El sol de la tarde iluminaba los hermosos prados que veía delante suyo, el viento movía los arboles con verde follaje que, acompañado, con un pequeño lago que veía cerca donde los rayos del sol se reflejaban sobre la cristalina agua haciendo verla mágica. El olor de las rosas, junto al canto de las aves, hacían que Zyorg sintiese un gran cariño hacia el planeta tierra, también le daba razones para protegerla de las manos de Corgana.
Un pequeño carruaje apareció delante de la puerta de entrada, este estaba siendo conducido por Elizabeth, quien llevaba un hermoso vestido azul, Zyorg, al verla, sintió nuevamente esa extraña sensación en su programación. Emitiendo una sonrisa nada fingida Zyorg le dijo
- Hola Elizabeth, ¿qué haces?
- Estuve pensando en que ambos podemos dar una vuelta por las cercanías- le contestó Elizabeth con una sonrisa agradable- ya sabes, para que ambos nos podamos familiarizar con el entorno
- Mi caja madre ya tiene un mapa del territorio Elizabeth- le contestó Zyorg con una gran naturalidad a la vez que se dirigía a donde ella estaba- por lo que no me será necesario un trabajo de exploración
- ¡Oh! lo lamento James Van Zyorg; Pero no todos tenemos algo en nuestras entrañas que nos dibuje un mapa. Yo si deseo saber dónde voy a vivir- le regañó Elizabeth con un tono de enojo fingido, mirándolo de un modo demasiado sugestivo le dijo- ¿por lo que no sería mucha molestia si te pido que me muestres el territorio que tienes trazado en tu mapa?
- Para nada Elizabeth- le contestó Zyorg riendo a la vez que se subía a donde estaba el carruaje
Elizabeth agitó las riendas de los dos caballos y estos comenzaron a galopar. Miraba maravillado toda la naturaleza que lo rodeaba. Cuan distinto era de su hogar dicho planeta, tan fuerte, tan bello y a la vez tan frágil… como lo era ella. Zyorg sintió algo en sus mejillas, una especie de calor que de haberse visto en un espejo las habría notado rojas, por vez primera Zyorg sentía el rubor en sus mejillas al pensar en Elizabeth como alguien a quien proteger, cuidar y … ¿amar? Esa sensación incapaz de computar le era completamente nueva; pero maravillosa a la vez. Elizabeth miró a Zyorg ruborizarse y no necesito de una compleja procesadora en su cabeza para darse cuenta de que era por ella que Zyorg se estaba apenando, en realidad, Elizabeth también sentía como todo tenía sentido al lado de Zyorg, cómo, finalmente, su vida tenía un propósito, algo por que pelear, por que mantenerse en pie defendiendo la decisión de estar a su lado. Nunca pudo hacerles frente a sus padres por que los amaba. Ahora, por el amor de Zyorg, ella les haría frente de ser necesario. Nadie le diría que hacer nuevamente, ella y solo ella seria quien tendría la última palabra en su vida y esa seria amar a Zyorg acompañándolo hasta el final.
- Este planeta es bello Elizabeth- le dijo Zyorg con un tono de pena antes de valor
- ¿Cómo es tu tierra natal James?- le preguntó Elizabeth a lo que Zyorg riendo le respondió
- Lo opuesto a esto, eso seguro- después su sonrisa desapareció para mirar con pesar a su amiga y decirle- es un planeta muerto Elizabeth, solo roca gris, estructuras de metal y fuego volcánico, la belleza que veo aquí es algo hasta irrepetible en el universo Elizabeth
- ¿Te quedarías en este planeta si llegaras a ganar tu batalla contra… como se llame?- le preguntó Elizabeth con verdadera curiosidad
- Su nombre es Corgana y sí, me quedaría aquí, este planeta es hermoso, tan lleno de vida, de alegría, una pintura en movimiento, adoptaría la tierra como mi hogar sin lugar a dudas- miró a Elizabeth para preguntarle- ¿Qué hay de ti? ¿deseas vivir aquí o querrías estar en otra parte?
- ¿Por qué preguntas eso?- rió Elizabeth
- Porque cuando nos conocimos todo parecía dar indicios de que estabas huyendo. Los soldados te buscaban, les tuviste que mentir para que no me mataran y sabiendo que el problema que enfrento puede ser peligroso para ti, de todas formas te las ingeniaste para querer ayudarme. Todo indica que no eres feliz con Víctor y parece que te agrada estar conmigo
- Una fría inteligencia, bravo Elizabeth, fuiste una ingenua al creer que él no lo notaria- murmuró de forma inaudible Elizabeth para responderle a Zyorg- no Zyorg, no deseo vivir aquí. Yo no tengo voluntad ni voz propia en mis decisiones, mis padres decidieron cuando era pequeña que, al crecer, me casaría con Víctor y que este sería mi hogar, pude haberles hecho frente y pelear por mi libertad pero… el amor hacia mis padres me hizo dudar de mi propia rebeldía e incluso me hizo reconsiderar la situación que vivía. Ellos creen que soy frágil, tonta y dócil; pero, con excepción de lo último, yo no soy frágil, mucho menos tonta
- Y tampoco dócil- le dijo Zyorg riendo- porque al querer ayudarme te estás rebelando contra la vida que intentaron imponerte, mis cálculos indican que tú eres una mujer fuerte, inteligente e independiente, solo necesitabas algo que motivara a tu personalidad el poder brillar
- ¿En serio?- preguntó anonadada Elizabeth
- Cien por ciento en serio- rió Zyorg , dando un suspiro añadió- en realidad Elizabeth, tu vida no parece diferir mucho de la mía, es decir, que digan quien debes ser desde el día que fuiste construido
- ¿Zyorg?- preguntó Elizabeth cuando, sorpresivamente, un Lobo de pelaje gris siendo acompañado por un ave aparecieron en ese momento
- ¡Con que allí estabas Zyorg!- rugió el Lobo- ¡¿se puede saber que carajos haces dando un paseo con una hembra humana en lugar de ayudar a Lition?!
Al parecer el paseo había terminado.