Ye Chen tomó unas cuantas caladas en el banco del parque para despejar su mente. Luego, sacó su teléfono y llamó a Ye Lingtian.
—¿Cuánto sabes sobre la Prisión Fantasma?
En el otro extremo de la línea, Ye Lingtian estaba confundido y negó con la cabeza.
—Maestro de la Sala, nunca he oído hablar de este nombre antes.
—En el futuro, durante tus investigaciones en la Ciudad Capital, estate atento a cualquier información sobre este lugar.
—¡Sí, Maestro de la Sala!
Luego, Ye Chen llamó a Lei Shuwei. Esperaba que Alma del Dragón supiera más, ya que eran una fuerza gubernamental, pero la respuesta que recibió fue la misma.
Como si la Prisión Fantasma no existiera en este mundo.
Después de colgar, Ye Chen cayó en profunda reflexión.
—Un nombre que incluso Alma del Dragón no reconoce. ¿Realmente existe esta Prisión Fantasma?