—Wendy Stewart, no me desafíes —El tono de Michael se había vuelto amenazante de nuevo.
—Michael, piensa en cómo me estás tratando. ¿Soy solo un juguete para ti? ¿Tengo que hacer lo que tú quieras? —Wendy cerró los ojos.
Por un momento antes, su enojo había disminuido, pero las palabras exigentes de Michael hicieron que sus emociones alcanzaran un punto máximo nuevamente. Desabrochó su cinturón de seguridad y se inclinó para abrir la puerta. Su movimiento hacia la puerta fue impactante para Michael.
Cuando Wendy descubrió que las puertas estaban cerradas con llave, inmediatamente tomó el volante y gritó:
—¡Detén el coche!
—¿Te has vuelto loca? —Michael agarró el volante con fuerza, temiendo que pudieran tener un accidente.