En este momento, los dos expertos de la familia Chu estaban realmente asustados.
Nunca habían visto una mirada tan fría.
Una simple mirada fue suficiente para someterlos a ambos.
¡Esa única mirada también parecía determinar su destino!
Chu Shuran, que estaba detrás de ellos, sintió que algo no iba bien y gritó:
—¿Por qué no están haciendo nada? ¿No entendieron mis palabras? ¡Atrápenlo!
Sin embargo, la única respuesta que recibió fue silencio e indiferencia.
Los dos expertos de la familia Chu realmente no sabían qué hacer. Justo cuando estaban a punto de explicarse, escucharon una voz escalofriante.
—¡Arrodíllense!
¡Miraron al hombre frente a ellos con horror!
No sabían qué tipo de magia empleaban las palabras de la otra parte, pero en realidad sintieron una presión extremadamente aterradora que parecía haber descendido del cielo.
Esta presión se estrelló directamente sobre sus cuerpos.
¡Bang!
Sus rodillas cedieron y sus huesos crujieron. Pronto, no pudieron resistir más.