Al pasar por diferentes pueblos con toda la guardia real, fueron bien recibidos por los señores que regian parte de los dominios del Rey, los cuales fueron poniendose a disposicion de su alteza.
Cuando estaban a punto de llegar a Lyon, a la mitad del camino fueron interceptados por un jinete de la patrulla que habia mandado el Rey.
- Señor, fue cierto lo que dijo la princesa Esmée.- Dijo el patrullero herido por la pierna-.
- Muy bien y ¿tu patrulla?- Pregunto el consejero-.
- Todos muertos señor, nos emboscaron, ya habian desembarcado cuando llegamos, creo que han tenido ayuda desde adentro señor – Pregunto el patrullero tratando se bajarse del caballo-.
- Que esta pasando por que tanto alboroto- Exclamo el rey, acercandose al patrullero-.
- Nada su alteza, yo me encargo -Dijo murmurando el consejero
- Como que nada, he escuchado todo. Redoblen el paso a la ciudad de Lyon, debemos de llegar lo antes posible, denle comida al jinete y su caballo, curenlo de la herida, al llegar a Lyon envien a otro jinete para traer a todos nuestros soldados de las aldeas y a mis subditos civiles – Dijo el rey preocupado-.
- Si, mi señor.
Al llegar a las puertas del castillo de Lyon, saludo efusivamente al señor capeto, un primo muy querido por el rey.
- Preparen una mesa de banquete para su alteza real – Exclamo Capeto-.
- Primero tenemos que hablar de politica, prepara la sala y trae a tus caballeros – Contesto el Rey-.
- Pero mi señor ¿no tiene hambre? – Cuestiono Capeto-.
- Claro que tengo hambre, pero esto es mas importante, Esmée ven te presento a tu tio, el señor Capeto, subdito leal a la corona y regente de todo el valle de Lyon tiene a los mejores arqueros de todo el imperio.
- Mucho gusto tio, si de hecho uno de sus consejeros me daba clases de matematicas y escritura lo recuerdo bien – Contesto Esmée emocionada por conocer a otro miembro de su familia-.
- A si es, princesa , ve a jugar con tu primo Juan tiene la misma edad que tu – Refirio Capeto-.
- No capeto, ella tiene que estar en la sala para nuestra reunion
- Pero mi señor es tan solo una jovencita. – Exclamo el Regente-.
- Es tu futura reina – Contesto energico y orgulloso de la princesa-.
- Esta bien mi señor – dijo resignado Capeto, con menosprecio-.
Dirigiendose a la sala de reuniones del castillo de Lyon, las niñeras de los principes, Amelia, Mattias y Adam se los llevaron a recorrer los alrededores del castillo, aunque a Adam no estaba muy agusto, porque el queria entrar por derecho real, pero no le fue permitida la entrada.
- He convocado a esta reunion por pedimento de Su majestad real – Dijo Capeto dirigiendose a los generales de Lyon y al consejero del castillo del regente-.
- Muchos se preguntaran porque estoy aquí con toda mi guardia real, y la respuesta es sencilla, señores hemos entrado en guerra, con los españoles, mi patrulla fue a comprobar la veracidad de la historia de mi hija, y lamentablemente fue muy acertada, hace un dia desembarcaron, y mataron a toda mi patrulla, solo sobrevivio el, quiero que me digas cuantas tropas desembarcaron y en cuantos barcos – Explico Luca I-.
- Nos emboscaron, en la cima de la playa pero alcance a contar 35 barcos, y a lo lejos se divisaban otros tantos, en la playa rondaban alrededor de unos 5000 efectivos entre jinetes, tiradores, e inclusive alcance a ver unas maquinas de demolicion – Dijo el patrullero con miedo-.
-Como es eso posible, nosotros tenemos esa tecnologia solamente – Cuestiono Capeto-.
-Creemos que tienen ayuda de alguien adentro del imperio – Respondio Luca I-.
El consejero al oir esas palabras empezo a agarrarse las manos, y tomando agua tratando de disimular algun secreto oscuro, pero solo se veia cada vez mas nervioso hasta que abandono la sala de reuniones.
Sin embargo el Rey y capeto siguieron actuando con normalidad, solo era una corazonada que los dos empezaban a tener sobre el leal consejero.
-Caballero, reune a tus hombres y que marchen directo a paris, dile a mi esposa que prepare las cosas para irnos de aquí, dejare una guardia de dosmil caballeros aquí para frenarles el paso – Ordeno Capeto al caballero de mas alto rango que estaba en la sala-
- Si mi señor.
- Muy bien capeto, entonces ahora si a disfrutar del banquete que nos tienes preparado, Traigan a los principes – Ordeno el Rey-.
Despues de disfrutar la comida, los hambrientos principes y el Rey tomaron un merecido descanso en la sala del castillo, a la luz de la fogata, sin embargo algo le preocupaba al Rey.
- Capeto, ya tienes todo listo para nuestra salida – Cuestiono el Rey-.
- Si mi alteza.
- Entonces marchemos, algo me hace desconfiar de mi consejero real, lo dejare aquí capeto. – Refirio el Rey
- Si mi señor, a mi tambien me da mala espina, me di cuenta que algo oculta cuando salio de la sala del trono-. Dijo Capeto-.
- Dile a mis principes que se preparen salimos de inmediato e informa a mi general, no comentes nada a nadie y dile que no mencione palabra alguna a mi consejero- Dijo murmurando a una de las niñeras de los principes-
- Si mi alteza en seguida voy.
Paso una hora y media para que las dos familias y los principes pusieran marcha otra vez hacia Paris, pero en esta ocasión sin el leal consejero.
A la mañana siguiente el consejero real se desperto asustado y busco por todos lados a los principes y al rey sin embargo se encontro con una amarga sorpresa, se habian marchado sin el.
- Como es posible, se habran dado cuenta que yo fui el que los traicione o porque me habran olvidado- se repetia en voz alta, mientras empacaba sus cosas para salir huyendo del castillo-
El no se percato que las paredes de Lyon estan huecas y tienen un pasadiso secreto atrás de cada pared para poder espiar a sus invitados, no son como los castillos de descanso que son todos solidos, el consejero estaba siendo escuchado por uno de los espias reales, al escuchar eso se apresuro para mandar una paloma entrenada a su majestad:
- Le escribo con gran apuro temiendo ser descubierto por el consejero, lo estuve espiando y el fue el que lo traiciono, se confio pensando que las paredes son solidas, y sus suposiciones sobre el traidor fueron ciertas, espero futuras ordenes, mi señor- Escribio el espia al Rey Luca I-.
El consejero mientras empacaba sus planos, sobre estrategia, libros y demas cosas personales, pensaba en cual iba a ser su siguiente paso.
Al irse con rumbo a Niza, mando una carta al rey español, en donde redactaba que habia sido descubierto, algo que habia hecho lo habia traicionado sin embargo no sabia lo que le esperaba en las horas venideras, el consejero aun no se percataba de que iban siguiendole los pasos muy de cerca, entre ramas y ojarazca rota que dejaba a su paso, el espia con su entrenamiento altamente efectivo era capaz de rastrearlo mucho antes de que llegara a la costa.
Pasaron varias horas despues del envio de la carta al Rey luca cuando recibio la respuesta que el ya sospechaba.
MATALO Y TRAIME SU CABEZA- asi fue redactado en un pedazo de papel que una lechuza entrego al Espia-
El espia saco un palo hueco por dentro y unas agujas hechas de palos secos aproximadamente de unos 5 cm de largo, tambien traia veneno consigo de serpiente africana, una vibora altamente venenosa que te paralizaba por completo.