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Al entrar en su habitación, Britney sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. «¡Abigail otra vez!» Sus uñas se clavaron en los reposabrazos de su silla de ruedas, y su mandíbula estaba tensa con una mezcla de shock y frustración. Se preguntaba cuándo Abigail dejaría de interferir en su vida. «Ella no es mi hermana, sino una enemiga», murmuró en su mente con total repugnancia.
Los recuerdos inundaron su mente. El hombre que solía amar se casó con Abigail, rompiéndole el corazón. Luego supo que su prometido también amaba a Abigail. Las heridas de la traición y el desamor resurgieron con una intensidad que arañaba su alma.
—Abigail, Abigail, Abigail... ¿Por qué todos están tan obsesionados con ella? —La voz de Britney destilaba un desdén venenoso. Lidiaba con las emociones abrumadoras, incapaz de contener su ira y angustia.