[Nombre: Son Goku]
[Edad actual: 17]
[Nivel actual: 48]
[Clase: Monarca de las sombras]
Títulos:
[Aquel que superó la muerte]
[Asesino de lobos]
[Aquel que ha triunfado sobre la adversidad]
[HP: 28,275/28,275]
[MP: 2250/2250]
Su salud y su maná se incrementaron muy considerablemente tras aumentar los puntos de constitución e inteligencia respectivamente.
-Voy bien de momento, pero también necesito descansar un poco -habló Goku recostando su espalda en una pared y se sentó en el suelo.
Sacó una cantimplora del inventario y comenzó a beber agua sin cesar, pero realmente no estaba cansado debido a que no hizo un gran esfuerzo.
"Supongo que en los pisos más elevados aparecerán enemigos más fuertes, no debo perder el tiempo con estos de aquí"- meditó calmado mientras guardaba la cantimplora.
Tenía que acelerar el ritmo si quería terminar esta semana, y la única forma era hacer valer su título como el Monarca de las sombras que era.
-Surjan -habló el pelinegro alzando su mano y enseguida veinte sombras aparecieron ante él- Necesito que me ayuden a limpiar este piso.
Sin perder tiempo las veinte sombras se desplazaron alrededor del piso, listas para derrotar a cualquier monstruo que tuvieran enfrente tal como lo ordenó el monarca.
Varias notificaciones comenzaron a llegarle y Goku sonrió, eso quería decir que los soldados sombra estaban cumpliendo bien su labor.
Aunque...
"Ahora que me fijo, ¿ha subido el número de soldados que puedo extraer y almacenar?"- se preguntó tras haber advertido algo extraño.
Decidió consultarlo así que desplegó una pantalla del sistema y entró a la sección de habilidades específicas de clase para ver.
[Máximo de Sombras: 20/150]
[Sombras almacenadas: 20/120]
-¡¿CÓMO?! -el azabache gritó sumamente sorprendido al ver aquello- ¡¿Puedo almacenar cien sombras más?! ¡Eso es algo increíble!
Sin duda sería una enorme ventaja tener tal cantidad de sombras, y en casos como éste podría despejar más rápido una mazmorra.
"Es genial, aunque no sé donde encontrar cien cadáveres"- pensó Goku mirando a su alrededor.
Realmente no serviría de nada reclutar a los demonios que había vencido; no demostraron utilidad, a diferencia de sus soldados sombra.
"Ya encontraré más sombras que añadir, pero lo que no entiendo ahora puedo almacenar más sombras"- indagó Goku tanteando opciones.
No había sufrido ningún cambio en los últimos días, aunque sí que su estadística de inteligencia se incrementó mucho en las últimas semanas.
"Tal vez sea porque al aumentar mi MP se incrementa el número de sombras que puedo almacenar"- pensó con la mano en la barbilla.
Esa podía ser la respuesta.
"Entonces mientras más puntos de inteligencia tenga mayor será el número de almacenamiento de sombras"- razonó el joven con una sonrisa.
Tocaba subir su inteligencia.
Ahora se arrepentía de haber invertido tantos puntos en fuerza en los primeros días, si tan sólo hubiera sabido de qué servía la inteligencia...
Pero bueno, era tarde para lamentarse.
Ahora tenía que seguir adelante.
Se recostó en el suelo, pensando en muchas cosas entre ellas Tsubaki, Suzaku, Aika, Asgard, la señora Juhee, Kokabiel, su fallecido abuelo...
Hasta que cerró los ojos.
El sueño terminó venciéndole.
"Tienes que sobrevivir pequeño mío"
"Sobrevive... hasta que ellos vengan"
Goku abrió de repente sus ojos notando que había lágrimas en ellos, soñó con una mujer de cabello negro que le decía aquellas palabras.
"¿Mamá? ¿Dónde estás?"- se preguntó Goku llevándose la mano al pecho, sintiendo un ligero dolor en aquella zona, justo donde el corazón.
Tres días después.
Todo siguió su transcurso habitual aunque varios compañeros como Murayama o Aika se extrañaron por la ausencia del azabache.
El profesor tutor les avisó de que por motivos personales Goku se ausentaría toda la semana y le encomendó a Murayama pasarle los apuntes.
El torneo de kendo se llevó a cabo y Goku no estuvo ahí para su equipo, aunque la gran labor de Cha Hae-In fue enormemente destacada.
La chica, que era muy buena con la espada, les ayudó a clasificarse para las finales pero tristemente perdieron contra otra escuela.
Aun así todos se sintieron orgullosos de su desempeño durante el torneo y si Goku hubiera estado ahí, seguro que habrían podido ganar.
Pero no fue así.
Para Tsubaki todo también transcurrió bien, obviamente que echaba de menos a su amado pero no por esa razón su vida se detendría.
Aunque no podía evitar sentir cierta curiosidad por saber en qué lugar estaba entrenando Goku y cómo entrenaba... todo eso era un misterio.
Pero no le iba a incordiar, saber o no aquello no afectaría para nada su relación, que estaba viviendo su mejor momento hasta ahora.
Justo en estos momentos estaba junto a Sona en la sala del club de lo oculto, por ende también se encontraban en el lugar Rias y su peerage.
La razón de esto es porque Sirzechs le había avisado de que algunos miembros de la iglesia visitarían Kuoh... y personalmente a ella.
Y se lo dijo a Sona, que también era dueña de Kuoh. Ahora estaban esperando a que aquellos miembros de la iglesia se mostraran ante ellos.
-¿Por qué motivo crees que hayan venido a Kuoh? -le preguntó Rias a su amiga de la infancia, quien ajustó sus lentes pensando.
-Por la Excalibur que tiene Goku-san... no veo otra respuesta posible -habló Sona mirando a la pelicarmesí, que se puso a hacer memoria.
Recordó que Goku usó Excalibur en su pelea contra Raiser, así que era normal que los de la iglesia vinieran a reclamar lo que era suyo.
Kiba se tensó al oír el nombre de la espada y apretó sus puños, pronto podría llevar a cabo su venganza y honrar la memoria de sus amigos.
"Ni la iglesia ni Goku se interpondrán en mi camino para destruir las Excalibur"- pensó Kiba sintiendo un odio insaciable en su corazón.
-¡Pero es injusto! Goku-san se ganó esa espada y lleva tiempo utilizándola en su poder -exclamó Issei con el entrecejo fruncido por la molestia.
Issei había estado entrenando sin parar hasta el punto de que su cuerpo podía soportar varios Boost continuos sin desplomarse como antes.
Su objetivo ahora, o el que le había sugerido Rias, era alcanzar el Balance Breaker. Es decir, llevar su Sacred Gear al límite y superarlo.
Siguió entrenando su físico para ello pero aun así no daba con la tecla para alcanzarlo. Pero no se ofuscó con eso y continuó entrenando.
"Aunque me gustaría tener una espada como Goku-san jeje"- discurrió Issei imaginándose a sí mismo con Excalibur tal como lo hacía Goku.
-Eso es cierto Ise, pero los dueños legítimos de la espada son los miembros de la iglesia... y por eso vienen a reclamarla -explicó Rias a su peón.
Issei asintió comprendiendo.
Después de todo era lógico, ya que por más veces que la hubiera usado Goku la espada no era de su propiedad sino de la iglesia de Dios.
-Aunque claro, Goku-san no está aquí para dársela -agregó Sona mostrándose más seria- Pero antes, debemos saber si vinieron por eso.
Rias asintió igual de severa que su amiga pero repentinamente la puerta fue tocada tres veces y supusieron que debían ser los de la iglesia.
-Adelante -habló Rias dándoles permiso para entrar y enseguida la puerta se abrió revelando la presencia de tres adolescentes en aquel lugar.
Una era rubia que iba con un prístino vestido blanco y un velo sobre su cabeza, otra tenía el pelo azul con un mechón verde en medio e iba vestida con una gabardina sobre un spándex al igual que la otra, que tenía el cabello castaño.
Sona se sorprendió al ver que la iglesia envió a tres jóvenes, pero el grupo Gremory reconoció a la doncella rubia que había venido con ellos.
-¡Asia-san! -exclamó Issei sumamente alegre corriendo sobre ella y abrazándola con fuerza- ¡Te eché mucho de menos todo este tiempo!
-Issei-san... y-yo también te eché mucho de menos -susurró Asia correspondiendo el abrazo y liberando lágrimas de alegría y de felicidad.
Su primer día en el cielo no fue fácil, supo que Dios había fallecido en la última guerra y sintió un vacío existencial inundando su corazón.
Gabriel le explicó que pese a ello Dios había dejado un sistema en el séptimo cielo para que todo siguiera funcionando tras su muerte.
Asia tardó tiempo en acostumbrarse a aquello pero aun así siguió rezando como de costumbre, y eso que ahora mismo era un ángel del cielo.
Sí, un ángel. El propósito de Gabriel al llevarla al cielo fue convertirla en un ángel mediante el uso de Brave Saint conocidas como cartas sagradas.
Asia aceptó felizmente y se convirtió en el As de Gabriel. En su estancia en el cielo conoció a ángeles famosos como Michael o Metathron.
Pero nada en el mundo reemplazaría aquellos recuerdos en Kuoh, por eso se sentía muy feliz al ver de nuevo a su amigo Issei, a quien extrañó.
-Es bueno verte, Asia -comentó Rias con una sonrisa, viendo a quien quiso reencarnar como alfil pero no se pudo por Goku, su ahora amigo.
Lo cual resultaba hasta irónico.
-Pueden tomar asiento, enviadas de la iglesia -profirió Rias antes de voltearse hacia su reina- Akeno, ¿te importaría servirles una taza de té?
Akeno asintió y levantándose caminó hacia el otro costado del cuarto, yendo a por lo que Rias le había encargado, además de unos pasteles.
-¿Y bien? ¿Cuál es el motivo de su súbita visita? -preguntó Sona sin rodeos mientras cruzaba sus brazos, atisbando con neutralidad a las tres.
Asia se movió incómoda ante aquella mirada y quien tomó la palabra fue la chica de cabello castaño, que tenía como nombre Irina Shidō.
-Nuestros superiores nos notificaron sobre el robo de las espadas Excalibur y recibimos una referencia según la cual había una Excalibur en esta ciudad -habló Irina viendo a las diablesas.
Rias y Sona se miraron, pues era lo que ambas habían pensado. Aunque no se esperaron que el resto de Excalibur hubieran sido saqueadas.
Kiba abrió sus ojos al oír aquello.
-Oh, bueno. ¿Se sabe algo de quién ha sido el responsable de tal robo? -preguntó la pelirroja con curiosidad aunque ya suponía quién fue.
-Todavía no, pero el principal sospechoso es el ángel caído Kokabiel -reveló Irina aunque su información no sorprendió ni a Rias ni a Sona.
Sabían de antemano que Kokabiel tuvo algo que ver, pues la Excalibur que blandía Goku la obtuvo luego de derrotar a un subordinado de Kokabiel.
-No tenemos pistas acerca del paradero de Kokabiel, pero nos dijeron que aquí había una Excalibur en manos de un tal Son Goku -habló Irina confirmando los pensamientos de Sona.
La iglesia había escuchado hace días que un demonio de clase alta fue vencido usando una Excalibur contra él. Aquello les sorprendió.
Rápidamente la iglesia se puso a investigar quién le venció y averiguaron que era Goku, por lo que enviaron a Xenovia y a Irina a Kuoh.
Gabriel envió a Asia para que le mantuviera al tanto de todo lo que ocurriera ahí, y de paso para que pudiera relajarse y divertirse un poco.
-¿Dónde está? ¿Es acaso un aliado de Kokabiel? -preguntó Xenovia con brusquedad e Irina sonrió nerviosamente ante la personalidad de su amiga.
-Te equivocas, y con respecto a tu primera pregunta... él no se encuentra en esta ciudad actualmente -contestó Rias tranquilamente.
Xenovia bufó ante aquello cruzándose de brazos y mostrando una sonrisa superior que desagradó a Issei. No soportaba a las personas arrogantes.
-Hmpf, sabía que era un cobarde... no se atreve a dar la cara ante mí porque es más débil que yo -profirió Xenovia con una sonrisa pretenciosa.
Tsubaki estalló al oír aquello.
PAM.
-¡No te permitiré que hables así de mi novio en mi presencia! -gritó Tsubaki tras golpear la mesa con enfado, ella jamás podría tolerar algo así.
Si Goku se había desvivido para hacer que todo su clan la respetara, ella haría lo mismo para que su amado fuera respetado aun si no estaba.
Sona se sorprendió bastante por la reacción de su reina, nunca la había visto perder la calma de esa manera, pero sin duda hizo lo correcto.
-Ara ara -habló Akeno sonriendo.
Xenovia frunció el ceño y justo cuando iba a espetar algo las puertas de la sala se abrieron.
"¿Interrumpo algo?"
-¿Suzaku? -preguntó Rias perpleja al ver a la heredera del clan Himejima presente en la sala.
"Es ella"- pensó Tsubaki asombrada al ver a la prometida de su amado, tenía que hablar un par de cosas con ella y cuanto antes fuera mejor.
-Es bueno verte Rias, vine aquí porque los cinco clanes han descubierto que Kokabiel se esconde en esta ciudad -manifestó Suzaku sonriendo.
-¡¿Qué?! Entonces debemos ir a por él -habló Xenovia apretando sus puños- ¡Tenemos que recuperar las seis Excalibur cuanto antes!
-¿Dices que ustedes, enviadas de la iglesia, cooperarán con nosotras para poder detener a Kokabiel? -preguntó Sona con curiosidad.
-No nos queda de otra que confiar en ustedes, diablesas, si queremos recuperar las Excalibur -respondió Xenovia mirándola con seriedad.
-De acuerdo, ahora buscaremos el paradero de Kokabiel y dentro de seis horas nos volveremos a reunir aquí -declaró Rias igual de severa.
Tenía que proteger su territorio.
Todos ellos asintieron marchándose a sus respectivos quehaceres, Issei se fue junto a Asia y a Irina, que era una vieja conocida suya.
Suzaku iba a irse cuando de pronto una mano sedosa se asentó en su hombro izquierdo y sin necesidad de girarse supo de quién se trataba.
-Tengo que hablar contigo un momento -habló Tsubaki y Suzaku asintió sabiendo que de una u otra manera este momento acabaría llegando.