—Continúa —dijo Kate sin miedo en sus ojos—. Simplemente les diré que estás allanando mi propiedad. Este es mi apartamento, ¿entiendes?
—P—Pero dijiste que yo también podía quedarme aquí!
—Ya no más —Kate sonrió—. En el mejor de los casos, solo les diré que tú fuiste quien me atacó primero, por eso me estoy defendiendo.
—¡Qué en el-¡Estás mintiendo! ¡No tienes pruebas de eso! —Erin gritó, pensando que los policías le creerían porque tenía moretones en sus mejillas.
—Igual que tú, ¿tienes pruebas de que fui yo quien te hizo eso? —Kate dijo, y Erin se quedó atónita al darse cuenta de que Kate tenía razón. Ella tampoco tenía pruebas de lo que sucedió en este momento—. De hecho, siempre serás la equivocada si llevamos esto a la policía. Porque tú eres la que allanó una propiedad privada.
Erin apretó los dientes. Estaba furiosa por el hecho de que no podía hacer nada contra su hermana. No estaba acostumbrada a este sentimiento de derrota y quería vengarse de su hermana.