El gran pie golpeó el suelo y levantó la nieve y pedazos del terreno con él. Estaba claro que no solo el tamaño de Un Cuerno había cambiado, sino que su fuerza también había aumentado drásticamente.
La mayoría de los demás tropezaron ya que el golpe fue inesperado, y mientras se levantaban de la nieve, Samantha miró hacia la nieve y pudo ver la sonrisa de Un Cuerno.
—¡NOOOOO! —gritó Samantha y entornó los ojos—. Yo... yo...
Temía haber perdido a su padre una vez más. Ese dolor había tardado mucho tiempo en sanar, y Samantha ni siquiera estaba segura de haberlo realmente superado. Viendo a Oscar aparecer en su nueva forma, cómo había estado con ella, había sentido que una parte de ella había estado volviendo lentamente.
Samantha todavía se sentía culpable por la elección que había tomado en ese momento, pero no podía negar que disfrutaba pasando tiempo con Oscar, incluso en su estado actual...