Pronto, varios instructores aparecieron. En un ambiente solemne y sonoro, cada uno de ellos dio un breve discurso, felicitando a los sobrevivientes del Ejército de Soñadores por superar las inmensas dificultades y regresar al mundo real con vida. También hablaron sobre aquellos que habían caído y ofrecieron palabras de consuelo, diciendo que su sacrificio no sería olvidado por la humanidad.
Después de todo, la humanidad solo seguía existiendo gracias a jóvenes como ellos.
Para Sunny, esas palabras sonaban vacías y huecas, pero afectaban a muchas personas en la multitud. Vio a algunas personas llorando, otras tratando de mantener la cara valiente. Todos habían perdido un amigo, un compañero o un ser querido durante los tumultuosos últimos días en la Costa Olvidada.