—Una vez que lleguemos al Grifo Dorado, tú, yo y todos los que están dentro van a Despertar, creando el ejército más fuerte que Mogar haya visto. Nadie podrá detenernos y el trono finalmente será mío.—
—¿Estás seguro de que quieres Despertar ahora? ¿Qué pasa con el niño?— Ni siquiera el hechizo de esclavo pudo evitar que Jakra expresara su preocupación por su bebé nonato.
—Hombre tonto.— Ella se rió, besando su frente y poniendo sus manos en su vientre. —Por supuesto que voy a esperar, pero tampoco falta mucho. Siento que el momento se acerca. Nuestro hijo no puede esperar para conocer a sus padres.—
Jakra podía sentir el movimiento y las patadas que se transmitían desde el interior de su suave piel. La idea de convertirse en padre lo llenaba de preocupación y felicidad al mismo tiempo.