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16.04% Pisotear los Cielos / Chapter 12: Capítulo 12

Capítulo 12: Capítulo 12

Antes de empezar con el capítulo, me gustaría que comentéis qué os parecería si paso a escribir en tercer persona. Sé que la historia será bastante menos inmersiva, sin embargo a partir de aquí la historia se abrirá bastante al mundo y si alguna vez tengo que escribir desde algún punto de vista que no sea el del protagonista, sería raro que lo hiciera, pues la primera persona transmite todo desde el punto de vista de Liam. Este será un capítulo de prueba para ver qué tal.

Bueno, ya me diréis, ahora os dejo con el capítulo.

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Liam se recolocó las gafas de sol con un dedo mientras bajaba del avión. Hacía un día caluroso, sobre todo teniendo en cuenta donde se encontraba en ese momento.

-Por fin he llegado -comento a la nada con una gran sonrisa -. Esto de volar es realmente cansado.

Teniendo en cuenta que el viaje había durado cerca de cinco horas, el chico esperaba que Egipto realmente valiera la pena. Bueno, al final no había más problemas que ese, pues el dinero tampoco lo afectaba, al menos el muggle.

Con unos pocos conocimientos de transmutación, era posible transformar rocas en monedas, claro que en el caso de los magos probablemente lo reconocerían, sin embargo, en el caso de la gente no mágica, no tenían ninguna posibilidad. Sumándole que, gracias a que sus reservas de magia excedían con creces lo común, la transformación duraría por lo menos una semana, no serían capaces de atraparlo.

¿Se sentía mal estafando de esa forma? La respuesta era no, si bien podría considerarse un delito, tampoco abusaría de ello y, siendo justos, podría simplemente hacerse invisible y colarse, si gastaban el dinero rápido era posible que al menos les sirviera de algo.

Después de justificarse a sí mismo de forma total y absolutamente convincente, empezó a recorrer el aeropuerto hasta llegar a la salida. Este mundo era un poco diferente en cuanto a la fecha que su mundo anterior, así que los aeropuertos no eran tan grandes como recordaba. Ya en la salida, en vez de tomar el autobús que lo llevaría hasta El Cairo, usó su hechizo de invisibilidad y echó a correr.

Durante la última parte del curso, Liam no se había cultivado mucho, sin embargo logró llegar al Tercer Pilar hacía ya unos días y ahora podía correr a velocidades de 100km/h, bastante más deprisa que cualquier autobús, excepto quizás el Autobús Noctámbulo. Bueno, sin el quizás.

Su fuerza actual, si no juzgaba incorrectamente, debería estar en el Gran Círculo del Quinto Pilar, eso quería decir que estaba en el pináculo absoluto del Reino de la Recolección de Magia y, si se encontrara a alguien en este Reino, podría derrotarlo de forma segura. Su En también había aumentado, llegando hasta los 150m.

Al cabo de un par de horas corriendo, Liam logró llegar a la ciudad de El Cairo. No era una ciudad muy grande, pero las pirámides de fondo le daban una cierta sensación de misticismo al lugar. Sin embargo, él no había venido aquí para contemplar la ciudad. En realidad, él tenía otros planes para el verano, sin embargo el viejo de Dumbledore le había ordenado que fuera a Egipto porque tenía preparadas algunas cosas.

Sacando un abanico de quién sabe dónde, empezó a abanicarse. Definitivamente no se exageraba cuando la gente hablaba sobre las temperaturas en estas regiones. Por suerte Liam había nacido en España en su anterior vida y, por lo tanto, el calor no lo afectó tanto, no podía imaginar cómo debían pasarlo la pobre gente que viniera de un país norteño.

No tuvo que andar mucho antes de que su En percibiera al profesor. Se acercó y lo vio vistiendo algunas ropas tradicionales egipcias muy coloridas, me reí de su extravagante apariencia.

-Buenos días, profesor! -lo saludé con el abanico -. Es bueno verlo.

El hombre, que parecía distraído giró su cabeza hacia mí y sonrió.

-Buenos días, Liam -me devolvió el salido -. Parece que el viaje no te ha sentado mal, es un alivio. Al venir tengo que confesar que mis tripas se revolvieron un poco, esos aviones que inventaron los muggles son fabulosos pero no están hechos para un anciano como yo.

-Lo entiendo perfectamente -respondí mientras cerraba los ojos, asintiendo sabiamente -. Yo tampoco estoy demasiado acostumbrado.

El director de Hogwarts soltó una ligera carcajada y me indicó que lo siguiera.

-Entonces, ¿a dónde vamos, profesor? -le pregunté curioso.

-He pensado en una forma de entrenarte y que puedas mejorar en otro ámbito que no sea tu potencia de fuego -respondió casualmente -. Nos dirigimos a las pirámides de Giza. Cuando lleguemos te explicaré un poco más en profundidad.

Liam pensó que no le iría mal un poco de entrenamiento, sin embargo se preguntó curioso acerca de qué tipo de prácticas le haría pasar su maestro. Hasta ese momento, Dumbledore solo le había enseñado formas de controlar mejor la magia y a cómo cultivarse, sin embargo tampoco habían tenido demasiado tiempo para ello debido a sus respectivos horarios. En ese momento recordó que Dumbledore se había convertido en su maestro de forma oficial y, por lo tanto, en teoría pretendía enseñarle tanto como supiera.

Los pasos de los dos, aunque aparentemente cortos, los desplazaron a velocidades no muy diferentes a un hombre adulto que estuviera corriendo, no obstante ninguno de ellos se dio cuenta de este hecho, dejando a las pocas personas con las que se cruzaron boquiabiertas.

Hablaron sobre lo que había hecho cada uno de los dos durante los primeros días de las vacaciones. Liam nada especial aparte de un poco de control de magia y de trabajar en el Caldero Chorreante, y Dumbledore al parecer había estado visitando tiendas de dulces muggles y se pasó el rato describiéndole a su alumno cuán delicioso era el pastel de manzana, algo con lo que Liam podía estar de acuerdo fácilmente.

Finalmente llegaron a las pirámides, que parecían realmente imponentes.

-Bien, ahora que hemos llegado, puedo explicarte sobre qué consistirá tu entrenamiento -empezó el director -. Para ir directo al grano y sin complicaciones, quiero que entres a una de las pirámides y llegues hasta la cámara final.

Si hubiera sido un anime, a Liam le habría aparecido un signo de interrogación encima de la cabeza. En cambio, solo hizo cara de estar confundido.

-¿Solo eso? -preguntó -. Pero incluso si hay trampas, con mi magia será bastante sencillo...

Antes de terminar la oración, el chico se dio cuenta de a lo que se refería su maestro, lo que le llevó a mirarlo con ojos de pez muerto.

-Debo hacerlo sin magia, ¿cierto? -preguntó casi retóricamente.

Dumbledore puso una sonrisa de santo en su cara mientras miraba hacia otro lado.

-Bueno... Más o menos -dijo -. En realidad te permitiré usar magia para una sola cosa. Quiero que uses tu Nen para intentar detectar el mayor número de trampas que seas capaz, además también te ayudará a guiarte.

El joven asintió, pensándolo bien esta sería una buena experiencia y seguramente empujaría su control hasta el máximo.

-Debo advertirte que el trabajo de eliminar maldiciones es uno en el que solo participan expertos en la materia. Será peligroso aún con tu base de cultivo, trata de no confiarte demasiado -advirtió Dumbledore, de repente poniéndose serio -. Además he colocado algunas dificultades al final.

Dejando su actitud relajada de lado por una vez, Liam asintió y prometió no usar nada de magia aparte de su En. Decidiendo que bien podría entrar de una vez, no lo alargó más.

Al acercarse a la pared, sintió como Dumbledore insertaba un poco de magia en ella y, de repente, una escalera descendente apareció.

-Entonces, nos vemos, profesor -Liam se despidió.

Dumbledore asintió de forma bastante más seria de lo habitual, dándole al chico un indicio de que debería tomarse esto en serio.

Soltó un suspiro y se adentró, la puerta detrás de él se cerró con un estruendo. Todo estaba oscuro, sin embargo Liam activó su En y pudo divisar el camino. Extrañamente no podía sentir más allá de unos pocos metros y solo hacia adelante y hacia detrás, parecía que realmente sería una prueba complicada.

No pasó mucho tiempo hasta que su magia captó algo dirigiéndose a gran velocidad hacia él. Movió la cabeza justo a tiempo para esquivar la flecha, sin embargo no tuvo tiempo de celebrarlo debido a que tres más se dispararon en su dirección. Debido a que era capaz de sentirlas desde que entraban en su rango de En y también gracias a los reflejos sobrehumanos que le proporcionaba el cultivo, fue capaz de esquivarlas todas, primero agachándose y luego saltando a la derecha.

Por suerte el pasadizo era lo suficientemente amplio. Sin embargo, si solo seguía esquivando flechas no sería capaz de avanzar. Así que empezó a moverse hacia adelante, esquivando de vez en cuando alguna flecha o incluso alguna daga.

Su magia de curación era bastante básica, por lo que una herida sería exponencialmente peligrosa.

Después de media hora avanzando y esquivando, por fin llegó a una sala. Las armas dejaron de dispararse, como si hubiera entrado en una zona segura. Unas antorchas iluminaban el sitio, permitiéndole ver con sus ojos, a Liam, unas escaleras que bajaban.

El chico adivinó que esta pirámide era como una mazmorra de los videojuegos, tendrías que ir superando niveles y bajando. Lo más probable es que cada piso fuera más complicado que el anterior. De momento el primer nivel había sido sencillo, sin embargo no debía confiarse puesto que Dumbledore conocía su nivel y aún así le había advertido sobre la peligrosidad de ese lugar.

Liam solo se detuvo un par de minutos para descansar antes de continuar. El segundo piso ya no estaba oscuro, extrañamente el pasadizo estaba iluminado aunque claramente no había ninguna antorcha o fuente de luz similar.

-Magia... -pensó el joven.

Se concentró en su En lo máximo que pudo mientras andaba. De repente, captó un leve temblor en las paredes. Fue tan pequeño que si no hubiera sido por su control mágico ni siquiera lo hubiera percibido. Su rostro palideció y empezó a correr, un solo momento después, una de las paredes se movió a velocidades inhumanas y chocó con el otro lado del pasadizo. Si no se hubiera movido, Liam hubiera sido aplastado.

Él sabía esto, así que haciendo gala de su propia velocidad, continuó corriendo tan rápido como pudo. Las paredes se cerraban a sus espaldas, acercándose cada vez más. Y justo cuando parecía que lo iban a atrapar, dio un salto y aterrizó en una sala igual a la que había estado anteriormente.

-Eso estuvo cerca -pensó con un leve sudor frío que recorría su espalda -. No estoy seguro de si esa pared sería capaz de aplastarme, pero no quiero comprobarlo...

Se sentó para tomar otro breve descanso, sin embargo su resistencia como cultivador era muy superior a cualquier persona normal, así que no necesitaba nada más que coger un poco de aire.

-Me pregunto que habrá en el siguiente piso -pensó con una sonrisa -. Este puedo ser el desafío que tanto he estado esperando...

Fin del capítulo


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