El 25 lo pasamos en casa, disfrutando con los nuevos integrantes de la familia. No hubo nada particularmente interesante, fue un día tranquilo pero divertido.
Lo que si me tome el tiempo de hacer en secreto es usar un clon para viajar por el país en la escoba voladora buscando nuestros destinos para los próximos días y tuve buenos resultados.
El 26 por la mañana partimos como habíamos acordado y fuimos al Londres muggle para pasear por las calles y disfrutar de este lado de la navidad. Compramos algunas cosas y almorzamos en un restaurante, en donde llamamos mucho la atención.
Vestíamos más acorde a la estética muggle pero aun así los colores de nuestros cabellos destacaban mucho por la disparidad y nuestra actitud que parecía de unas décadas pasadas, más con Xenophilius con su sombrero traductor que lo hacía parecer un poco a un mafioso italiano de las películas. Yo como siempre tenía que cubrir el color de mis ojos, mi cabello ya era suficiente para destacar así que era mejor ocultarlos
Por la tarde, además de pasear y comprar chucherías, la pasamos yendo al cine, donde todos disfrutamos de los gustos que no pueden existir en el mundo mágico.
De hecho estaba haciendo lo mismo con mi clon con otro par de personas pero en lugares distintos, ya que no quería mezclar a los dos grupos e interrumpir la diversión.
De este modo seguimos por los próximos días, o en casa jugando y cocinando, o paseando por el mundo muggle.
...
Amelia terminó los informes de la mañana y estaba preparándose para volver a casa para el mediodía, todo gracias al método que usaron con su asistente para terminar su trabajo.
"Creo que esta todo listo" Dijo Amelia "Ya deberías irte, ahora eres tú el que no ha dormido nada"
"¿Me ves cansado?"
"No pero..."
"Tú ve y pasa tiempo con tu sobrina, me quedaré aquí y seguiré trabajando para adelantar cosas y evitar que cosas como la de ayer se repitan... más te vale no volver hoy por la noche sin haber dormido nada"
"¡¿Pero no has dormido nada en quien sabe cuanto tiempo?!" Exclamo Amelia.
"Cuando te vayas haré lo que tú, dormiré aquí un rato y luego seguiré"
"Pero sí..."
"Podemos seguir perdiendo tiempo aquí o puedes irte y hacer lo que tengas que hacer"
"... solo... descansa, una vez vuelva tomate el día libre" Amelia no quería discutir ahora así que lo dejo pasar.
Amelia partió y a través de la chimenea volvió a su casa donde Susan la esperaba con ansias. Amelia estaba contenta de ver a su sobrina con ese estado de ánimo y ambas disfrutaron de su almuerzo juntas. Le preguntó a su sobrina sobre lo de hoy y ella le dijo que por la tarde Red vendría a buscarlas.
Todo fue normal hasta que en una hora de la tarde alguien habia llegado a la casa. Susan salió corriendo emocionada, ya vestida para salir y Amelia solamente pudo suspirar ante eso mientras retiraba las protecciones una vez Susan le gritó que era su amigo.
Red entró a la casa siendo recibido por un fuerte abrazo de parte de Susan y una mirada muy profunda de Amelia al verlo.
"¿A dónde vamos? ¿Mi tía puede ir? Perdón por no avisarte que iría, se me olvido ¿No hay problema verdad?" Susan parecía un hámster hiperactivo.
"Si, no hay problema, cálmate..." Red trató de tranquilizarla.
"Perdón... Red, quiero presentarte como es debido a mi tía, Amelia Bones" Susan presento a su familia a su amigo.
"Un placer conocernos más formalmente" Amelia extendió su mano mientras que con sus ojos trataba de juzgar al niño que tenía delante.
"El placer es mío" Le correspondió el saludo formalmente.
"¿A dónde iremos? ¿Hogsmeade?" Preguntó Susan aun emocionada.
"Susan... cálmate, primero necesitan cambiarse un poco..."
"¿Cambiarnos a qué?" Preguntó Amelia algo curiosa y confundida.
"Mejor salgamos primero y les compraré ropa en el camino" Red pareció pensar un momento antes de decir eso.
"Esta bien, buscaré algo de dinero" dijo Amelia sin dudar al ver la emoción de su sobrina con la idea, no habría problemas en dejar que disfrute estos días.
"No, yo pagaré, fui yo quien las saco a pasear, yo invito todo el día de hoy"
"Pero no podemos dejarte pagar todo..." Dijo Susan.
"Susan... confía en mí, yo me encargo" Red detuvo a Susan "Usted también señorita Amelia, confíe en mí"
"Esta bien, supongo que si falta dinero podemos parar para buscar más" Amelia acepto por el momento.
"Bien, entonces vamos... ¿Podemos usar su chimenea para ir al Caldero Chorreante?"
"Si, no hay problema"
Con eso los tres se dirigieron al Caldero Chorreante.
Cuando ya estuvieron allí, las dos chicas fueron en camino al callejón Diagon, pero Red las detuvo y las llevo hacia Londres, sorprendiéndolas.
Una vez salieron, Red las condujo hacia un Taxi que los estaba esperando. Durante la exploración de Red de ayer se encontró con el taxista y se detuvo por un momento para hablar. Ese día Red le dijo que posiblemente requeriría sus servicios hoy, y que lo esperara aquí cerca de esta hora, además de traerle un regalo de navidad.
Las dos brujas se sorprendieron un poco, no esperaban hacer un viaje como este. Cuando entraron pudieron ver el vehículo muggle, que en pocas ocasiones tenían la posibilidad de apreciar de tan cerca.
"Señor Red" Saludo el taxista "Justo a la hora acordada" Dijo mirando el nuevo reloj en su muñeca, el cual fue el regalo de su pasajero, junto al traje nuevo que estaba llevando puesto.
"Llévanos a algún lugar donde podamos comprarle ropa a las damas, luego podemos seguir el viaje"
"Como ordene" Dijo respetuosamente, se habia metido en personaje al ver a las dos mujeres de curioso aspecto pero de fuerte presencia.
"¿Es tu amigo?" Preguntó Susan susurrando al ver la interacción de Red con el muggle, así mismo, Amelia sin decir nada, también paro el oído para escuchar.
"Digamos que algo así, considéralo mi conductor personal cuando necesito viajar por este 'lado del mundo'. ¿No es así Alfred?"
"Por supuesto, Henry Alfred Watson, a sus servicios" Saludó por el espejo retrovisor.
"Hola" saludó Susan tímidamente.
El viaje transcurrió tranquilo y pronto llegaron a su destino. Cuando bajaron vieron como habia mucha gente por todos lados, Susan hasta se sujetó tanto de Red como de Amelia por los nervios.
Red los llevo por entre las personas hasta una tienda de ropa de mujer mientras que recibían miradas de todas las personas durante el camino por la vestimenta de las dos brujas y el cabello del niño.
Ya en la tienda de ropa, Red pidió algo de ayuda a la vendedora, la cual se sorprendió por la apariencia de los invitados pero aun así hizo lo mejor que pudo para ayudarlos.
Se tomaron su tiempo para poder elegir la ropa y aunque a Amelia no le gustaba mucho este tipo de cosas, al ver a su sobrina siendo feliz decidió sacrificarse. Un tiempo después se compraron varios conjuntos para ambas Bones y aunque Amelia quería pagar por ello se dio cuenta de que no tenía dinero muggle encima y tuvo que aceptar que el niño pelirrojo pagara por el momento.
Los tres volvieron al taxi y pusieron rumbo a su nuevo destino. En el camino, Henry, más relajado y fuera del papel de conductor serio y respetuoso, habló.
"Veo que las ropas le quedan bien a las damas, tu novia se ve hermosa" Bromeó amigablemente.
"Ella ya es hermosa, por lo que quise sacarla a pasear y a su hija, es una niña muy buena" Red Bromeó acariciando la cabeza de Susan como si fuera una niña.
El taxista se rio, Red se rio, Susan estaba confundida y Amelia abrió mucho los ojos al escucharlo pero no dijo nada, ya que en cierto modo estaba tensa al viajar por el Londres muggle así de la nada y no se sentía muy cómoda, no lo hacía frecuentemente.
El taxista y Red tuvieron que explicarle a Susan que era una broma y en que consistía la broma, cuando esta la entendió más a fondo se quedó mirando a Red y a su tía por un tiempo.
Llegaron a su próximo destino, el cine. Allí Red le dijo a Henry en donde y a que hora podía venir a recogerlos.
Red llevó a las chicas Bones al cine a ver una película navideña. El día de ayer Red se tomó el tiempo de visitar varios cines para poder elegir libremente y ver donde estaría menos concurrido y poder disfrutar la película.
Red y Susan se sentaron juntos en dos asientos continuos y Amelia se sentó en un asiento detrás de ellos, en parte para no sobrar en la charla de los niños, y, por otro lado, para poder vigilarlos mejor.
La película comenzó y las dos brujas se asombraron un poco, no es que no conocieran algunas cosas muggles como esta o que en el mundo mágico no haya cosas tan impresionantes, pero era algo nuevo para las dos.
Amelia pudo presenciar como su sobrina cada dos minutos... o dos segundos... le preguntaba al niño pelirrojo sobre lo que estaba pasando en la película o cosas que no entendía. Lo escucho a escondidas con mucha atención para comprender más sobre la relación de los dos, además de que muchas de las preguntas de Susan eran las mismas que las de ella, pero no tenía el valor de preguntar sobre ello personalmente.
El par de niños disfrutó de la película y Amelia, en parte, también. Era una típica historia navideña familiar y esto la hizo reflexionar más sobre lo poco que estuvo en la vida de Susan este último tiempo.
Cuando salieron, Red quería llevarlas a un lugar para que puedan comer algo, ya que era hora de la cena. Les dio la opción de elegir si querían algo elegante o algo más casual, Amelia se lo dejo a Susan para que eligiera y esta decidió algo más casual.
Volvieron hacia donde estaría Henry... y allí estaba, confiable como siempre. Red le dio unas indicaciones y luego de un tiempo llegaron a un sitio menos céntrico y más vecinal, particularmente a un pequeño negocio en una esquina que a pesar de su tamaño estaba bastante concurrido.
Los cuatro bajaron y Red los guio a una mesa, habia visto este lugar el día anterior y por lo que escuchó, era bastante bueno. Red y Henry fueron al mostrador y ambos pidieron lo mismo, hamburguesas.
Red volvió a sentarse con las chicas y hablo un rato más con Susan mientras Amelia los miraba en silencio, sin interrumpirlos, solo observándolos. Cuando los pedidos estaban listos, Red fue a recoger los de los tres. Henry también fue a recoger el suyo, pero no se quedó a comerlo aquí, él se fue y se apoyó en el coche a disfrutar de la comida mientras esperaba al trío.
A Susan le encantó la hamburguesa, parecía que siempre que estaba junto a Red probaba algo delicioso, aunque debido a que no estaba acostumbrada a comer cosas como esta tuvo algunos accidentes que Red se encargó de limpiar, ya que él era el más acostumbrado entre los tres sobre como solucionar los problemas sin magia. Además, le aclaró a Susan que no debía comer esto en exceso o engordaría, asustando a la niña.
A Amelia no le gusto como a Susan, debido a que le pareció algo grasosa, pero no negó que aquí tenían un buen cocinero. También vio como el niño pelirrojo ayudaba y cuidaba a su sobrina, ella quería hacerlo, pero cuando se dio cuenta de que no podía usar su varita aquí ya era tarde para actuar y Red lo habia hecho. En vez de aliviarse por el cuidado del niño hacia su sobrina, ella se preocupó.
Luego de comer volvieron hacia el Taxi y fueron de nuevo al Caldero Chorreante para volver a casa. Red le agradeció por sus servicios a Henry y como prometió le pago el doble de la tarifa normal, además de la hamburguesa.
Los tres se despidieron y tomaron camino a sus propios hogares. Amelia, todavía atrapada en sus pensamientos, se olvidó de darle el dinero al niño por todos los gastos del día como tenía planeado.
También quería hablar con Susan respecto al día de hoy y sus próximas interacciones con su compañero, pero al verla tan feliz decidió dejarlo para otro momento.
Cuando Susan se fue a dormir, Amelia recibió una carta de su asistente diciéndole que más le vale que no apareciera en la oficina por la noche, que si quería trabajar ahí le envió unos informes para firmar.
Amelia sabia que su hija disfruto mucho el viaje y posiblemente quiera repetirlo en estos días si es posible, pero ella no estaba segura de poder acompañarla, por lo que se tomó su tiempo de comprar o crear algunos encantamientos protectores para su seguridad y aclararle rotundamente que sin ellos no tenía permitido salir.
...
Amelia estaba de vuelta en la oficina y pudo ver como su asistente seguía allí a un lado de una montaña de papeles terminados y listos para que ella los revisara y aprobara.
"¿No piensas irte?" Preguntó Amelia, pero ya sin molestarse mucho, empezó a creer que este joven era similar a ella con respecto al trabajo.
"¿Si yo te dijera lo mismo que me responderías?" Tenebrius respondió sin dejar de escribir.
"Supongo que lo que estás pensando... toma, feliz navidad y gracias por tu ayuda estos días" Amelia se acercó al escritorio de su asistente y le entrego dos paquetes.
"Gracias..." respondió Tenebrius algo sorprendido. Tomo uno de ellos y vio que en su interior habia una pluma muy lujosa y con varios encantamientos, luego abrió la otra y dentro habia una hamburguesa, lo que hizo que Tenebrius se quedara mirando a Amelia.
"Mi sobrina se enteró de que es gracias a ti que paso más tiempo con ella y quería agradecerte. A ella le encanta esto por lo que me pidió comprar una para que te la diera"
"Mándale mis agradecimientos" Dijo Tenebrius mientras alejaba su silla del escritorio con el papeleo y empezaba a comerla "Esta buena"
"Son de un lugar..." Amelia trató de explicar, aunque no recordaba bien.
"Sé dé donde son, voy allí a veces" respondió Tenebrius.
"¿Todos los jóvenes conocen ese lugar?" Preguntó un poco intrigada.
"Solo los que tienen un futuro brillante asegurado" Bromeó.
Luego ambos se pusieron a trabajar, pero Amelia no estaba del todo calmada y eso fue algo que Tenebrius vio y se paró para ir a masajearla como la vez anterior.
"¿Por qué haces esto? No estoy cansada como la otra vez, dormí bastante bien" preguntó Amelia, pero no quito las manos, se sentía más relajada y cómoda así.
"Puede ser, pero no estás tranquila, algo te molesta..."
"Sí..."
"Podemos hablarlo, por lo menos quitará mi cabeza de estos documentos por un momento"
"..." Amelia dudó en contar algo tan personal a su asistente, pero necesitaba hablarlo con alguien "Mi sobrina tiene un compañero de Hogwarts... y creo que... ella esta algo fascinada con él"
"¿Y el problema es? ¿No es normal que algo así suceda con los niños?"
"Pero estoy preocupada de que mi niña sea engañada, no es que sea un mal chico, no lo conozco tanto para decirlo, pero... siento que con lo dependiente que se esta volviendo mi hija y con todo el cariño y cuidado que él le da ella pueda terminar haciendo cualquier cosa que le pidan sin dudarlo... ¿Estoy pensando demasiado?"
"Quisas, quisas no... aunque no me sorprendería si el año próximo te enteraras de que tu sobrina esta embarazada"
"¡¿QUÉ?!" Amelia grito cuando esa imagen se formó en su cabeza.
"Es broma, no digo que no pueda pasar, pero no creo que dentro de poco... aún son niños y a menos que él sea un perver... y es posible que no pase nada de eso"
"No sé si me ayudas o me causas más preocupación tus palabras... ¿Creo que en parte es mi culpa? No le preste atención antes a las cartas de Susan cuando hablaba sobre él... él le da el cuidado que yo no le he dado este último tiempo... yo solo quiero que no se aprovechen de ella por mi descuido, por no educarla sobre esto"
"¿No será tiempo de una charla madre-hija sobre el tema?"
"Tal vez... pero no sé si podre hacerlo bien, no soy la más adecuada para estas cosas"
"También puedes hacer que el muchacho desaparezca bajo misteriosas circunstancias" Bromeó "digo, si tuviera una hija y un hijo de perra quisiera hacerle algo... el ya estaría tantos metros bajo tierra que posiblemente podrían encontrarlo haciendo un pequeño poso del otro lado del mundo... pero posiblemente el amigo de tu Susan es un buen chico"
"Tengo muchas cosas que hablar con ella"
"¿Te puedo dar un consejo?"
"Me serviría mucho... por lo menos todos los que me has dado sobre el trabajo son bastante firmes y prácticos" Respondió sinceramente.
"No le digas que deje de verlo, que se aleje o dude de él... solo tendrás el efecto contrario. Tienes que contarle lo que necesita saber, pero no la presiones"
"¿Y qué hago si mis dudas se vuelven ciertas?"
"Hay cosas que no puedes prevenir o enseñar, deberá aprenderlo ella misma, pero lo que tienes que hacer es estar ahí cuando ocurra para reducir el impacto o solucionar el problema... aconséjala y dale libertad, si vas a intervenir que sea desde lejos y que ella no lo sepa"
"... veré que hago" respondió Amelia
Ella quitó las manos de su asistente de sus hombros, volviendo al trabajo y Tenebrius hizo lo mismo.