Wendy ansiaba ver a Michael.
Había pensado en cómo se vería y ahora, finalmente, podría verlo por sí misma.
Volviendo la mirada, observó al hombre que estaba a su lado.
Inclinando ligeramente la cabeza hacia arriba, contempló su rostro. Si tenía que ser sincera, pensaba que Michael era muy guapo. Sus rasgos eran bien definidos y perfectamente equilibrados.
Viejas historias solían decir que las hijas tendían a parecerse a sus padres y los hijos a sus madres. Wendy nunca lo había creído, pero ahora que miraba a Leah y a Michael, parecía que había algo de verdad en ello. Los ojos y la boca de Leah se parecían mucho a los de Michael.
En el instante en que sus ojos se posaron en Michael, el corazón de Wendy se aceleró. Este hombre era su esposo, el padre de sus hijos.
Aún sosteniendo su mano en la suya, Michael sintió claramente cómo se apretaba el agarre de su mano.