El corazón acelerado de Abigail resonaba en sus oídos, y un sudor frío se adhería a su temblorosa figura mientras intentaba asimilar su entorno.
Esta habitación era diferente a las demás; ella podía sentirlo. Era un dormitorio. No podía evitar sentir una sensación de inquietud al asumir que era la habitación de Lance.
La cama se alzaba imponente en el centro de la habitación, su oscuro marco de madera parecía elevarse sobre ella. Las ventanas estaban cubiertas con pesadas cortinas, bloqueando cualquier luz exterior y aumentando la atmósfera claustrofóbica.
No entendía por qué él la había llevado a su dormitorio.
Lance se acercaba más a ella, sus ojos fijos intensamente en su cara. Su sonrisa se ensanchaba más, sus dientes brillando a la luz. Abigail sintió un escalofrío recorrer su espinazo mientras él extendía la mano y acariciaba su mejilla, su toque enviando olas de miedo a través de su cuerpo.
La desesperación se infiltraba en su voz mientras demandaba: "¿Qué quieres de mí?"