—"Att, ¿rey de pueblo blanco?", acaso recordará este grandísimo idiota que soy su único hermano…—Maldijo Dorian con una expresión de disgusto en el rostro escondida por su barba larga—¡Madre mía, cada vez que leo una de sus cartas pierdo un año de vida!, ¿Cómo puede haber alguien tan obstinado en este mundo?…
Dorian trató de calmar su enojo y releyó la carta otra vez mientras recordaba el inusual anillo de bronce en la mano de Apolo; con su amplia experiencia el mago supuso enseguida un par de posibles escenarios acerca de cómo terminó llegando el anillo de bronce en las manos de Apolo. Por lo que se levantó de su silla y caminó con rapidez hacia un estante lleno de libros, tratando de no perder las ideas en su mente.
Tras buscar unos segundos, el mago sacó un viejo libro muy grueso, cuyo color estaba oculto por la gran cantidad de polvo que tenía: mostrando lo poco consultado que había sido este libro. Sin embargo, a duras penas se alcanzaba a leer el título del libro, el cual decía: "Compilación histórica de ceremonias de grandes y pequeños logros mágicos del imperio"
Rehusándose a llenar de polvo su escritorio, Dorian procedió a abrirlo estando parado para encontrarse con el desagrado de que el interior del libro estaba incluso en peores condiciones que el exterior: algunas páginas parecían haber sido comidas por algunos insectos y la cantidad de polvo no era menor que en el exterior. Para colmo, a medida que el mago volteaba las páginas buscando la indicada, se dio cuenta de que muchos pequeños insectos aún usaban el libro como madriguera, por lo que el mago volteaba esas páginas con rapidez, evitando que los insectos se escaparan del libro y cayeran en su barba larga.
Finalmente, los ojos del mago se iluminaron nuevamente: ¡La página buscada había sido hallada!. Limpiando el polvo con la manga de su túnica negra, el mago procedió a leer su contenido con lentitud, tratando de hallar las respuestas a sus preguntas.
"La maga Helena de pueblo chico, bajo el patrocinio del gran emperador Patricio y su maestro: el gran mago Nemo de llanuras planas, logró sorprender a todos los miembros del concilio de magos al completar la creación de un objeto mágico capaz de seducir a todos los presentes. Tal creación fue llamada como el anillo de la codicia y le concibió el título honorífico de maga de la codicia a Helena de pueblo chico, siendo así la cuarta maga del imperio en recibir dicho título honorífico
Durante el mandato del gran emperador Patricio, la maga Helena de pueblo chico logró sorprender al concilio por segunda y última vez, cuando logró llevar a cabo la transfusión de mentes siguiendo el método del archimago Minos de pueblo blanco con una de sus acólitas, tal genio debía ser honrado con el mismísimo título honorífico de archimago; sin embargo, para disgusto de todos los presentes la transfusión terminó fallando y en consecuencia la mente de Helena y su acólita se fusionaron, provocando lo que se conoce como la maldición de Minos"
—Emperador Patricio… Al parecer esto ocurrió hace aproximadamente tres décadas…—Murmuro Dorian reflexivamente releyendo el texto otra vez—Supongo que Helena terminó perdiendo la cabeza… Me alegro por su acólita, al menos pudo vengarse.
Dorian cerró el libro y comenzó a dar vueltas en círculos alrededor de su escritorio, ignorando los constantes golpes proviniendo de algún alma desafortunada del otro lado de la puerta. Hasta que finalmente, los ojos de Dorian comenzaron a brillar nuevamente y miraron con alegría los documentos en su escritorio: ¡Había hallado las respuestas!
—Así que Helena o su acólita, terminaron yendo al bosque negro, ahí se encontraron con Apolo y trataron de atacarlo. Dado la procedencia de Helena, le era imposible saber que un mago nunca iba a matar a un coloso en el medio de un bosque, incluso si por esas fechas Apolo era un mocoso que no sabía ir al baño por su cuenta. Por tanto, fue Helena o su acólita la que terminó muriendo, sin embargo, la maga se aseguró de maldecir al muchacho que la había matado usando su anillo. Y ahora la gran pregunta: ¿Cómo arreglamos esto?
Fue entonces, cuando la última gran pregunta había sido planteada, que la sonrisa de Dorian comenzó a desvanecerse y sus ojos dejaron de brillar
—Solo hubo cuatro miseros magos de la codicia en todo el imperio, ¿Cómo se supone que voy a solucionar esto? —Se quejó Dorian dándose cuenta del gran problema: a lo mucho había cuatro investigaciones medianamente serias que trataban de explicar cómo se relacionaban la codicia humana con la magia, por lo que tratar de solucionar el problema era prácticamente pedirle que se convierta en el quinto mago de la codicia de este imperio.
—Bueno, si consideramos que todos los magos de la codicia terminaron siendo asesinados de forma misteriosa…—Murmuró Dorian tratando de buscar una excusa para no estar preocupado por no tener una sola solución en la cabeza—Supongo que la mejor forma de cumplir mi misión es justamente no hacer nada. Sí, ¡Es así!, si no hago nada: el chico no será asesinado y se convertirá en un mago de patos, un mago de patos con un anillo que lo vuelve un poco cucú, pero qué persona cuerda busca convertirse en mago…
Con una sonrisa en el rostro por llegar a una solución disparatada que le ahorraba años de investigación en un campo poco explorado, Dorian siguió ignorando el ya cansado golpeteo en la puerta y procedió a dirigirse a su escritorio; sacando una pluma normal, un nuevo tintero y un pergamino en blanco, el mago escribió con una sonrisa algo extraña:
"Querido rey de pueblo blanco:
El problema con el joven coloso fue solucionado y resultó ser que era un simple anillo mágico. Tal y como ambos pensamos: solo esos bárbaros podrían haber caído en tantos problemas ante semejante baratija barata.
En cuanto al otro punto, me place en informarte que el joven Apolo se convirtió en un mago con normalidad y parece estar muy interesado en investigar a los patos del imperio.
Att tu querido H-E-R-M-A-N-O"
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