—Hace mucho tiempo que alguien no me miraba con tanta sinceridad —Mizuki pensó con una pequeña sonrisa en su rostro.
Como mujer que había vivido durante un tiempo, tenía mucha experiencia y estaba acostumbrada a que la gente hablara de lo hermosa que era.
Sabía que era hermosa, y eso no era arrogancia ni vanidad; era una verdad innegable.
Ella era atractiva, y lo sabía muy bien.
… Pero con el tiempo, esos elogios empezaron a volver-se vacíos, esos elogios comenzaron a parecer falsos para ella. Por eso, se sorprendió cuando Víctor la elogió con tanta sinceridad, y ni siquiera estaba mirando sus atributos.
Lo cual, en su humilde opinión, era bastante impresionante para las mujeres comunes.
—...Entonces, ¿me vas a decir cuáles son estas técnicas? —Víctor preguntó de nuevo.
—...? —Mizuki salió de sus pensamientos y miró a Víctor, quien en algún momento estaba cerca de ella de nuevo y la miraba con sus ojos brillando rojo sangre.