King se mantuvo callado durante un rato. En realidad, no quería que le acompañara; después de todo, lo que iba a hacer era demasiado peligroso.
Sin embargo, pudo ver la persistencia en sus ojos en este momento.
Si él no estaba de acuerdo, entonces ella iría al Reino Unido con la Reina.
Así es, cuando King se dio cuenta de que ella entendía al galés, inmediatamente supo que ella había descubierto su plan.
Lanzó un suspiro tranquilo y dijo: —Es un honor para mí que la señorita Gato Negro me proteja.
La Reina que estaba esperando para reírse de Gato Negro: —¿?
Sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa, y miró a King y a Gato Negro con incredulidad, cambiando su mirada entre los dos una y otra vez. Por fin, con el ceño fruncido, preguntó: —¿Están seguros?
King asintió.
—Sí.
La Reina se mordió el labio.
—¿No le importará a su prometida?