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71.59% Fantasía sexual / Chapter 63: conociendo un poco

Capítulo 63: conociendo un poco

Maxwell no le dió muchas vueltas al asunto, tomando una chaqueta marrón que encontró en la caballería se la colocó encima, se quitó la capa de caballero y camino hacia el pueblo.

Dejo a Mary, la caballería, el cochero de los Griffin e incluso su caballo atrás. Su propósito era infiltrarse en el pueblo sin que estos supieran que él era el nuevo caballero a cargó de la zona 23.

Los caminos eran de piedra con anchas calles donde las personas levantaban pequeñas tiendas ambulantes para vender desde frutas hasta comida preparada. También existían los locales que se dedicaban exclusivamente a estos trabajos, como una sastrería, frutería, carniceria, cerámica etc. Pero cada uno de estos locales tenía la marca del sol rojo que los identificaba como parte de los comerciantes del sol rojo.

Mary le recomendó varios locales en los cuales podía almorzar pero maxwell se percató que cada uno de estos aunque limpios, elegantes y ordenados, pertenecían al sol rojo.

El propósito de maxwell era infiltrarse entre la gente del común, algo que no podía hacer entrando a un local el cual pocos podían pagar.

Preguntando a unas pocas mujeres en el camino, maxwell se enteró de un bar a unas pocas cuadras de allí.

Con las manos en los bolsillos y con una actitud relajada maxwell camino hacia el bar mientras observaba los alrededores con curiosidad.

La gran mayoría de las personas en los puestos y la calle eran mujeres. Desde las tenderas hasta las clientas, era raro mirar a un hombre aunque los había.

Para decepcion de maxwell muchas de las mujeres con las que se encontró eran doñas. Señoras entre los 40 y 50 años, la edad ya se hacía ver en sus cuerpos. Muchas tenían sobrepeso e incluso las que no lo tenían eran un poco feas.

Esto es algo de lo que maxwell se había percatado al viajar con la caravana del rayo y aún no podía encontrar una explicación: todas las mujeres nobles que conocía eran muy bellas y hermosas. Por otra parte, la población común en este mundo si seguía la lógica de su mundo, dónde había tanto hermosos como feos, con los hermosos un poco escasos por su puesto.

La presencia de maxwell llamo mucho la atención sin proponérselo. El 70% de la población mundial en este mundo eran de mujeres y solo el 30% eran hombres. Esto provocó una escasez de pretendientes para muchas mujeres que en el peor de los casos quedaban solteronas para toda la vida.

Y como ya había explicado con anterioridad, había muchos hombres feos que gracias a vivir en este mundo podían darse el lujo de escoger las mujeres más hermosas para casarse.

Los hombres también eran codiciados por los nobles que de inmediato los tomaban como guardias y soldados. Los pocos que quedaba se dedicaban a realizar los trabajos difíciles y de fuerza que eran muy difíciles de realizar para las mujeres.

Un chico lindo y guapo como maxwell deambulando por las calles no era una vista muy común para muchas de las mujeres en la calle, qué lo miraban como si quisieran devorarlo.

Jeje

Maxwell soltó una risa de autocrítica al encontrar sus anteriores pensamientos muy risibles.

¿Porque tendría que violar a las mujeres del pueblo, cuando estás se morían por dormir con él?

Pero todo eso aún lo llevaba a su dilema.

Las enfermedades.

Maxwell no estaba siendo paranoico con este tema, pues en su camino hasta aquí uno de los guardias de maxwell se acostó con una mujer muy hermosa que le contagio de una enfermedad llamada: "Pzarxa"

En un principio el guardia estaba muy feliz y presumía mucho de haberse acostado con tan hermosa mujer. Pero solo unos días después el mismo guardia se revolcaba en el suelo con un terrible dolor en la entrepierna. Gigantescas protuberancias aparecieron en su pene de donde salía constantemente una sustancia blanca muy apestosa. Los días pasaron con el guardia secretando pus y sangre desde su pene... Hasta que esté le se cayó.

¡¡¡¡Si!!!! Su pene, el orgullo de todo hombre... se le desprendió.

Cuando maxwell vió esto palideció y agarró su propio paquete con miedo.

Por más que intentaron parar la hemorragia del hombre, se les hizo imposible y murió con inmenso dolor y arrepentimiento.

Cada vez que pensaba en éso, un escalofrío recorría su espalda y sudaba frío.

Maxwell llegó muy rápidamente al bar que le recomendaron. El local era de madera y se podía ver qué era antigua, pero bien cuidado. Abriendo la puerta maxwell observó que el lugar era muy limpio e iluminado.

Era muy bueno para ser un local independiente.

El lugar estaba un poco vacío con solo unas cuantas mesas ocupadas por unas cuantas mujeres que lo observaron cuando entro al local.

Sentándose en una de las mesas vacías, maxwell espero a que lo atendieran. Después de solo unos minutos una jover chica de cabello castaño corto salió de detrás de una puerta con unos cuantos platos que colocó en las mesas ya ocupadas.

Cuando se dió la vuelta y se percató de la presencia de maxwell, sonrió dulcemente. "Disculpe la demora." Y le pregunto. "¿En qué puedo servirle?"

"Quisiera algo para almorzar, cualquier cosa estaría bien. Lo dejaré a tu decisión." Maxwell sonrió un poco de manera despreocupada.

"Ok." La chica sonrió con energía. "El día de hoy tenemos una sopa que estoy segura que le gustará."

"Bien." Maxwell asintió. "Estaré esperando."

Al cabo de unos minutos la chica regreso con un cuenco de sopa humeante. Solo vasto con oler un poco la sopa para que maxwell comenzará a devorarla con pasión.

La sopa era de un grano que no existe en su mundo, muy parecido al garbanzo Pero un poco dulce lo que contrastaba con el caldo un poco saladito.

Maxwell dejo el cuenco vacío con una sonrisa satisfecha. Al poco tiempo llego la misma chica, tomó los utensilios sucios y se los llevo.

"Serán 3 monedas de cobre, señor."

Maxwell inclinó la cabeza desconcertado.

"¿Tres monedas de cobre?" Casi como si llegara a una realización maxwell se llevó las manos a la cabeza. "¡Mierda! No tengo dinero."

Maxwell se tapo la cara y bajo la cabeza avergonzado. No podía creer que había comido sin pensar en pagar después.

No solo maxwell no tenía ni una moneda encima, ni siquiera sabía que significaban tres monedas de cobre, si era mucho o poco por lo que había consumido.

Aunque maxwell estaba muy avergonzado y no podía creer su estupidez, no todo era culpa suya. Había estado viviendo una vida muy privilegiada por 12 años seguidos, nunca había tenido que preocuparse por pagar por lo que consumía, no lo hizo en el castillo de los magnar, no lo hizo en la mansión blackwater y tampoco lo hizo en la mansión de los Griffin.

En esta vida no deseaba una vida de riquezas, solo una vida sexualmente activa. Por eso había estado ignorando el dinero y la economía hasta el día de hoy que repentinamente fue devuelto a la realidad.

"Errrr disculpe señorita ¿podría reunirme con la dueña del bar?"

Main había estado observando con detenimiento las reacciones del guapo chico, así que tenía más o menos una idea del problema.

Sin decir una palabra le hizo una seña para que la siguiera detrás de la puerta donde había salido con la comida.

Caminando detrás de la chica maxwell comenzó a pensar en como resolver todo el asunto y una brillante idea llegó a su cabeza.

"Pasó uno de la infiltración. ¡Comienza!" Maxwell se repitió a si mismo sin una pizca de vergüenza. Como si todo estuviera fríamente calculado y no estuviera en esta situación por su propia estupidez.

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Faltan 21


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