En el planeta Latrina, en el hermoso acantilado que daba al río azul y al refugio, se había abierto un portal cerca de la base del acantilado. Del portal salió primero Erin, y luego James. Los dos llevaban lo que los viajeros de todos los días vestirían. Que solía ser una mezcla de equipo de bestia.
No les daría ninguna razón para sospechar de ellos por llevar armas y, al mismo tiempo, no hacer que se asocien con ningún grupo. A Erin se le había dado una armadura de bestia de nivel básico para cubrir todo su cuerpo. La mayor parte estaba en algún color beige, y se podía decir con solo mirarlo que no estaba cortado ni tallado bien. Como si le hubieran dado sobras del cuerpo muerto de alguien.
Cuanto más empezaba a pensar en ello, más le preocupaba que en realidad podrían ser sobras de uno de sus agentes muertos. No pudo evitar mirar una marca roja extrañamente débil que no desaparecía por mucho que la frotara.