Akira
—Lisa, ya trajeron la ropa— me acerqué a la cama y me di cuenta que lisa estaba dormida. Me acosté en la otra esquina y me quedé contemplándola.
—Eres muy hermosa— acaricié su mejilla y me agarró la camisa —. Aún tienes esa costumbre, linda, no has cambiado nada. Sigues siendo esa dulce y tierna mujer que conocí. Te amo tanto, lisa—sin darme cuenta, terminé rendido.
Kaori
—Papá quedó en bajar y no lo ha hecho, ¿Qué estará haciendo?
—Quizás no fue suficiente en el avión, Kaori.
—No seas tonto, Lin, no creo que sea eso. Deberíamos subir.
—¿Para qué?
—Quiero estar segura que las cosas estén bien. Mamá no se sentía bien cuando llegó.
—Si no responden, los dejaremos quietos, no quiero interrumpir nada.
—De acuerdo.
Ambos subimos y tocamos suavemente la puerta.
—¿Ya ves? Están ocupados.
Abrí la puerta lentamente.
—¡Hey, Kaori!
Ambos estaban profundamente dormidos.
—Este es el momento, Lin— le dije en un tono bajo.
—¿Momento de qué?
Entré en puntillas al cuarto y Lin me siguió, puso la ropa encima de la silla y caminé sigilosamente hacia mamá.
—La vas a despertar, Kaori.
—Cállate— alcé un poco la pierna de mamá, y la puse encima de la de papá. Ella se movió sola y se aferró a su pecho.
—Si tuviera el teléfono, les sacaba una foto. Que lastima.
—Vámonos de aquí antes de que despierten.
Desanimada salimos del cuarto.
—Se ven tan lindo juntos, ¿Nos veremos así cuando seamos viejos?
—¿Así cómo?
—De esa forma en la que ambos se miran, se cuidan y esas cosas. ¿Lo has notado?
—Sí, lo he notado.
—Han pasado muchos años y aún se miran de la misma forma. Recuerdo que cuando niña siempre admiraba eso y pensaba en que si algún día me enamoraba, quería tener una relación como la de ellos.
—Nuestra relación puede ser mejor.
—¿Me amarás siempre con la misma intensidad que ahora, Lin?
—Con mucha más intensidad, Kaori. Cada día crece más mi amor por ti, y quiero que estemos juntos siempre.
—¿Hasta viejitos?
—Bueno, yo estaré un poco más viejo que tú.
—No exageres. Seguirás siendo igual de guapo cuando viejo, de eso estoy segura.
—Gracias por lo que me toca— reí por su comentario.
—Pero te amaré mucho más que ahora —lo besé y sonrió.
—Yo los amaré a los dos cada dia más — acarició mi barriga y sonrió.
—Te amo, Lin.
—Y yo a ustedes.
Lisa
A la mañana siguiente
Desperté ante la claridad del sol que entraba por la ventana. Al abrir mis ojos, me encontré en el pecho de Akira. Estaba despierto, mirándome fijamente y me moví a un lado. Mi rostro se calentó al ver esa linda mirada encima de mí.
—Lo siento.
—¿Por qué, hermosa?
—No sé en que momento pasó eso.
—Yo tampoco, pero en realidad lucías muy cómoda.
—¿Por qué estabas tan quieto?
—No quería despertarte, corderito. ¿Te sientes mejor?
—Sí, estoy algo mejor.
—Mandaré a que preparen el desayuno— se levantó de la cama—. La ropa está abaj… — miró la silla y sonrió—, bueno, en la silla. Luego saldremos a comprar la ropa que necesiten, y así de paso compramos las cosas del bebé.
—De acuerdo.
—No tienes que sentirte incómoda por lo que sucedió, ya sé que no quieres tenerme cerca y trataré de quedarme algo distante con tal de no hacerte sentir incómoda.
—Akira…
—¿Si?
—¿Hablaste con Mr. Jefferson?
—Sí, aceptó venir con nosotros. Se supone que estén llegando en la tarde, casi noche.
—¿Y el bebé?
—También. Lo mandé a traer con la nana que se estaba encargando de él, así podrás descansar y tener tiempo de recuperarte— caminó al baño y no sé porque lo noté algo extraño. Se ha vuelto incómodo el poder hablar con él. No sé cómo explicarlo, más bien es que me pongo muy nerviosa. Me siento como cuando no lo conocía bien, y el tan solo tenerlo cerca, me causaba vergüenza. No es que me desagrade, al contrario, despertar y verlo es algo que me emociona mucho. Quisiera que todos los días fueran así.
Cuando salió del baño, aproveché y entré yo. Creo que me quedaré un rato debajo del agua.
Akira
—¿Me van a explicar qué hicieron ustedes dos anoche?— le pregunté a Kaori y Lin.
—¿De qué hablas, papá?
—Saben bien de lo que hablo. No hagan esas cosas, me emocioné demasiado pensando que había sido ella.
—Pero ¿lo disfrutaste no? Solo disfrútalo y no te quejes. Estoy segura que mamá hubiera querido brincarte encima, pero es muy orgullosa para hacerlo.
—Pero que honesta me salió mi niña.
—Las cosas como son, papá. Deberían hablar ustedes dos y arreglar todo.
—No la presiones más, deja que ella decida por su cuenta. No voy a seguir obligándola. Si ella quiere venir a mi, la esperaré con los brazos abiertos. De nada vale que la obligue a estar conmigo o las cosas seguirán igual.
—Si sigues con esa negatividad, no vas a lograr conquistarla. Y yo que creí que eras un hombre seguro de ti mismo, veo que me equivoqué, papá.
—Quizás si te equivocaste, Kaori. Al final de cuenta, solo tengo temor a ser rechazado otra vez por ella.