se mueven sugerentes. Mira el lugar desconcertada. Alarga la mano para tocar la pared. La mano la atraviesa.

–No hay pared… ¡Es una ilusión!

Todos nos levantamos con curiosidad. Hay un pequeño agujero, el hueco por el que se ha perdido Rayitas. No le han puesto un nombre muy original. Detrás del resto de la supuesta pared, es sólido. Pero no roca. Parece madera. Es una ilusión. Tardamos un poco en encontrar el cierre. Es sencillo. No requiere llave. Solo hay un simple pasador. La única protección es la ilusión.

Al abrirlo, la ilusión desaparece. La puerta está un poco deteriorada. Incluso hay un agujero. Por donde ha pasado nuestra mascota. Liang la coge.

–Mala. Te podría haber pasado algo– la regaña. Esta solo ronronea y se restriega en sus brazos, con un escarabajo en su pequeñas fauces.

–Luego soy yo el que la consiente– me burlo. Ella me saca la lengua. Hay risitas.

Tras la puerta, hay un túnel. Decidimos explorarlo. No puede haber ningún peligro tras una puerta medio podrida, ¿verdad?

–Quizás deberíamos vestirnos. Y estar preparados. Mejor que no vayamos todos juntos. Esto es un poco estrecho y nos estorbaríamos– sugiere Shi.

Todos asentimos. Nos hemos emocionado un poco. Menos mal que está ella aquí.


Capítulo 47: Cultivador olvidado

Entro con Yu. Las demás se quedan en la Residencia, jugando con Rayitas. Poco a poco se va acostumbrando a ellas. Utilizar qi para crear luz es el uso más elemental. Creo que todos deberíamos aprenderlo. Suerte que tenemos a las gemelas.

Es húmedo y silencioso. Yu camina delante. Está un poco tensa. Sé que no debería, pero no puedo evitarlo. Le pongo de golpe la mano sobre el hombro.

–¡AAAAhh! ¡¡¡Kong!!!– grita asustada, primero y enfadada después.

Me mira enfadada mientras me río. Ella infla sus mejillas.

–No me mires a así. Ja, ja. Lo siento, Ja, ja. No lo haré más.

–¡Tonto!

Me pega una patada y se da media vuelta. La abrazo suavemente por detrás.

–Lo siento. No he podido evitarlo. Eres tan adorable. ¿Qué puedo hacer para que me perdones?

–Solo no lo vuelvas a hacer– dice aún con tono de enfado.

–Vale.

La beso en la mejilla. Ella se libra de mi abrazo. Avanza sin mirarme. Parece enfadada. Pero sé que no es así. Solo ha sido una pequeña broma. Y no es la primera. Y muchas veces soy yo la víctima.

–Y no se lo cuentes a Yi.

–Prometido.

Tarda aún un rato en dirigirme la palabra. Luego parece haberlo olvidado.

–¡Aah!– exclama, parándose en seco.

Algo la ha sorprendido. Pero avanza. Aunque despacio. Recelosa. Hemos llegado a una cavidad un poco más grande. Es una habitación. Hay muebles de madera bastante maltrechos. En lo que era la cama, hay un esqueleto. Supongo que es lo que la ha asustado.

–Avisa a las demás. Que lo vean, pero que estén preparadas.

–Ni hablar– se niega ella, con una sonrisa traviesa.

La primera en caer es su hermana. Grita al ver el esqueleto. Y ante el grito y ataque por la espalda de su hermana. Nos mira con cara de pocos amigos cuando nos reímos.

Shi, Song y Liang solo se sorprenden. No se asustan mucho. Estamos acostumbrados a enterrar a los muertos. Incluso a ver esqueletos. Las gemelas parecen un poco decepcionadas. Otra vez será.

–Está espada está bien. Es mejor que la que tengo– se apodera Shi de un arma.

–La lanza está estropeada, pero solo el mango. Probaré a ponerle otro– contempla Song una lanza.

Las gemelas deciden sortearse la daga. La que pierda elegirá la próxima vez. No hay arco o flechas. Sí varios utensilios, muchos de ellos estropeados. Algunos quizás recuperables.

–Estas píldoras deben de ser valiosas, si no se han estropeado– añade Liang, sosteniendo un pequeño frasco.

No parece que estén mal. Aunque ninguno de nosotros sabemos muy bien qué son. Por ahora, las guardo. Cojo un anillo y aplico qi. Por suerte, no está protegido. Saco unos cuadernos. Estar allí los ha protegido.

Uno es de una técnica de cultivación. Llega hasta el reino del Cuerpo. Está basada en extraer la esencia de bestias. Supongo que tiene sentido para alguien que se escondía en el bosque. Pero es inútil para nosotros.

–Debía de estar en el reino del alma. La daga es demasiado buena para alguien en Génesis, pero un poco pobre para alguien en Cuerpo– explica Yu, que ha ganado la daga.

Su hermana refunfuña. Ella parece bastante satisfecha. Está muy interesada en las armas. Ha estudiado varias de ellas en la armería. Aunque no pueda llevárselas, puede verlas y sentirlas.

–¿Quién debía ser?– se pregunta Liang.

–Seguramente nunca lo sabremos– Song se encoge de hombros.

Guardo los cuadernos. Algunos podrían ser interesantes. Decidimos limpiar la habitación. Y hacernos con un anillo más. Hay algo de dinero. En total, unas diez piezas de oro. Una fortuna para mí. Podría comprar algún esclavo barato, quizás a mí mismo. Pero sé lo rápido que se gasta. He acompañado a hacer la compra a la ciudad alguna vez.

La ropa que guardaba en el anillo es aprovechable. No sé si es buena. Para mí, un lujo. Hay restos de ropa fuera. No han sobrevivido al paso del tiempo. Me pregunto cuanto tiempo llevaba aquí.

También hay un extraño pergamino. Parece un pedazo de uno más grande. Y es como si aceptara qi. Aunque no el nuestro. Como si no fuera adecuado.

–Quizás solo responde al de alguna persona, de algún linaje concreto– sugiere Song.

–O hay que estar en un reino más avanzado. En el del alma, el qi se comprime, sube de calidad– sugiere Yi.

–A saber. Guárdalo. Quizás más adelante sirva para algo– propone Shi.

Eso hago. No es que sea un problema. Solo que todos tenemos curiosidad. Lástima que no haya nada que podamos hacer.

Decidimos limpiar la habitación. Nos podría servir de escondite en el futuro. Si no volvemos y nos quedamos aquí. No suena del todo mal. Si incrementamos nuestra fuerza lo suficiente, ya no sería un lugar muy peligroso. Y la ilusión sigue funcionando al cerrar la puerta. Aunque no sé cuánto durará la madera.

Encontramos algunas piedras de energía. Son valiosas. Se usan para cultivar. O para otras muchas cosas, como crear formaciones. Por ejemplo, la formación defensiva a la que estas daban poder. Nos miramos incómodos. Si no se hubiera estropeado, si no hubiera sido creada de forma un tanto precaria, quizás estaríamos muertos. La próxima vez, iremos con más cuidado.

Había también otras formaciones en la puerta que no parecían peligrosas. Una era la ilusión. Las otras tenían que ver con la detección. Quizás para esconderse de otros. Pero ya no funcionan. Parte de la estructura se ha estropeado al pudrirse la madera.

Quizás el esqueleto había sido un experto en formaciones. Al menos sabía algo de ellas. Y un par de los cuadernos son sobre ese tema. Por ahora, no me interesa demasiado. Tampoco parecía que a ninguna de las chicas, pero ya veremos.

Por esta noche, nos quedamos dentro. Es más seguro. A las gemelas les da un poco de miedo los posibles fantasma. A pesar de ello se quedan. Abrazadas con fuerza. La guardia les resultará larga.

—————

Parece que Shi y Song han hecho dos únicos turnos de guardia, Song la última. Compadeciendo a las gemelas.

Voy a buscar a Song a la salida de la cueva, tratando de no despertar al resto. Shi y Liang abren los ojos. Me hacen un guiño y se quedan durmiendo. Llego hasta Song. La abrazo. La beso. Me besa. Mis dedos penetrándola. Los suyos jugueteando con mi miembro. Los otros estrujando sus voluptuosos pechos. Pellizcando suavemente sus pezones. Los suyos jugueteando con los míos.

Nos miramos con pasión cuando nuestras lenguas se separan. No tardamos en volverlas a juntar. Nuestras respiraciones se aceleran. Ella se estremece. Su interior aprieta mis dedos.

Sus brazos pierden fuerzas. Se deja caer. Se acuesta de lado. Las piernas y rodillas dobladas. Como si estuviera sentada. Yo detrás de ella. Accediendo a sus pechos con una mano. Acariciando su pelo con la otra, su largo cabello zanahoria. Penetrándola. Su cabeza girada, buscando la mía. Encontrándola.

–Nunca dejas en paz mis pechos… ¡AAAaaaaahh!– protesta débilmente.

–Me encantan tus pechos pecosos. Son tan suaves. Tan esponjosos– le susurro, estrujándolos.

–¡¡Aaaaaah!! ¡Malo! ¡¡Aaaaah! ¡Aaah!

Una de sus manos se apoya en el suelo. La otra llega hasta mis nalgas. Me da un cachete. Ríe cuando le estrujo más su pecho. Me besa. Mi mano suelta uno y llega al otro. Luego vuelve al primero. Su tacto es adictivo. Muy sensual. Nunca me canso de ellos.

Su pierna buena está entre las mías. La otra por encima. Beso su cuello cuando esconde sus labios. Aparto su cabello para llegar a su oreja. Ella gime de placer. No tenemos prisa. Nos recreamos en nuestra presencia, en nuestra calidez. Cuando la lleno, se ha rendido a mí. Es su cuarto orgasmo.

–Kong…– susurra mi nombre con pasión.

–Eso ha sido intenso. Yo también quiero– aparece de repente una voz.

–Y yo. Quien gane va primera– dice otra.

–Malditas mironas pervertidas– masculla Song, como si ella nunca lo hubiera hecho.

Shi y Liang juegan a un extraño juego con las manos. Las he visto hacerlo alguna que otra vez. No sé muy bien cómo va. Liang gana esta vez. También es sensual con ella. Aunque hay dos más que se unen al juego. Toqueteándonos a los dos. Sus pequeños pechos nunca están solos. Su clítoris es estimulado sin parar. Y tampoco mis orejas se libran. O mi espalda presionada sugerentemente. Incluso mis testículos.

Liang se queja, pero no mucho. Y Shi también lo hace después, cuando es víctima de los mismo. Nos quedamos riendo los cuatro, hasta que aparecen dos hermanas un poco asustadas.

–¿¡Por qué nos habéis dejado solas!?– protesta Yi.

–¡Daba miedo!– exclama Yu, adorable.

–¿Por qué? Solo son fantasmas– se burla Song.

–¡No digas eso!– se queja Yu.

–No seas malas– regaño a Song, aunque no tiene mucho efecto.

Al final, las gemelas se quedan abrazadas a mí. Las acabo follando a las dos juntas. Una sobre la otra. Hacía tiempo que no lo hacíamos así. He tenido que echar a las otras tres para que se calmaran. Me temo que seguirán burlándose de ellas varios días.

Yi está arriba, dándome la espalda. Yu abajo, boca arriba. Abrazadas. Voy alternando en una y otra.

–No te vayas aún…

–¡Aaah! Tan de repente ¡Aaaah!

–¡Sí! ¡Así! ¡Aaaah! ¡Dame un poco más!.

–¡¡Aaaah!! ¡Yi! ¡No me muerdas! ¡¡Aaaaaahhh!!

–¡¡Aaaah!! ¡¡¡Yu!!! ¡¡Rencorosa!! ¡¡¡Hhaaaaaaahhh!!!

Al final acaban las dos estiradas sobre la cama. Boca arriba. Llenas de mí. Respirando pesadamente. Totalmente expuestas.

–Sois realmente preciosas.

––¡Tonto!–– dicen a la vez.

Se cubren tras tirarme unos cojines. Nos reímos. Nos besamos.

–Pero eres nuestro tonto– susurra Yi.

–Nuestro tonto preferido– ríe Yu.

Nos besamos otra vez. Las devuelvo un rato después. Tras estar los tres abrazados.

—————

Hago a Rong que se folle a Ning por detrás. Mientras, yo se lo hago por el frente. Sus piernas sobre su cabeza. Perpendiculares a su cuerpo. No deja de gemir. Se corre con suma facilidad. Incluso sin mi ayuda. Casi tengo que pararla. No parece que Rong disfrute mucho con ello. Pero parece esforzarse en hacerlo bien. Espero que entendiera el mensaje.

Cuando dejo a Ning en el suelo, hago sentarse a Rong sobre mí. La obligo a que sea ella quien se ponga mi miembro en su ano. Quien lo lubrique. Quien se mueva.

–Un poco más rápido– le ordeno, mientras presiono sus pezones con mis dedos y qi.

–Sí, Amo. ¡Haaah! ¡Aaaah! ¡¡Aaah!!.

–Ves preparando a Rui.

–Sí amo. ¡Ah! Slurp

Rui se coloca sobre su cabeza. Para que le lama la entrepierna.

–Vamos, zorra, lámeme– le ordena esta, exponiendo su clítoris.

Rui es la superior de las tres. Luego está Ning. Rong es la esclava de las esclavas. Rui no parece llevarse muy bien con ella. Abusa de ella. Verbal y físicamente. Se mea en su boca. Le hace bebérselo. La agarra del pelo. Apretando su cara contra su coño.

–Límpiame– le ordeno a Rong.

Está aún convulsionado. La he dejado correrse una vez. Se arrastra hasta mí y se lo mete en la boca.

Mientras, hago acostarse a Rui a mi lado. La penetro bruscamente con los dedos, llevándola al orgasmo. Llevo sus rodillas hasta sus hombros y la penetro. Rong está tirada en el suelo. Le he ordenado que mire. Que aprenda.

Rui se agarra los pies con las manos. Estos se tocan. Su boca abierta mientras la penetro. Gimiendo. Entregada. En esta posición, es fácil llegar hasta el fondo en cada embestida. Está totalmente expuesta e indefensa. Sometida a mi voluntad. Estimulo su clítoris, perfectamente visible.

–¿Qué se siente?

–¡¡Aaaahh!! ¡Amo dentro de mí! ¡¡¡AaaaaaAAAH!!! ¡Yo toda de Amo! ¡¡¡¡HHHHhhhaaaAAAaaAAAAAHHHhh!!!! ¡Abierta para Amo! ¡¡¡AaaaaahhH!!!

Follar a Rong tiene el aliciente de dominarla. Rui el de estar completamente sometida a mí. Su lealtad y sumisión son absolutas según los estándares de la Residencia. Su única pega es que aún tengo presente lo que estuvo a punto de hacerle a Shi. Y lo que le hizo a Song.

No se queja ni cuando golpeo sus nalgas. Ni cuando muerdo su tobillo. Acepta cada embestida. Las disfruta incluso si le duelen. Quizás porque soy yo quien la penetra.

–Límpiala. Con la lengua– le ordeno a Rong, señalando la vagina goteante de Rui.

Yo fuerzo mi miembro en la garganta de Rui. No tarda en estar erecto. Rodeado por su lengua. Obligándola a tragárselo. Ella se relame cuando acabo. Las devuelvo a las dos. Rong sigue limpiándola un rato. Diría que hasta que le provoca otro orgasmo.

—————

Salimos en dirección noroeste. Hacia la zona donde se supone que están nuestros objetivos. No tengo muy claro lo que quieren hacer con ellos. La verdad es que ni siquiera estoy seguro de que quiera incorporar a Bai Xuan. Aunque siempre podría ser útil como almacén de qi. Respetaré lo que decidan las gemelas. Las otras creen que ni ellas están aún seguras.

Este bosque es más húmedo. Hay pequeñas ciénagas aquí y allá. Incluso alguna más grande. Las rodeamos. Desconocemos su profundidad. O lo que hay allí dentro. Hemos visto como una especie de jabalí era arrastrado a una de ellas. Sus chillidos de pánico eran evidentes. Debía de ser como alguien en la etapa seis, quizás siete. No hemos llegado a ver qué lo arrastraba. Eso lo hace más tenebroso.

–¿Has visto eso?– susurra Yi.

–Sí.

Era una especie de tentáculo ancho y alargado. O quizás una serpiente. Envuelto en el lodo de la ciénaga. Moviéndose por ella. Apenas lo hemos visto un instante. Aun si fuera más débil que nosotros, en la ciénaga igual no podríamos salir con vida. Mejor no nos acercamos mucho.

Cuando llegamos a un cenagal enorme, decidimos dar un gran rodeo. Es cierto que la tierra sólida tampoco es segura. Incluso hemos topado con una serpiente y un extraño reptil con una curiosa cresta a lo largo del lomo. Nos han atacado. El reptil era incluso más fuerte que yo. Claro que no esperaba luchar contra cinco.

También he encontrado una rama de una madera bastante dura. De longitud similar a una lanza, aunque más gruesa. Me he sentido extrañamente atraído a ella. Les he pedido si podían arreglarla un poco. Yi dice que quizás he encontrado mi arma. Una un tanto inusual. Un bastón.

Puedo ver como las chicas la están puliendo con cuidado. Y recortando por donde les he dicho. Aunque han dejado un trozo sin tratar. Curiosamente, Yi lo había señalado. ¿Se lo ha pedido para ella? En serio son un poco… Un verdadero encanto.


Load failed, please RETRY

Status de energia semanal

Capítulos de desbloqueio em lote

Índice

Opções de exibição

Fundo

Fonte

Tamanho

Comentários do capítulo

Escreva uma avaliação Status de leitura: C46
Falha ao postar. Tente novamente
  • Qualidade de Escrita
  • Estabilidade das atualizações
  • Desenvolvimento de Histórias
  • Design de Personagens
  • Antecedentes do mundo

O escore total 0.0

Resenha postada com sucesso! Leia mais resenhas
Vote com Power Stone
Rank 200+ Ranking de Potência
Stone 34 Pedra de Poder
Denunciar conteúdo impróprio
Dica de erro

Denunciar abuso

Comentários do parágrafo

Login

tip Comentário de parágrafo

O comentário de parágrafo agora está disponível na Web! Passe o mouse sobre qualquer parágrafo e clique no ícone para adicionar seu comentário.

Além disso, você sempre pode desativá-lo/ativá-lo em Configurações.

Entendi