'Esta sensación. No la experimenté desde que era un niño'. Lith recordó tanto el hambre que había plagado su infancia en Mogar como el vacío que más tarde lo había atormentado durante su adolescencia.
Ahora ambos volvían, y eran más fuertes que nunca. Su piel comenzó a robar el elemento de luz del aire circundante y a convertir la oscuridad en Caos.
—¡Rápido, cambia de forma otra vez!— No había rastro de entusiasmo en la voz de Aalejah, solo preocupación. —Tu forma de Abominación es inestable y está devorando a las otras. ¡Concéntrate en las estrellas antes de que la corrupción llegue al punto de no retorno!
Lith hizo lo que se le ordenó, ignorando el dolor, el hambre y la dulce llamada del vacío que le susurraba tomar solo un bocado de la abundante comida que era la mano en su hombro.
'El elfo ni siquiera notará si le doy una mordida, mientras que yo tengo tanta hambre'. Esos pensamientos no pertenecían a Lith y lo asustaban.