—¿Cómo... cómo demonios se mueve esta cosa?
Desafiando toda lógica, el esqueleto se lanzó contra Effie con una velocidad que ni siquiera Sunny mismo era capaz de alcanzar. Sin tejido muscular conectando los huesos, la extraña criatura aún era capaz de mantenerse erguida, correr... y atacar con una fuerza feroz.
Un momento antes de que el monstruo no muerto cerrara la distancia entre ellos, Effie gritó:
—¡Manténganse juntos!
Entonces, giró su torso y golpeó su escudo contra la monstruosidad que se lanzaba. Con un estallido atronador, el esqueleto fue lanzado hacia atrás. Su cráneo y caja torácica se rompieron, arrojando fragmentos de hueso afilado en el túnel. Como una marioneta rota, cayó al suelo en un montón informe.
Sunny miró el desastre de huesos rotos con confusión.
—Espera... ¿eso es todo?
La cazadora gritó, arrancándolo de sus pensamientos:
—¡No se detengan, sigan!