Lejos de toda la lucha, de pie solo en medio del desierto estaba el hombre conocido como Eno, pero al mismo tiempo afirmaba no ser él. Estaba tan lejos del campo de batalla que si un humano mirara hacia el desierto, no podrían verlo. En cuanto a Eno, cuando miraba el campo de batalla, podía ver todo lo que sucedía a lo lejos. Todo lo que necesitaba ver.
—Los humanos han decidido venir y ayudarte, pero aquí es donde se llevará a cabo la verdadera prueba, Quinn. —Eno pensó. —En cuanto al refugio, con cuántas fuerzas fuertes enviaron, me sorprende que aún siga en pie. Es una pena que el otro ya no esté ahí para enviar información.
—¿Enviaron a tanta gente porque sabían que iba a estar aquí? —Eno pensó.
—Tal vez debería enviar al otro al refugio para ayudar a los demás, si es que alguno de ellos sigue con vida.—
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