Gaara no soportaba ser tocado por nadie, ni siquiera por su amado Mitsuki. Así de traumado quedó, luego de haber vivido años sometido a Menma.
Los últimos días padecidos a manos de su cruel esposo significaron su desintegración total. Por más que asistiese al mejor psicólogo, no había progreso en éste tema.
Además cada vez que veía a su hijo Shura, se sentía culpable. Ésto generaba un rechazo muy interno e inconciente en Gaara hacia Mitsuki quien padecía aquello al punto de sentirse miserable.
Shura y Shinki intentaban acercar a su padre al peliazúl pero no lograban conseguirlo. Cada roce que Gaara sentía se alteraba costandole discimularlo.
Mitsuki empezaba a resignarse a vivir lejos de quien tanto amaba. Para no caer en la más absoluta depresión se concentró en la búsqueda de su amigo Boruto.
Una tarde Shura aprovechó que se encontraba solo en la mansión con su padre, para hablar al respecto.
- Padre ¿podemos hablar?- Por supuesto hijo, dime qué pasa.
Ambos estaban en la biblioteca. Gaara se encontraba sentado leyendo una novela de uno de sus autores favoritos. Nunca había perdido su elegancia y buena presencia, ni el monstruo de su ex marido se lo pudo quitar.
Ésto fascinaba a sus hijos debido a que sentían que su papá era una persona digna de admiración. Shura se sentó frente suyo y tras respirar profundo empezó.
- Mitsuki te ama padre, lo que estás haciendole es muy cruel. Nunca me aceptará a mí. Así que no deberías...
- Hijo...yo...no resisto que me toquen en la forma en que él desea hacerlo. Ya tuve suficiente con Menma.
- Sabes que parte de ese trauma se debe a que te sientes culpable porque ambos amamos a la misma persona. Pero ¿sabes? Con gusto me retiraré de ello, si con eso tú vuelves a reír y a ser felíz.
- Mitsuki debió amarte siempre a tí no a mí. Yo...yo estoy sucio hijo...no...
Shura lo abrazó con ternura sintiendo cómo se tensaba al principio, pero inmediatamente se relajó. En verdad Gaara solo podía ser tocado por sus dos hijos.
-Tranquilo papá, no te dañaré- Lo sé hijo, lo sé.-¿Amas a Mitsuki?-Hijo...
-¿Lo amas?- Si - contestó Gaara con dolor mientras las lágrimas hunedecían su rostro - Muchisimo.
- Entonces permitete amar, dejalo acercarse a tí una vez más. ¿No te das cuenta que alejandote de él solo lo estás lastimando?
-Pero tú....- No papá, entiende ésto. Si intentara avanzar con Mitsuki, él sentiría que estoy abusando de su persona. Cada vez que quise acariciarlo de una forma más intima, él me suplicaba que me detenga. ¿Lo ves? Mitsuki te pertenece solo a tí.
Shura abrazó a su padre con mayor fuerza, mientras iba ayudandolo a destruir aquel muro invisible, que Gaara mismo había creado. Mitsuki llegaba en esos momentos y Shura lo hizo llamar.
Cuando el peliazúl entró a la biblioteca Gaara lo miró con intenso amor. Shura se fue para darles privacidad y el pelirrojo se avalanzó a Mitsuki devorandolo con sus besos mientras le susurraba.
- Perdoname Mitsuki, perdoname mi amor. - Gaara- Te amo Mitsuki, te amo tanto.
Mitsuki lo acariciaba haciendolo encender casi inmediatamente. De todas maneras Gaara seguía tensandose ante determinados roces que recibía de parte de su amado.
- No vuelvas a alejarme de tí mi amor - decía Mitsuki - Por favor te lo pido. - Aunque quisiera....no podría hacerlo....Mitsuki...pero...tenme paciencia...por favor mi amor...- Siempre.
Así ambos se pudieron re-encantrar. A Shura nada lo hacía más felíz que poder ver a su padre y a la persona que amaba ser felices.
- El que ama no aprisiona, deja ir. Ese es el verdadero amor - murmuró Shura para sus adentros mientras los espiaba.
Cuando la cosa se puso más candente se alejó dejandolos solos. Gaara ya tenía los papeles del divorcio, era libre. Pudieron volver a la mansión todos juntos, con Mitsuki incluso.
Menma seguía prófugo pero la interpol lo buscaba por tal razón caería pronto. Solo faltaba que Boruto y Shinki se re-encuentren y que tanto ellos como Gaara y Mitsuki se casen para que todo resulte bien.
Miró el reloj. Eran las ocho de la noche, Shinki se estaba demorando bastante. Había ido a clase pero ya debía estar de regreso. Shura lo llamó pero le respondió la contestadora. Respiró profundo. - Seguramente se quedó sin batería.
No lejos de la mansión de los Sabaku, Shinki se dirigía a casa. Se había quedado en la biblioteca de la universidad más tiempo del habitual y se le hizo tarde.
Pero una desconocida voz lo habló. Estaba todo oscuro, la luz de la luna apenas iluminaba parte del lugar. - Shinki - lo llamó un extraño que llevaba capucha para ocultar su rostro.
El aludido volteó en dirección al desconocido cuando sintió una descarga eléctrica asemtarse en sus costillas y recorrer su cuerpo.
Shinki se desmayó al instante cayendo en los brazos de quien lo habló. Fue conducido al interior de un auto para luego perderse en la noche. El secuestrador le quitó el celular y lo apagó.
- Quedate quieto un rato Shinki - susurró el desconocido mientras arrancaba el auto y se alejaba de la zona privilegiada.