Heaven se dirigió al jardín para ver qué estaba haciendo su abuela y con quién estaba hablando. Parecía que lo estaba pasando bien, pero Heaven quería asegurarse de que todo estaba bien y que no pasaba nada extraño.
Cuando llegó al jardín, su abuela estaba sentada muy cerca de un demonio masculino medio vestido, tan cerca que sus muslos y hombros se tocaban. Y él le estaba contando algo en voz baja que la hacía reír. Claramente, su abuela no se sentía tan incómoda cerca de esos hombres medio desnudos como ella.
Cuando Heaven se acercó a donde estaban sentados, se mostró indecisa. No sabía si debía interrumpirlos o no, pero decidió hacerlo de todos modos.
—¿Abuela?
Irene dejó de reír y giró la cabeza. —Heaven.
Se levantó, y el demonio masculino la siguió con la mirada. —¿Me estabas buscando? —preguntó.
—Sí —Heaven respondió.