-¿Por qué está aquí? ¿Qué es lo que quiere?
-Vamos a otro lugar.
Siguió manejando y me mantuve vigilando sus movimientos, tenía temor de que pudiera hacerme algo. Me trajo a un parque y se estacionó.
-Bajémonos. Es un lugar público, y así puedes estar tranquila.
-Eso no es garantía de nada.
-¿Crees que alguien como yo podría lastimar a alguien? - sonrió.
-¿Quieres que te recuerde lo que hiciste?
-¿Qué hice?- fingió no saber nada.
-Me secuestraste a mi y a otra mujer, más ordenaste que le hicieran cosas horribles.
-Yo no hice nada malo.
-Ah, ¿No? ¿Y quién lo hizo?
-Ellos, yo no le hice nada a nadie.
-Pero planificaste eso y lo ordenaste, eso te hace culpable como quiera.
-Hay una gran diferencia, créeme. Además no es como que no estés acostumbrada a esto. Estás con Alma negra, que es igual o peor que yo.
-¿Qué quieres conmigo?
-¿Quieres saber, panterita? - se giró hacia mí.
-¿Es por vengarte de John?
-Es cierto que tengo rivalidades con él, y por lo que veo no es sólo por negocios ahora.
-¿Eso qué significa?
-¿Tu eres su mujer?
-¿Mujer de John? ¿Estás loco?- reí.
-Nada me había alegrado tanto, significa que no tendría ningún impedimento de acercarme a ti- sus comentarios directos me ponían nerviosa.
-¿Con qué propósito?
-Sé que comenzamos con el pie izquierdo, que conociste una parte no muy buena de mi, y nos conocimos en circunstancias especiales, pero no soy tan malo como crees. No tengo malas intenciones contigo, solo deseo conocer a la panterita que hizo latir mis dos corazones a la vez, eso es algo que no sucede a menudo- soltó una carcajada divertida.
-¡Eres un depravado!
-Siento mucho que mi honestidad te haya incomodado. No fue mi intención, pero no me gusta ir con rodeos. Dicen que lo prohibido es más tentador y acabo de confirmarlo. Pensé que eras mujer de Alma, pero si no tienes nada que ver con él, entonces me gustaría una oportunidad de conocerte. Independientemente de mis rivalidades y diferencias con él, mi interés contigo es aparte. No te veo muy cómoda con él, ¿acaso no se llevan bien?
-No sé de qué hablas.
-Ya sé que no eres su hermana, y no tienes ningún vínculo de sangre con él. Por otro lado, vi esa grabación de cuándo fue a rescatarte y lo golpeaste. Es la primera vez que veo a una mujer tan altanera, y que sea capaz de golpear a alguien como John. Él se quedó como un imbécil y con razón, hasta yo me dejaría pegar y maltratar de una panterita como tú.
-¿Te han dicho lo idiota que eres?
-Es que es tan linda la expresión que haces cuando te molestas, que me hace querer molestarte más.
-Llévame a la universidad, por favor. Sería un problema que John te vea conmigo.
-Él ni siquiera sabe cómo me veo. ¿Le contarás?
-Claro que no, si se entera que estoy con su enemigo, es capaz de matarme.
-¿Y quién te dijo que permitiría eso?
-Parece que no lo conoces. Él no dudará en hacerlo, eres su enemigo.
-¿Por qué estás con John? Te aseguro que no es para nada malo, solo tengo curiosidad- me quedé en silencio y me miró.
-Yo no soy el malo aquí, aunque lo parezca. No voy a lastimarte, ni hacer nada que vaya a causarte problemas. No te pido que confíes en mí, porque sé que es algo ilógico y ridículo que pueda pedirte, pero al menos déjame estar cerca de ti. Tienes mi palabra en que no diré nada y tampoco haré nada en tu contra, este será un secreto entre los dos. No creas que revelaría mi verdadera identidad a cualquiera, o que vendría a estudiar sin razón después de viejo- sonrío-. Déjame compensarte por esa situación incómoda y difícil que te hice pasar, déjame ser tu amigo, ¿Sí?
-No entiendo porque ese repentino interés. ¿Por qué tienes que comportarte como alguien amable? ¿Buscas confundirme?
-Te estoy mostrando mi verdadera forma de ser. ¿No te gusta, o es que no estas acostumbrada a eso?
-Llévame a la universidad, por favor.
-Está bien- no dijo nada más y me trajo a la universidad, antes de bajarme añadió algo más-. Esperaré tu respuesta y realmente deseo que sea favorable, y más porque nos veremos más seguido ahora, panterita. Cuídate- sonrió.
-Gracias por traerme y no haberme descuartizado.
-Sería incapaz, al menos no a ti - su calmada risa me espantó.
Caminé dentro de la universidad lo más rápido que pude. Esto está mal, si John se entera de esto va a matarme. ¿Qué se supone que haga ahora? ¿En qué lío me he metido?
En la tarde:
John me vino a recoger, y como todos los días, había un silencio incómodo entre los dos.
-Tenemos que salir esta noche, así que según llegues, prepárate.
-Tengo que estudiar.
-Lo haces más tarde, ya no quiero quejas.
Siempre la misma actitud de siempre. No puedo comprenderlo. ¿Cómo puede gustarme alguien como él? Podrá ser lindo, pero es un hombre tan cruel y grosero. Habiendo tantos hombres en el mundo, precisamente con el peor de todos me ilusiono. ¡Que patética soy!
Al llegar a la casa, subí a mi habitación y había un traje azul cielo encima de mi cama. ¿Y esto qué significa? No quise quejarme, porque sé lo que John va a decir. Me bañé y tomé mi tiempo, estuve pensando en lo que ocurrió hoy. ¿Por qué alguien como Kwan quiere ser mi amigo? Yo no tengo nada especial o del otro mundo.
Salí del baño y me puse el traje, me quedaba muy lindo. Me pregunto si lo escogió él, o mandó a Alfred. ¿Eso qué importa? Supongo que es para algún negocio de los suyos, quizás para llevarme a ese lugar asqueroso y repugnante para acostarse con sus perras. Es el colmo que tenga que acompañarlo a esos lugares. Al bajar, estaba esperándome, ya se había bañado y arreglado. Se veía muy atractivo, luce muy guapo cuando lleva un gabán puesto, todo muy lindo hasta que abre la boca.
-No te ves mal- carraspeó, caminando hacia la puerta de entrada.
Lo seguí hasta llegar al auto, me subí y él hizo lo mismo. Su actitud fue extraña por todo el camino. Me llevó a un restaurante, en el cual nunca habíamos venido; era un lugar muy extravagante. Nos sentamos en una mesa y me quedé contemplando el lugar, supongo que ya mismo viene algún socio o algo parecido.
-¿Tienes una cita importante aquí? - le pregunté, a lo que me miró fijamente.
-¿Eso te parece?
-Sí.
-¿Crees que solo vengo para eso?
-¿Y para qué más me vas a traer contigo?
-Quería descansar de la comida de la casa y quise salir, sería aburrido venir solo, así que te traje. ¿No te gusta? - esto parece más una cita que cualquier otra cosa, aunque nunca he tenido una.
-Me da lo mismo.
El mesero se acercó a la mesa y John pidió unos tragos. Al llegar el mesero de vuelta a la mesa, me puso un trago en frente, a lo que me negué.
-Soy menor de edad y no se supone que tome.
-Pues yo te lo estoy ordenando, Daisy. ¿Piensas dejarme tomando solo? Tiene poco alcohol y es imposible que te embriagues solo por tomar uno.
-¿Por qué te ves tan nervioso? ¿Estás planeando matarme esta noche?
-¿Debería?- arqueó una ceja-. Estás viendo cosas donde no las hay, mocosa.
-Me inquieta tu extraña actitud.
-Considero que es la misma de siempre. ¿Cómo te fue en la universidad? - su pregunta me puso nerviosa, más la mirada que me dedicó me erizó la piel. ¿Será que sabe lo de Kwan? Él nunca me había preguntado sobre cómo me fue en la universidad. ¿Debería preocuparme?