"¿Ahora me dirás lo que tienes planeado?"
Juntando ambas manos, sus ojos brillaron santificados, algo que hizo que Toru sintiera una deslumbrante luz cegadora pinchando sus ojos.
'Que niña tan rara…'
El burro hablando de orejas. Toru tomó a Sakura entre sus brazos, haciendo que ella se sintiera confundida.
Lo que él había visto antes era el edificio más alto que entró en su campo de visión. Si logran llegar a ese lugar, tendrán una buena vista de la ciudad. Él pensó que eso le interesaría a Sakura, por lo que, sin avisarle a ella, dio un poderoso salto que los elevó en el aire.
"¡Ahhhhh!"
Obviamente Sakura se asustó mucho, pero luego de ver la cara inexpresiva de Toru, se relajó y solo observó en silencio. Era sorprendente para ella el hecho de que, en este momento, Toru está saltando sobre el aire.
No hay ninguna plataforma donde Toru pueda apoyarse, él simplemente las creaba usando su perfecto dominio sobre el ninjutsu.
'Eres muy cálido, Onii-san'
Sintió el viento pasar por su rostro al mismo tiempo que sentía el calor del cuerpo de Toru.
Él ya no estaba frío como al principio. Era una sensación extraña para ella, pero esto…
'Esto me gusta mucho…'
***
Después de eso, repentinamente se detuvieron sobre el sólido techo del edificio más alto que Toru pudo encontrar. Sakura sintió como frenaron de golpe y abrió los ojos.
"¿Uh…? Creo que me dormí un poco…"
Toru suspiro después de escucharla decir eso. La bajó con cuidado hasta que los pies de la niña tocaron el suelo.
"Así que estamos aquí por esto, eh…"
Sakura miró la ciudad y sonrió.
Por su lado, Toru se acercó al borde del edificio y se sentó allí. Sin mirar a la niña, una pregunta extraña surgió en su mente.
"¿De qué color es el alma?"
…
"¿El alma?"
…
Sakura pensó detenidamente.
"Bueno, si tuviera que ponerle un color a las almas, yo diría que blanco"
"Ya veo…"
Toru miró el cielo.
"Yo creo que las almas son rojas. Cómo las rosas, el vino, o la sangre…"
Esto era bastante confuso. Desde el punto de vista de las personas comunes, el alma seria de un color, mayormente blanco o azul cielo, o en extrañas ocaciones verde, pero Toru miraba las almas de color rojo.
Él pensaba esto debido a las experiencias de sus dos vidas.
Para Toru, ese color rojo representa impureza, suciedad, pues en sus dos vidas vivió cubierto por su propia sangre y la sangre de otras personas.
"Las almas son rojas porque están contaminadas con los pecados cometidos en vida. Las almas son rojas porque, de no ser por esos pecados, nadie podría verlas, nadie sería digno de ver tal pureza"
'Mi alma también es roja…'
Por su lado, Sakura tomó esto como una enseñanza de su mentor. Ella asintió con la cabeza luego de lo que Toru dijo y trató de darle más profundidad a esas palabras.
'Si las almas son rojas… Entonces todos, por más más diferentes que seamos, siempre tendremos algo en común'
El alma es roja, Toru acababa de inventarse eso, si, pero pensado en ello desde un punto objetivo, era una verdad innegable. La sangre que aguarda en el interior de Toru, acompañado de las almas sangrientas de todas las personas cuyas vidas se extinguieron en sus manos, eran la prueba de ello. ¿O tal vez eso solo pasaba con Toru?
Era extraño, pero de alguna forma él siempre estaba ligado al concepto de 'alma'. Incluso en su vida como Alek podía manipular cierto elemento que salía de los cuerpos humanos luego de la muerte.
En aquella época, Alek no sabía que lo que tenía en las manos eran almas humanas, pero en la actualidad, si él mismo Toru se pusiera a pensar en ello, se daría cuenta de que es verdad.
Él incluso pudo ver y escuchar las almas de sus amigos de Akatsuki. Eso no era una simple coincidencia. Sus ojos, su existencia en sí, algo raro había estado pasando con él desde el comienzo de todo. Además estaba el recuerdo borroso de aquel día soleado sobre el techo de la mansión. En el momento que cayó al vacío… ¿Había algo en el cielo?
"Solo nosotros podemos decidir si dejar que nuestras almas se tornen rojas y sombrías, o mantenernos ocultos como algo inexistente. Un alma perfecta…"
Dijo Sakura, sentándose al lado de Toru.
"No creo que exista algo así, pero… de ser posible… no creo que sea un buen camino a escoger. Okaa-sama suele decir que los seres humanos, ya sean Magus o personas comunes, todos tenemos defectos, todos somos diferentes. Onii-san es reservado y misterioso. Onee-san es valiente, enérgica y extrovertida, pero no le gusta perder. Yo… yo soy muy tímida con otras personas que no sean Onii-san, Onee-san y Okaa-sama. Me es difícil hablar con otras personas, me pongo nerviosa fácilmente y las palabras no salen de mi boca, pero… se que puedo mejorar. Yo creo que, al final, un alma roja no es algo malo porque si tenemos almas rojas, entonces esa sería la prueba irrefutable de que estuvimos vivos"
Toru, al escuchar eso último, inmediatamente miró a Sakura a los ojos.
Él estaba seguro de que le dijo algo muy parecido a Aoi hace unos meses.
Y pensar que una niña tan joven pensaría algo tan sombrío. Aún así, él…
"Ya veo…"
Sonrió levemente mientras miraba la ciudad.
'¿Qué hay en tu mente, Onii-san? Me gustaría saber qué es lo que piensas. Siempre eres tan misterioso, tan serio… aunque es parte de ti es lo que más me gusta. Eres muy agradable, pero es vergonzoso decirlo en voz alta…'
Hay un sentimiento que la mayoría de seres humanos descubren con el pasar del tiempo. Ya sea en su infancia, adolescencia o adultez. En este momento, Sakura estaba conociendo aquel sentimiento mientras más tiempo pasaba junto a Toru. Podría decirse que ese es lo típico que siente una niña por un chico mayor, pues ellos tienen actitudes que los niños de su edad no tienen.
Así es, a Sakura le gusta Toru. Lo que ella sentía era el típico amor inocente que las niñas de su edad sienten por personas más cercanas. Con el tiempo ese amor irá cambiando o incluso desaparecerá.
Pensando en los sentimientos que lentamente hervían en su corazón, Sakura se levantó y miró hacia abajo por el borde del suelo. El lugar estaba muy alto, pero ella no tenía miedo a las alturas. En lugar de eso, sonrió y le dijo a Toru al oído.
"Onii-san…"
Toru abrió los ojos al escuchar la voz de Sakura e inmediatamente la vio caer del borde del edificio. En una milésima de segundo, él reaccionó, usando la pared del edificio para impulsarse hacia abajo. Debido a esto, la pared sufrió daños, pero nada de eso importaba cuando Sakura acababa de saltar al vacío.
Fue una acción inmediata, pues Toru abrazó a Sakura y frenó en el aire usando Fūton para crear una corriente de aire que disminuya la velocidad de la caída.
"¡¿Por qué hiciste eso?!"
Sakura, acurrucándose en el pecho de Toru, abrió los ojos y sonrió.
"Porque yo sabía que ibas a atraparme. Onii-san es muy amable a pesar de que sus manos están llenas de la sangre de otras personas. 'Assassin, eso es lo que soy' Eso fue lo que dijiste el día que nos conocimos… No creo que seas malo, pero tampoco has hecho cosas buenas. Tu alma es roja y la mia tambien"
Él ya no supo cómo responder a lo que Sakura dijo. Esta niña a veces dice cosas bastante extrañas y sombrías. En ocasiones esto llegaba a ser algo incómodo para Toru. Además de que ella decía esas cosas con esa sonrisa inocente en la cara.
Al final eso era un poco perturbador.
"Haa… volvamos a la mansión"
"Aún no. Todavía quiero estar junto a Onii-san un poco más"
"Tendré que negar tu solicitud. Ya casi es la hora del entrenamiento de Kirei-sama"
"Hm… está bien…"
-Más tarde, en un lugar diferente-
"Y eso es todo lo que buscas, ¿no?"
Con su expresión calmada, digna de un Magus que confía en sí mismo, Tokiomi esbozo una sonrisa relajada mirando directamente al anciano al otro lado de la habitación. Aquel anciano vestía un yukata tradicional de un extraño color verde parecido al oro, y por encima una túnica negra.
El anciano era la verdadera personificación de lo que es ser un 'viejo decrépito', pues tenía una mirada profunda en un rostro pálido y esquelético.
"Huh. Ya sabrás que la última generación de mi familia ha sido un poco… decepcionante. En una familia de Magus se necesita un pilar que sostenga la magia de la familia. Por eso te llamé aquí con una propuesta. Está en ti la decisión final. Para sostener los lazos entre nuestras familias y conservar nuestra magia…"
Tokiomi pensó un poco en esto. Se presentó una oportunidad de oro para él, podría decirse.
Él ya tenía a su heredera, Rin, por lo que Sakura estaba de más en la familia. Si este anciano adopta a Sakura y la instruye en la magia, esto sería beneficioso para ambas partes. Tokiomi refuerza sus conexiones con esta familia, dejando una parte de sí mismo en esto (Sakura).
"Zōken…"
Cerrando los ojos relajado ante el extraño gesto de Tokiomi, el cual lo miró a los ojos manteniendo esa sonrisa carente de emoción, el anciano respondió a su nombre con una mirada sombría y una sonrisa tétrica.
"Me es difícil creer que hayas tomado una decisión tan importante en tan solo unos pocos segundos"
Tokiomi era esa clase de hombre. A él no le temblaba la mano cuando tenía que tomar decisiones que lo beneficien a él y a su familia.
"Me subestimas, claro está. En todo caso, puedes adoptar a Sakura. Enséñale tu magia y criala como alguien que pueda heredar los secretos de la familia Matō. No creo que nada más importe después de eso"
Zōken negó con la cabeza mientras reía entre dientes. Al mismo tiempo, un extraño bicho, más específico, un gusano extraño que se retorcía de forma asquerosa en el suelo, se metió debajo de la túnica de este anciano.
A Tokiomi no pareció importarle esto, así que simplemente caminó en dirección a la salida después de llegar a un acuerdo con la cabeza de la familia Matō.
"Traeré a Sakura dentro de dos días"
"Jejeje… aún puedes arrepentirte, Tokiomi"
Deteniéndose en seco, Tokiomi se dió la vuelta y miró a Zōken con los ojos vacíos.
"¿Por qué debería arrepentirme?"
Zōken se quedó callado después de escuchar eso.
Para las personas comunes sería impensable literalmente regalarle tu hija a otra familia, pero Tokiomi pensaba en los beneficios de esto, mas no en el proceso que esto involucraría.
Después de eso, Tokiomi solo volvió a darse la vuelta y salió de la tétrica y sombría mansión de esta familia de Magus.
-Mansión de la Familia Tōsaka-
Últimamente, meditar se había vuelto algo que Toru hacía con frecuencia. Se sentaba en el techo de esta mansión y trataba de mantener su mente en blanco, alejando todos los pensamientos negativos que lo molestan todos los días, pero…
'Es muy difícil'
No importa si Toru trataba de poner su mente en blanco, nuevamente el pasado se proyecta en ese vacío blanco como una película antigua.
Él ya no sabía qué hacer para apaciguar ese dolor punzante que constantemente le recordaba quién es en realidad. Aun así, aunque su corazón es demasiado frágil, siguió soportándolo. Todo terminará cuando él tome el Santo Grial entre sus manos y pida su deseo final.
'Solo así encontraré la paz..'
Pero, ¿qué pasará cuando su deseo se cumpla? Ningún mundo va a cambiar si él simplemente desaparece, ¿verdad? Él se preguntó….
'¿Qué pasará con ellas?'
Aoi, Sakura y Rin parecían más animadas de lo normal cuando él estaba allí.
¿Está bien pedir este deseo cuando otras personas son felices? ¿Desaparecer no arruinara esa felicidad? Esos fueron los pensamientos que surgieron en su cabeza como agua hirviendo.
Él es aquel que se sacrifica por la felicidad de los demás, no importa que tanto daño esto le cause, si los demás son felices, entonces él también lo será.
'Aquel día…'
En su nuevo cumpleaños, todas parecían disfrutar de la existencia de Toru. ¿Esto está bien? ¿Él merece esto?
'Yo… ¿merezco otra oportunidad?'
Un pensamiento muy diferente al de hace unos meses. Toru, quien está sujeto a los cambios de su alrededor, pensaba que esto no sería posible. Él se había adaptado a esta nueva vida y por eso era tan extraño pedir como deseo desaparecer de la existencia. Y es por eso que otra vez lo pensó…
'Yo… ¿Qué debo hacer?'
Un nuevo dilema ha surgido en su mente.
Sin embargo, interrumpiendo la meditación de Toru, la voz temblorosa de una mujer se escuchó. Se acercó a la ventana de la habitación de donde la voz venía y escuchó en secreto.
-Dentro de la mansión-
Tokiomi le estaba contando la decisión que tomó a Aoi.
En un principio se quedó en shock, pero luego, ocultando sus sentimientos en el fondo de su corazón, asintió con la cabeza y lo aceptó fácilmente.
"¿Cuándo irá Sakura con los Matō?"
"Pasado mañana. Ya estoy preparando todo el método legal. También se lo diré a ella mañana temprano. Así podrá hacer las maletas e irse"
Con una frialdad que no era normal en un ser humano, Tokiomi sonrió y miró a la confundida Aoi a los ojos.
"En nuestra familia, Sakura no podrá surgir como una Magus, sin embargo, si se une a la familia Matō, quienes no tienen un heredero digno, eso cambiaría. Si lo vemos de una manera objetiva, eso nos beneficia a nosotros como familia"
Caminando al lado de Aoi, abriendo la puerta con cierta elegancia enfermiza, salió sin siquiera escuchar la opinión de esta mujer.
***
Al quedarse sola, Aoi cayó de rodillas al suelo y, al otro lado de la ventana, Toru la vio llorar en silencio.
En este momento, Toru solo suspiró cansado y apoyó la espalda contra la pared.
Los sollozos de Aoi, como una suave lluvia, después de unos largos cinco minutos, se desvanecieron lentamente.
…
Al final, Toru pensó:
'Una felicidad que se arruinó…'
-Al día siguiente-
Tokiomi busco a Sakura y le habló de algo.
Toru miró desde la ventana de la casa y supo de inmediato lo que ese hombre le dijo a Sakura, pues la niña puso la misma expresión que Aoi. Ella no se negó. Esto tal vez sea porque Sakura se sentía abrumada por la repentina interacción con su padre, o tal vez por qué de alguna forma pensó que esto la ayudaría a tener la atención de Tokiomi.
Ella no se negó, y aunque quisiera negarse, no podría hacerlo. Las decisiones de la cabeza de la familia son absolutas y el resto de la familia tiene que aceptarlas. Esa era la realidad de los Magus.
Después de eso, como solía hacer con Rin, Tokiomi puso su mano en la cabeza de Sakura y le sonrió.
Ella se sintió confundida, pues esto es algo que su padre nunca había hecho por ella.
"Onii-san se quedará solo…"
Del otro lado de la ventana, Toru frunció el ceño.
'¿Por qué piensas en mí en este momento, tonta?'
Él no entendía cómo es que está niña sentía tanto afecto hacia él.
Las personas más cercanas a él simplemente desarrollan sentimientos de afecto hacia él, aunque él no tenía forma de saberlo.
'Así que… Sakura se irá con otra familia…'
Una sensación de vacío se extendió dentro de Toru, quien miró al cielo dejando salir un largo y solitario suspiro.
'¿Por qué me preocupo tanto por esa niña? No tiene nada que ver conmigo. Esto… no tiene nada que ver… conmigo…'
***
Ese mismo día por la tarde, Sakura se la pasó buscando a Toru. Ella no lograba encontrarlo y eso era demasiado extraño.
'Siempre sueles estar en el techo. ¿A dónde fuiste?'
Bueno, desde el punto de vista de Sakura no se podía ver a Toru, pero él estaba allí arriba, recostado sobre el techo, dejando que el sol lo cocine como si fuera una brocheta.
"¡Onii-san!"
Dijo ella, y Toru abrió los ojos. Se sentó y miró los alrededores. Luego de eso, sintió la presencia de Sakura y apareció de inmediato frente a ella.
"¿Qué?"
Dijo él, y en respuesta, Sakura…
"Jejeje"
Al verlo aparecer con esa cara de poker tan típica en él, de alguna forma su corazón se llenó de felicidad. Sakura se rió sin darse cuenta, haciendo que Toru ladeara la cabeza confundido.
Para ella, Toru era un chico muy lindo y amable, muy diferente a los niños de la primaria que suelen molestarla por ser muy tímida. Para ella, Toru se había convertido en alguien indispensable en su vida. Tal vez… él fue quien la sacó de la oscuridad en la que se estaba metiendo…
"¿Pasa algo?"
"No es nada. Es solo que me alegra verte…"
"Nos vemos todos los días. ¿Por qué deberías alegrarte tanto?"
"Porque Onii-san es Onii-san"
"¿...?"
"Y Onii-san no se va a olvidar de mí…"
Una expresión dolorosa, pero con una sonrisa amable que ocultaba muy bien los sentimientos que surgían en el corazón de esta niña.
Toru bajo la mirada, pues en ese momento vio algo que le molestó mucho.
Sakura tenía la misma expresión que aquel niño que se convirtió en el mesías de un mundo. Esa expresión, ocultando todo lo que yace en el interior. A Toru le molestó que está niña se parezca tanto a su yo pasado. Aun así, aunque esto le molestaba, volvió a mirar a los ojos de Sakura con su cara inexpresiva tan común.
"¿Que te da la seguridad de que no te olvidare?"
Ella respondió reiterando algo que ya había dicho.
"Onii-san es Onii-san"
"Haa… esas palabras carecen de lógica"
"Aunque para ti no tenga lógica, para mí tiene un significado muy claro. Onii-san es Onii-san, y nada cambiará eso. Además, ya deberías saberlo…"
Toru sabía a lo que Sakura se refería así que asintió con la cabeza.
"Ojou-sama será adoptada por otra familia de Magus"
"... ¿Por qué vuelves a usar esos honoríficos tan respetuosos? Llámame Sakura"
"Sakura…"
"Si. Bien hecho. Buen chico"
Dijo ella mientras le acariciaba el cabello a Toru.
Al sentir la pequeña mano de Sakura sobre su cabeza, Toru recordó cuando Aoi hizo lo mismo en su cumpleaños. De ahí, la idea de darle un regalo a esta niña apareció en su mente. A pesar de que ya no es invierno para usar los guantes de lana que Sakura le regaló, él seguía conservando ese regalo como algo valioso. Es verdad…
'El cumpleaños de Sakura ya pasó…'
Ella merecía un regalo, o al menos eso fue lo que Toru pensó en el fondo de su corazón.
Por eso se llevó las manos a un costado de la cabeza y se quitó el arete de la oreja. Después de hacer esto, se acercó a Sakura y la miró a los ojos.
"¿Uh? ¿Tu pendiente…?"
"Sakura me regaló algo en mi cumpleaños. No pude darte nada en tu cumpleaños así que acepta esto como una disculpa"
Ayudándola a ponerse el pendiente, Toru ladeó la cabeza mientras observaba la apariencia de esta niña.
"Hm… te queda bien"
"¿En serio? Gracias…"
Toru asintió con la cabeza ante esto.
"Este arete fue uno de los pocos regalos de cumpleaños que recibí de Okaa-sama. De hecho, al principio eran dos aretes. Okaa-sama los compró con la intención de que fueran una sorpresa para mí. Así que, el día de mi cumpleaños, ella saltó detrás de mí para asustarme y la caja con los pendientes se le cayó en el proceso. Los pendientes salieron volando por la habitación. Cuando intentamos buscarlos, solo pudimos encontrar uno, el que acabo de obsequiarte"
Toru sonrió levemente, como si ese recuerdo le generase una leve sensación nostálgica. En respuesta a la pequeña anécdota de este chico, Sakura se sintió un poco mal por haber recibido este regalo.
"Algo tan importante para ti… No creo que esté bien para mí recibir algo así"
Negando con la cabeza, Toru se puso de pie.
"Descuida. Es un regalo. Okaa-sama estaría feliz de verme regalando algo a alguien"
Los ojos de Sakura brillaron con estrellas.
"Tu mamá suena como una persona muy animada"
"Lo era. Demasiado para mí gusto, pero era mi madre…"
Se dió la vuelta y miró al cielo.
"Y yo no supe apreciar eso…"
Un arrepentimiento palpitaba profundamente en el fondo de su perturbada mente. Recuerdos retorcidos y dolorosos, palpantes a través del tiempo…
Sakura miró al solitario chico que ocultaba lo que sentía, al igual que ella. Ella sintió el pendiente en su oreja y cerró los ojos.
"Gracias, Onii-san. Cuidare tu regalo hasta el final de los tiempos"
Y fueron estas palabras las que rompieron ese ambiente deprimente que se había formado.
Bajando la mirada, Toru asintió con una suave y amable sonrisa en su rostro. Aquella alma roja que desbordaba sangre tal vez podría tener una última oportunidad. A pesar de los tormentos por los que ha pasado, aún había un rastro de esperanza en ese corazón que se ha roto en mil pedazos.
"Bueno, aún es temprano. ¿Quieres salir a caminar un rato, Toru-oniisan?"
El chico suspiró.
"Si…"
Después de eso, estos dos pasaron todo el día explorando la ciudad y creando unos últimos recuerdos antes de que el día acabe.
-Más tarde en la noche-
Sakura yacía durmiendo en el interior de su habitación. Y al mismo tiempo, como una sombra en la oscuridad eterna, con ojos brillantes arcoiris que miraban la muerte directamente, al otro lado de la ventana, aquel muchacho observaba en silencio.
El aire era extremadamente frío, pero Toru no se inmutó. Se miró a sí mismo en el metal de la daga en su mano, miró sus propios ojos en silencio.
Una herencia de una persona proveniente de este mundo. Brillante y peligrosa, capaz de causar daño a todo lo que se acerca. Con colores vivos y extraordinarios. Místicos, en todo el sentido de la palabra.
"¿Que se supone que debo hacer?"
Una respuesta que le muestre el camino correcto. Algo que le ayude a entender estas emociones tan dolorosas que está sintiendo en este momento. Una redención para todo el mal que mancha sus manos con el color de la sangre. Algo… alguien…
Alguien…
Por favor…
Ayudenme…
El dolor de alguien que no logra entenderse a sí mismo.
-Al día siguiente-
Así fue como terminó este primer año. Toru estaba viéndola en ese momento. Con los pétalos de los cerezos bailando con el viento, con una brisa suave en la mañana, Sakura, de la mano con su padre, mirándolo con una sonrisa, ella susurro.
"Gracias…"
Y él solo bajo la mirada mientras Sakura se alejaba. Al mismo tiempo, dentro de la mansión, por una de las ventanas, Rin observaba en silencio.
En ese momento, ella perdió a su hermana pequeña.
***
Unos minutos después de que Sakura se fue junto a Tokiomi, Rin salió de la mansión y fue al jardín. Allí vio a aquel muchacho que pasaba la mayor parte de su tiempo junto a Sakura.
"¿Qué haces?"
Preguntó ella, y Toru le respondió:
"Lo de siempre…"
Mirando las flores con la mirada apagada, con esa aura fría y solitaria de la primera vez que estuvo aquí.
Rin se acercó a él, y se agacho para mirar las flores junto a él.
…
"Oye, Assassin…"
"¿Qué?
…
…
"¿Eres un Assassin…?"
…
…
"Lo soy…"
…
…
"Ya veo…"
…
Drip…
…
"Oye, Assassin…"
…
"¿Qué…?"
…
…
"¿Hay algo de lo que te arrepientas?"
…
"Si…"
…
…
"Ya veo… también yo…"
…
Drip…
Drip…
…
El solo había estado escuchando a Rin hablar, sin apartar la mirada de las flores. En silencio… escuchó los sollozos de aquella niña…
"Me arrepiento… de no haber estado más tiempo con Sakura…"
…
"Si…"
"¿Uh?"
Rin, confundida, miró a Toru por la repentina respuesta.
"Yo sentí algo parecido una vez…"
Un sentimiento que perdura hasta el día de hoy.
-Mansión de la familia Matou-
Sakura estaba un poco nerviosa, pues acababa de llegar a la casa de su nueva familia.
La casa era bastante grande, pero de alguna forma él lugar se veía sombrío y tenebroso. Sin embargo, a su lado Tokiomi parecía estar bastante familiarizado con este lugar.
La puerta principal se abrió y de allí salió un anciano, Zōken. El anciano asintió seriamente al ver a Tokiomi y a la niña a su lado. En silencio, se hizo a un lado y esperó a que Tokiomi permita que la niña avance. Esto no pareció un problema, ya que Tōsaka tocó el hombro de Sakura.
"Ya es hora"
"Si…"
Sakura avanzó junto a su maleta y entró en la casa, no sin antes pedir permiso al anciano que esperaba paciente. Cuando puso un pie en esa casa, un horrible escalofrío le recorrió el cuerpo entero. Casi de inmediato miró hacia atrás para ver a su padre, pero Tokiomi ya no estaba allí.
Ella bajó la mirada, entonces…
"Adiós, Otou-sama…"
"Te mostraré tu habitación"
Zōken caminó delante de Sakura, y ella lo siguió en silencio, aceptando el destino que la esperaba.
***
Su estadía hasta este momento había sido bastante normal. Bueno, solo han pasado unas horas. Parecía que el único presente en esta casa era Zōken, pues los demás miembros de la familia no se encontraban en el país por el momento.
El anciano le dio a Sakura la opción de seguir explorando la casa por su cuenta a excepción de algunos lugares que el mismo anciano describió como atemorizantes.
Así que eso fue lo que ella hizo. Recorrió toda la casa para familiarizarse con todo lo que hay aquí.
"De alguna forma… se siente muy solitario…"
Pasillos y habitaciones vacías. Zonas sombrías y extrañas.
'Creo que… esto se está volviendo demasiado incómodo. Iré a mi habitación'
Un poco nerviosa, se encaminó a su destino hasta verlo con sus propios ojos. Sin embargo, al ver por la ventana, se dió cuenta que el sol ya se estaba poniendo.
Drip…
Drip…
Y al ver la luz del atardecer, las lágrimas comenzaron a caer por su rostro. Ella no sabía que separarse de alguien sería tan doloroso e injusto. Todo iba bien. Todos estaban felices en ese momento, pero ahora todo se arruinó. Rin, su hermana mayor, ni siquiera se despidió. Aoi tampoco estaba allí, pero ella se despidió la noche anterior. Y Toru, ella sabía que ese chico no se despediría de forma normal, así que considero el regalo que ese chico le dio como una forma de despedida.
'Onii-san… en este momento tu… estás viendo las flores, ¿verdad?'
Imaginando esa escena que para ella se había vuelto tan cotidiana, ella sonrió. Abrió la puerta de la habitación y entró. En silencio, se acercó a la cama y miró todo.
La habitación, a diferencia del resto de la casa, era más colorida. La ventana era un poco grande, por lo que la luz del sol llenaba toda la habitación.
Sakura se recostó en la cama y miró al techo por un largo tiempo.
'Yo también debería esperar…'
Mirando las flores, mirando el techo, esperando a que algún día todo vuelva a ser como antes, Sakura lentamente cerró los ojos. Se sintió cansada mentalmente. En unas pocas horas su mente se agotó y ahora necesitaba descansar.
…
***
Una fría brisa le provocó escalofríos. Bajo su espalda, Sakura sintió una superficie dura y fría.
Incómoda, abrió los ojos y se dió cuenta que está no era la habitación en la que se quedó dormida. Todo estaba bastante oscuro, pero aún podía verse un poco del lugar. Un lugar de paredes de piedra, solitario y tenebroso.
'¿Mi ropa…?'
Mirándose a sí misma, entendió porque sentía tanto frío. Su cuerpo entero estaba desnudo. Inconscientemente se cubrió con las manos y, asustada, buscó una salida con la mirada.
Sus ojos vagaron por todo el lugar hasta que, entre la oscuridad, pudo ver unas escaleras que conducían a un lugar en la superficie.
Rápidamente se levantó del suelo cubriéndose el cuerpo con las manos, pero una sombra se presentó en la salida cuando ella hizo esto.
Era Zōken, quien la miró con un rostro inexpresivo.
"Zōken-sama… ¿Qué está pasando?"
Dijo ella con la voz temblorosa y, para responderle, Zōken negó con la cabeza.
"Me tomé la molestia de traerte a ti este lugar para el comienzo de tu entrenamiento. De ahora en adelante serás la heredera de la magia de los Matō, antiguamente conocidos como Makiri. No creo que conozcas nuestros métodos de enseñanza, así que deberás verlo con tus propios ojos"
Sonidos viscosos, como si algo asqueroso se moviera en la oscuridad, sonidos que resonaron en la habitación vacía. Sakura no entendía lo que el anciano le había dicho, pero cuando vio lo que se estaba moviendo en la oscuridad, sus ojos se abrieron con miedo y cayó de rodillas al suelo.
"¿Qué es eso…?"
Zōken le respondió:
"Kokuinchū [Emblema de Gusanos] Son familiares que consumen energía mágica. Los gusanos entrarán en tu cuerpo y modificarán tus circuitos mágicos mientras devoran tu energía, otorgándote la capacidad de realizar hechicería. Aunque puede ser un poco doloroso al principio"
El anciano se dió la vuelta dispuesto a salir de la habitación.
"Entonces… que comience tu entrenamiento, Matō Sakura"
"Zōken-sama… por favor…"
Sakura trató de subir las escaleras, pero los gusanos ya habían tomado esa parte de la habitación.
Incapaz de escapar, Sakura trató de alejarse de los asquerosos gusanos que se arrastraban en el suelo retorciéndose de forma grotesca, pero estos estaban llenando el lugar por completo.
Todo pasó en unos pocos segundos. Los gusanos la rodearon, buscando la energía mágica que yacía en el cuerpo de esta niña.
"No… ¡Alejense! ¡Noooooo!"
Los gusanos finalmente llegaron a los pies de Sakura. Ella por todos los medios intentó no tocar a esas criaturas asquerosas, pero estos, al cubrir toda la habitación por completo, comenzaron a subir por las piernas de esta niña. Ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, al mismo tiempo que sintió la textura asquerosa de los gusanos que subían por su cuerpo.
"¡Por favor! ¡Nooo! ¡Alejense!"
Incapaz de mantenerse de pie, finalmente cedió y cayó de espaldas sobre los gusanos. Justo en ese momento, estos comenzaron a moverse por todo su cuerpo, hambrientos de energía mágica y…
"¡¡AHHHHHHHHHHH!!"
Sakura soltó un fuerte grito sintiendo como esos pequeños monstruos comenzaban a morderla. Sin embargo, esto estaba lejos de terminar, ya que algunos de los gusanos se incrustaron bajo su piel, lo que al final le provocó una de las peores sensaciones.
"¡NOOOOOO! ¡ME DUELE! ¡AHHHHHHHH!"
Con las lágrimas de dolor, con todo su cuerpo siendo abusado por estos monstruos, Sakura se sacudió intentando alejar a los gusanos, pero cuando lograba liberarse de unos pocos, otros saltaban encima de ella.
"¡AYUDENME! ¡POR FAVOR!"
No había nadie en ese momento que pudiera ayudarla. Solo le quedaba seguir sufriendo este dolor hasta que el anciano decida cuándo terminar. Con esas criaturas abusando de su cuerpo, con el dolor y la sensación asquerosa que esto le provocaba, cerró los ojos con fuerza y pensó en la única persona que siempre la protegía.
Toru…
"¡¡ONII-SAN!!"
…
…
…
[#$£€°¥^¢^£%£ππ√`§~∆@#^•````~@&#]
Una voz mecanizada hizo eco dentro de la mente de Sakura. Acto seguido, dentro de su mente, una sombra lejana se presentó en medio de un océano de sangre infinita. La sombra parecía decirle algo, pero Sakura, en el dolor que sentía en ese momento, no pudo entenderla. Aun así, algo extraño pasó después de que la voz dejó de sonar.
Sakura de alguna forma dejó de sentir los gusanos a su alrededor. Cuando abrió los ojos, todo se estaba desvaneciendo como polvo en el aire.
Ella se sintió confundida por unos segundos, ya que toda la habitación quedó vacía después de eso.
Llena de oscuridad, soledad, miró su cuerpo desnudo. Estaba llena de marcas y moretones. En su interior, ella tenía la sensación de que algo se estaba moviendo allí dentro de su cuerpo, algo asqueroso que le provocaba leves sensaciones de dolor y otra extraña sensación que ella no lograba entender debido a su corta edad.
Después de lo que le hicieron esos gusanos, Sakura se abrazó a sí misma y comenzó a llorar en silencio. Y al mismo tiempo, arriba de las escaleras, Zōken había visto todo lo que pasó después de sentir un ligero dolor de cabeza.
'Está niña… por su propia cuenta desintegró una gran parte de mis gusanos…'
Un poder dormido en su interior, como un lazo que conectaba con alguien en específico. Era extraño, pero esta niña sin duda no era alguien normal. El tenía pensado dejarla toda la noche en este lugar, pero parece que eso será bastante difícil.
'Hm… por el momento…'
Tomó la ropa de Sakura y la arrojó dentro de la habitación. Sakura levantó la mirada llena de lágrimas y vio al anciano.
"Vístete y ve a dormir"
Con esto, la noche terminó…
Continuará…