De repente, Jeslyn sintió emoción recorriendo su cuerpo en el momento en que la persona apareció y, sin pensarlo más, dio el primer paso para correr hacia sus brazos, pero antes de que pudiera dar el tercer paso, fue sacada del tanque por una mano elástica.
Jeslyn se despertó de golpe en su cama, sudando por todas partes. Miró a su alrededor a las personas que la rodeaban, algunas caras eran familiares y otras no.
—¿Amarillo? —preguntó con duda, pero su voz era casi inaudible.
—Me alegra que estés despierta. Deberías relajarte un rato antes de comer algo. Tu tratamiento comenzará mañana —dijo un joven y apuesto hombre con cabello blanco, que Jeslyn supo que era un médico por sus palabras.
Ella negó con la cabeza, —Estoy bien, doctor, es algo normal.