Todd pasó a recoger a Wendy después del trabajo como de costumbre.
Wendy ya le había dicho varias veces que no debería pasar a buscarla tan frecuentemente.
Todd simplemente prometió que solo vendría si estuviera libre.
En realidad, él continuó recogiéndola cada vez.
Ya que era imposible hacerle cambiar de opinión, Wendy dejó de hablar del tema.
De todos modos, solo le llevaba diez minutos llegar a casa desde el trabajo.
Ella y Todd caminaron de regreso a su lugar como de costumbre, cuando de repente comenzó a lloviznar y ninguno de los dos tenía un paraguas.
Todd levantó la vista al cielo antes de mirar a Wendy.
Luego procedió a quitarse el abrigo y extendió la mano para sostenerlo sobre la cabeza de Wendy.
Wendy se sorprendió cuando Todd lo hizo.
—Solo es una llovizna, estoy bien —dijo Wendy rechazando claramente su gesto.
—Tienes una constitución débil para empezar, te enfermarás si caminas bajo la lluvia —dijo Todd preocupado.