—Entonces, ¿lo que estás diciendo es que voy a ser un pato sentado hasta que esa perra salga de esa mansión? —preguntó Marlon severamente. Pero sonó más como una afirmación que como una pregunta, y el subordinado lo comprendió.
Asintió solemnemente y cerró los ojos, esperando el castigo de su Maestro.
Pero el golpe no ocurrió. Abrió los ojos lentamente y vio que Marlon estaba de muy mal humor. No dijo nada, pero era obvio que Marlon podría matar a un hombre ahora mismo si alguien lo provocara.
—Vete ahora —dijo Marlon—. Y el subordinado se fue inmediatamente.
Marlon apretó su bastón hasta que su mano tembló. Tomó su teléfono y llamó a su nuera.
Estaba avergonzado, pero Sarah debía conocer su fracaso para poder planificar más adelante.
Después de todo, Sarah era una mujer buena e inteligente que podría crear algún esquema elaborado. Era una nuera perfecta para él y una esposa perfecta para Henry.
La llamada se conectó poco después;
—¿Hola?