—¿Eh? ¿Cómo sabes que tomo un batido de plátano y manzana para desayunar? —preguntó Vernon. Él adquirió este gusto cuando estaba en la universidad, así que no había forma de que Chloe lo supiera de sus días de infancia.
Chloe se detuvo y parecía tan confundida como él.
—Pero ese es para—
—¡Eso es para Mackie! —exclamó Mackie—. ¡Me gusta el plátano y la leche! Mmm… el queso y el yogur también. ¡Mamá siempre hace un batido de plátano y manzana todos los fines de semana!
—Espera, ¿es cierto?
—Jajaja… sí, a Mackie le encantan los productos lácteos y el plátano... —respondió Chloe—. Lo que más le gusta es la leche de plátano.
La mandíbula de Vernon se abrió una vez que se dio cuenta de que tenía las mismas preferencias que esa niña mimada. Tenía un almacén de leche de plátano dentro del refrigerador de su oficina y solo Diamante sabía de esto.
—¿Entonces el batido de plátano-manzana con leche no es para mí?
Chloe negó con la cabeza a regañadientes: —Es… para Mackie.